sábado, 14 de agosto de 2021

Mi tía Mecha

 


                   Mi tía Mecha

A casi tres meses de la partida de Tía Mecha, Mercedes Toloza de Bustos, el recuerdo, la memoria, y el análisis amoroso de una gran amiga de la tía y de mis primas, Ivana Chacon.

Ivana Chacon
Se fue Mecha, Mercedes Toloza de Bustos, hace instantes, viaja con su luz, su lucha, se lleva consigo su sabiduría, luchando tantos años por su hijo desaparecido, Mecha bis abuela de Almendra, dejó marcas; agradezco mucho haber podido compartir tanto con ella.
Agradezco con mi corazón que se haya abierto a contarme toda su historia, a recibirme en su casa todas las veces que quisiera ir, a pasar días juntas, compartirme su habitación, su cama, su cocina, sus comidas, muestras totales de amor y de lucha, día a día, una entrega de amor hacia nosotras...ella sabia de las cosas difíciles, de continuar a pensar de todo, sabia y aprendió a ser feliz y a transmitir todo su amor a la vida.
Almendra seguirá su lucha, vivirá sosteniendo que hay que ser mas humanos, sabiendo que nunca más tenemos que vivir el horror, que tenemos que tener un mundo democrático, ser consciente de hacer el bien, de amor, de vivir con amor y así este mundo va a ser mas agradable, espero estas generaciones puedan cambiar la historia.
Aquí dejo un fragmento de lo que escribí sobre mecha, un proyecto que lo hice con mucho amor y respeto, viaja lindo Mecha!!!!

El dispositivo realizado junto a Mecha, registrándola con un video performance, cocinando una receta de su mamá, en memoria de su hijo Jorge Dante Bustos, como mamá, como educadora en escuelas. En su casa, en un espacio tan íntimo como la cocina, representando ese recuerdo de cuando le cocinaba sus postres preferidos a Jorge. Es en esa instancia donde vemos su forma de no olvidar y seguir en sus memoria esos instantes de amor hacia su hijo, desde un lugar íntimo, que aun sigue teniendo sus fuerzas para seguir construyendo desde el amor hacia su familia y bisnietos cocinándoles, contándoles, dejando su legado y de esta manera su historia.
Me gustaría compartir aquí una de las anécdotas: reunió a sus bisnietos en su casa, para contarles lo sucedido con su tío abuelo Jorge Dante Bustos, les preparó cosas dulces y un té, en donde se encontraba el retrato de Jorge a modo de tenerlo presente en imagen y les relató lo que le había pasado. Algunos oían con atención, otros se tapaba los oídos, otro pedía permiso para retirarse comunicándole que no podía sostener esa historia.
Este encuentro fue un modo de dejar un legado y trabajar el recuerdo para una memoria y no el olvido, tratando de concientizar la lucha heredada, que no tan solo heredan sus recetas de cocina sino que también heredan una lucha que viene sosteniendo hace ya cuarenta años. Podría citar también del libro La memoria, la historia, el olvido del filósofo Paul Ricouer a Bergson que, establece entre recuerdo-puro y recuerdo-imagen, pasando a detallar el paso de estos dos, describe que el recuerdo-puro aún no está configurado en imágenes y que para poder obtener el recuerdo en imagen, hay que abstraerse del presente, e ir a buscarla al pasado, siguiendo así el proceso continuo que la llevó de la oscuridad a la luz. Siguiendo esto el recuerdo –puro conduce al recuerdo- imagen.
Lo importante es exigir la verdad que esté implicada en el objeto de la cosa pasada, de lo anteriormente visto, oído, experimentado, aprendido. Es en el momento del reconocimiento, con el que concluye el esfuerzo de la rememoración, cuando se declara esta exigencia de verdad. Entonces sentimos y sabemos que algo existió, que algo tuvo lugar que nos implicó como testigos. Llamemos fidelidad a esta exigencia de verdad. Esto ayuda a la ejercitación de la memoria.
Cuando cuento sobre la historia de Mecha en su lucha desde lo más íntimo, eso nos conduce de las condiciones formales al contenido de las cosas pasadas, de las condiciones de posibilidad al proceso efectivo de esta historia. Aquí se abre un proceso que conozco y que parte de la memoria, pasando por este escrito y dispositivo video performance como prueba de lo vivido. Resurgiendo al final del recorrido de este reconocimiento vivido al plano de la representación del pasado por el relato y la configuración en imágenes.
Con este dispositivo más este escrito, quiero formar mi propio archivo, es un lugar físico que aloja el destino de estas huellas, cerebral, afectivo, es decir, la huella documental. En la que se enmarca no tan solo lo personal sino que también lo social.
Por tanto también aquí estamos hablando de una huella interna y externa que estructura la prueba documental, por una prueba de indicios, la huella habla y nos cuenta.
En el capítulo sobre El Olvido, Ricouer, dice que el olvido es percibido primero y masivamente como un atentado contra la fiabilidad de la memoria.
La fiabilidad del recuerdo está suspendida en el enigma constitutivo de toda la problemática de la memoria, a saber, la dialéctica de presencia y de ausencia del corazón de la representación del pasado, a lo que se añade el sentimiento de distancia temporal de la imagen, sirva esta para describir o para fingir. La problemática del olvido, formulada en su nivel de máxima profundidad, interviene en el punto más crítico de esta problemática de presencia, de ausencia y de distancia, en el polo opuesto a este pequeño milagro de memoria feliz, constituida por el reconocimiento, actual del recuerdo pasado.
El olvido, por tanto el recuerdo, equivale al olvido, por que no se trata del olvido que la materialidad pone en nosotros, el olvido por supresión y borrado de las huellas, sino el olvido que podemos llamar de reserva o de recurso.
Por tanto el olvido designa el carácter desapercibido de la perseverancia del recuerdo, su sustracción a la vigilancia de la conciencia.
Mecha no olvida ninguna instancia, no olvida ni un solo día su lucha, su recuerdo está presente, su legado es lo que le interesa, para que su familia siga su lucha cuando ya no esté más.
La intención es que esta historia no se repita, y que todo se construya desde el amor.
Ricouer nos describe la memoria: “la fidelidad al pasado no es un dato sino un deseo”.
Sus recuerdos vuelven a dar imágenes cotidianas de momentos de lucha, dentro y fuera de la casa.
Por
Ivana Chacon

sexta-feira, 13 de agosto de 2021

La red de espías de San Martín para el cruce de los Andes

 


Cómo era la red de espías que San Martín creó para el cruce de los Andes

Desde Mendoza el Libertador hizo una verdadera guerra psicológica contra los realistas chilenos. Por Felipe Pigna, historiador

Tras la derrota de los patriotas chilenos en Rancagua, una de las preocupaciones de José de San Martín había sido establecer un eficaz sistema de información sobre la marcha de los acontecimientos en Chile, combinado con su contracara: la desinformación del enemigo sobre las propias acciones.

Para ello organizó una verdadera red de espionaje y contraespionaje, en la que no faltaron las operaciones de acción psicológica, haciendo circular la mayor cantidad posible de información falsa.

Entre los agentes al otro lado de la cordillera se contaron Antonio Merino, que firmaba su correspondencia secreta como “El Americano”, Juan Pablo Ramírez, cuyo seudónimo era “Antonio Astete”, Jorge Palacios, alias “El Alfajor”, y Manuel Javier Rodríguez Erdoíza, “el Alemán”, que aceptó una verdadera “misión imposible”.

Rodríguez, que se había destacado como patriota desde el inicio de la revolución chilena en septiembre de 1810, había pasado a Mendoza con los refugiados luego de Rancagua.

Para darle “cobertura” a su regreso a Chile, acordó con San Martín fraguar una arriesgada operación: el Libertador, acusándolo de conspiración, lo envió confinado a San Luis, y en el trayecto Rodríguez simuló fugarse y recruzó la cordillera.

De nuevo en Chile, Manuel Rodríguez no solo organizó una red de espionaje, sino que formó guerrillas patriotas.

Ante la evidencia de que seguía actuando en el bando patriota, la correspondencia entre San Martín y Rodríguez estuvo destinada a difundir falsa información, en cartas destinadas a ser interceptadas por los realistas, que creían contar con detalles de su más mortal enemigo, San Martín.

Otro célebre agente patriota en Chile fue Diego Guzmán e Ibáñez, que actuaba bajo el nombre de “Víctor Gutiérrez” y pudo elaborar y enviar al otro lado de la cordillera un listado del cuerpo de oficiales, la composición de las tropas y del armamento y secretos militares del enemigo español.

Un caso notable fue el del vecino de Mendoza Pedro Vargas, quien aceptó ser acusado de realista. Fue detenido y paseado engrillado por las calles de la ciudad en medio del repudio general. Su esposa, una notable patriota, se distanció de él. Gracias a esta cobertura obtuvo valiosa información del bando enemigo.

Cumplida su misión, fue revelada la verdad y obtuvo un público reconocimiento de San Martín.

El cuartel general de los espías funcionaba en Mendoza, donde se recibía la información que llegaba de las casas operativas ubicadas en localidades claves en Chile, en general propiedades de “buenos vecinos” que tenían muy buena imagen ante las autoridades españolas.

El crucial rol de la "Chingolito"

Las mujeres fueron muy importantes en la guerra de zapa, destacándose entre ellas la agente conocida con el seudónimo de la “Chingolito”, que llegó a infiltrarse en la intimidad de la máxima autoridad española de Chile y convertirse en su amante.

La información aportada por ella fue valiosísima y logró transmitirle al jefe español información falsa que lo llevó a tomar algunas de las decisiones militares equivocadas que necesitaban San Martín y el alto mando del Ejército de los Andes.

Tras una paciente tarea de inteligencia, San Martín pudo detectar que el jefe de los espías de Chile en Mendoza era el sacerdote Pedro López y supo quiénes trabajaban para él.

Algunos fueron detenidos y otros convencidos u obligados a convertirse en agentes dobles que pasaban detallados informes a Marcó del Pont.

Lo que este no sabía era que esos exhaustivos informes sobre los planes, la cantidad de tropas, armas y los pasos cordilleranos elegidos para el cruce eran falsos y estaban redactados por el propio San Martín.

E.M.