Fitzcarrald, la película: Herzog y su mejor enemigo, Klaus Kinski

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Cuentan que en medio de las tratativas para filmar "Fitzcarraldo" el actor Klaus Kinski lo llamó a Herzog, el director de la película, diciéndole que se fuera a la mierda y le colgó el teléfono en la cara.

Poco después, Herzog empezó las filmaciones de Fitzcarraldo sin Klaus Kinski, con alguien que había encontrado en Nueva York y llevándolo a Mick Jagger en el papel de amigo del personaje Fitzcarrald. Pero según se relata en "Yo necesito amor", editado por Tusquets en 1995, el director tuvo que ir poco tiempo después a Los Angeles -"con el rabo entre las patas", dice Kinski- a suplicarle que le hiciera la película.

En la versión del temperamental actor, después de unas cuatro semanas de rodar con el desconocido de Nueva York, Herzog se había dado cuenta de que era mejor tirar todo el material a la basura y comenzar la película de nuevo, desde el principio. Klaus Kinski acepta volver al acuerdo con Herzog, pero le hace reescribir el contrato punto por punto, hasta que por fin, siempre según lo cuenta el actor, Herzog da el brazo a torcer y sale, con un portazo, de la oficina de los abogados en Beverly Hills, dejándole el contrato firmado...en blanco.

La mujer de Kinski, Nanhoi, le pide que prometa dejar de fumar para siempre. El actor lo hace y parte para Sudamérica. Cuenta en el libro que los cinco meses que pasó en la selva de Perú fueron muy parecidos a los que había vivido diez años antes, cuando rodaron la película Aguirre. De nuevo Klaus Kinski le critica al director su "imprudencia total, ineptitud, incapacidad, arrogancia y falta de escrúpulos, defectos gravísimos que según el actor, ponen en juego la vida de todos, y amenazan con echar por la borda, definitivamente, el rodaje del film y provocar un desastre financiero.

-De nuevo el director Herzog alimenta a la compañía con una bazofia incomible cocinada con manteca de cerdo- acusa Kinski. Y por lo que cuenta en el libro, de nuevo les hace faltar lo más imprescindible a los miembros del equipo, de modo que puedan conservar las fuerzas y mantenerse a salvo de las enfermedades peligrosas de la selva. -Otra vez faltan las frutas, las verduras y sobre todo, el agua potable- insiste.

Kinski enumera y describe en minuciosos detalles todas las vejaciones y malos tragos que les hizo pasar en la selva "el cretinismo total de Herzog, su desvergüenza, su desfachatez, su brutalidad, su estupidez, su megalomanía y su falta de talento". Para acompañar mejor sus observaciones -"mentirosas y fanfarronas" según Kinski- sobre el rodaje, Herzog había contratado un cineasta llamado Les Blank, que tenía la misión de filmar un documental sobre su odiado director, pero que, por lo que relata el actor, "es tan holgazán que se pasa el día durmiendo y se lo pierde todo".

A todo eso, como si fuera poco, le agrega Kinski a su odio la glotonería y la pereza detestables de su director, que hace que Herzog y su cámara duerman hasta las nueve da la mañana, "en una selva en la que el día empieza a las tres de la madrugada, con la luz más maravillosa y mágica que revela la creación en su misteriosa fuerza y pureza".

-Ante mis ojos, la selva se levanta desde una niebla matinal de colores, de la misma manera que un cuerpo nace del vientre de la madre. Todo es nuevo, joven e inmaculado- dice Kinski. -Hasta ahora, ningún ser humano ha visto eso en la pantalla de un cine. Hoy la niebla matinal es rosada, casi violeta. Me abro camino con el machete a través de la pared vegetal, hasta un lugar desde el que puedo ver, por encima del río, la escarpada orilla de enfrente, donde el pesado barco de trescientas cincuenta toneladas cuelga de un único cable de acero, como si se encaramase a las nubes rosadas y violáceas del cielo. Son las cuatro de la madrugada. Vuelvo corriendo al campamento a través de la selva y despierto a patadas a Herzog y su camarilla. Cuando Herzog ve con sus propios ojos lo que le he gritado en el oído, mueve por fin el culo y echa a correr a lo largo del río. Las cinco de la madrugada. En veinte minutos se deshará la niebla, y en la naturaleza nada se repite, nada es igual que la última vez. Conseguimos por los pelos filmar la toma que yo quería- termina de contar el iracundo actor como, siempre según él mismo y su óptica geniosa, vivió los radajes de la película "Fitzcarraldo".

Veja mais sobre o filme "Fitzcarrald" de Herzog em:
http://www.wix.com/crianc2/javier-villanueva-literatura

Leia mais sobre "Mi mejor enemigo" em "Yo necesito amor", Tusquets Editores, 1995, España.