sexta-feira, 16 de julho de 2021

Escatologia e poder

 



                           Escatologia e poder

Hoje cedo, enquanto juntava o cocô dos cachorros, sabe-se lá por que, lembrei do homem que preside o nosso Brasil. 

Solitário em sua filosofia, estudioso perseverante da escatologia, -palavra que vem do vocábulo grego σκώρ-, e praticante fiel de assuntos sempre vinculados a excrementos e dejetos corporais, tais como a matéria fecal e a urina, o nosso filósofo do Planalto no poder se baseia em fontes como o árabe  Maimônides ou o judeu Averrois, ambos pilares do pensamento espanhol medieval.

Mas, como estudos posteriores demostram, houve uma certa confusão da parte do nosso filósofo, não tanto por um erro conceptual, mas sim de semântica, pois a escatologia judaica tem a ver com o Mashíaj, ou Messias, e o Olam Haba, que em hebraico significa "mundo vindouro", mas nada a ver com "cocô", "xixi", "bunda" ou "pinto". 

Assim, quando já tinha levantado o sétimo ou oitavo cocô dos meus cãezinhos, surgiu o meu próprio Eureka filosófico: o nosso grande pensador de Brasília confundiu aquela parte da teologia que estuda o  destino último do ser humano e do universo, e o conjunto de crenças e doutrinas referentes à vida no além, com a coprología, que é a parte da fisiologia dedicada ao estudo dos excrementos e os dejeitos corporais! É claro, foi isso mesmo!

Como bem indicavam os clássicos medievais ibéricos, e sobretudo os tradutores da Escola de Toledo, não devemos confundir vocábulo grego σκώρ com o homónimo espanhol da palavra no seu sentido religioso, que traz a sua origem etimológica do adjetivo σχατος, que significa "o  último", com λóγος, que se refere a "estudo".

Ou, como diria o nosso Mashíaj de Brasília, sempre preocupado com a sua comunicação com o povo menos ilustrado: "no devereis confundir o cu com a cueca". 

Feliz com a minha descoberta, também, e por que não? altamente filosófica, fico aqui com os meus botões a refletir sobre temas profundos do Mashíaj-messias, como "golden shower", "caguei" e otros tantos que, sem dúvida, ajudaram o país a avançar nesses exatos 2 anos, 6 meses e 16 dias de puro progresso na educação, a saúde e a economia do país.


JV. Santa María de los Valles Calchaquíes, julho de 2021.

terça-feira, 13 de julho de 2021

Fritz Schmenkel, soldado alemán que dejó la Wehrmacht, desertó a la URSS y combatió al nazismo

 

Partisanos soviéticos enSmolensk. Foto de Gueorgui Petrúsov/Sputnik

Fritz Schmenkel, soldado alemán que desertó la Wehrmacht, huyó a la URSS y recibió la máxima condecoración soviética.

La deserción de soldados alemanes a la URSS durante la Gran Guerra Patria no fue algo común, aunque hubo cientos de casos. Pero los soviéticos no permitían a la mayoría de los alemanes participar en las batallas y los mantenían lejos de la línea del frente.

El desertor alemán más conocido que luchó contra los nazis fue Fritz Schmenkel, un obrero de Stettin y exsoldado de la Wehrmacht. Durante varios años luchó junto con los partisanos contra el ejército alemán, organizó y participó en docenas de operaciones de éxito y misiones de sabotaje. Desafortunadamente, sus méritos fueron reconocidos solo veinte años después de su muerte.

Un antinazi radical

Fritz Schmenkel siempre había odiado el nazismo, desde que los nazis mataron a su padre durante una manifestación comunista en 1923. Compartía sus opiniones y se unió a la Liga de Jóvenes Comunistas alemanes. No participó en la lucha clandestina, pero vivía bajo vigilancia constante de la Gestapo.

En 1938, Fritz Schmenkel entró ajército alemán pero no por mucho tiempo. Por su lucha pacifista y llamados a evadir el servicio militar, fue condenado a prisión. En octubre de 1941 fue liberado y enviado al Frente Oriental para su “reeducación”.

Entonces desertó. En su última carta a su esposa Erna, de noviembre de 1941, escribió: “Ahora sé qué hacer”.

Lenin, Stalin, Thälmann

A fines de noviembre de 1941 Fritz Schmenkel desertó de la 186ª División de Infantería, estacionada en Smolensk. Para llegar a las unidades del Ejército Rojo, Fritz se escondió en las aldeas cercanas.

Como no hablaba ruso, usaba tres palabras “Lenin, Stalin, Thälmann” que le ayudaron a conseguir refugio y comida. A cambio, les ayudaba con las tareas domésticas.

Pero un día la suerte lo dejó y fue capturado por los alemanes. Condenado a muerte por desertor, Schmenkel fue salvado por la unidad de partisanos “Muerte al fascismo”, que tomó la aldea y a Fritz como prisionero.

Iván Ivánovich

Aunque los partisanos supieron la historia de Schmenkel, no confiaban en él. No le dieron arma, apenas binoculares, y estaban listos para dispararle si ponía un pie en la dirección equivocada.

Aun así, un día Fritz tuvo la oportunidad de demostrar lo que valía. Cuando el pueblo en el que estaban los partisanos fue cercado por tropas alemanas, Fritz tomó un rifle y mostró sus habilidades para disparar y ayudó a salvar la unidad. Así ganó la plena confianza y respeto de los partisanos que quedaron impresionados por su actitud e incluso le dieron un apodo: Iván Ivánovich.

Schmenkel enseñó a los partisanos soviéticos cómo usar la ametralladora alemana MG-42, participó en los combates, capturó provisiones enemigas y se disfrazó de oficial alemán en emboscadas y acciones de sabotaje.

La información sobre el soldado alemán que luchaba contra la Wehrmacht llegó a Berlín. Entonces, ofrecieron a los ciudadanos soviéticos como recompensa por capturar a Schmenkel, ocho hectáreas de tierra, una casa y una vaca. A los soldados alemanes que lo lograsen prometieron 2.000 Reichsmarks y dos meses de vacaciones.

Fue un milagro que Iván Ivánovich escapase de la muerte en enero de 1943, cuando las tropas alemanas empezaron la Operación Estrella en Caída, una escalada para aniquilar la unidad de partisanos “Muerte al Fascismo”. Más de 1.500 de los 4.000 guerrilleros fueron asesinados o capturados.

Misiones de sabotaje

El comando soviético vio que sería mejor usar las grandes habilidades de Schmenkel en las operaciones de sabotaje, en lugar de aplicarlas en las acciones partisanas. En junio de 1943 Schmenkel -o Iván Ivánovich- fue enviado al grupo de reconocimiento del Frente Occidental. Tras ser entrenado durante un tiempo, Fritz fue nombrado comandante adjunto de la unidad de sabotaje “Campo” que operaba al oeste de Bielorrusia.

A fines de diciembre de 1943 Iván Ivánovich realizó su última misión al otro lado de las líneas enemigas. Semanas después fue capturado junto con dos de sus camaradas y ejecutado en Minsk, ocupada por los alemanes, el 22 de febrero de 1944.

Su nombre fue olvidado durante años.

Reconocimiento tardío

El recuerdo de Fritz Schmenkel resurgió en 1961, cuando las autoridades de seguridad soviéticas investigaron el caso de una unidad de la Polizei (Policía) que había sido destruida por los soldados de Schmenkel. Sorprendidos por el hecho de que un alemán hubiera estado a cargo de una unidad de partisanos, los investigadores empezaron a juntar más información sobre su vida. Luego de tres años de investigación, con todos los detalles aclarados, Fritz Schmenkel fue condecorado de forma póstuma con los galardones más altos de la URSS: la Orden de Lenin y el Héroe de la Unión Soviética.

La popularidad de Schmenkel creció tanto que se convirtió en el protagonista de libros y películas. Su esposa Erna fue invitada a la URSS y una calle en Berlín y el  1er. Escuadrón de Cazas de la Fuerza Aérea de Alemania Oriental recibieron su nombre. Pero después de la caída del bloque soviético, el nombre de Fritz Schmenkel volvió al olvido otra vez.

Tomado de Russia Beyond en Español

JV. Lomas de Zamora, julio de 2021.


segunda-feira, 12 de julho de 2021

El proceso constituyente para un nuevo Chile

 


El proceso constituyente para un nuevo Chile

El “Profesor Prohibido”, es mi compañero y amigo Miguel Blázquez con quien iniciamos juntos la tarea de organizarnos gremialmente en los últimos años de la dictadura y que junto a Rubén Daniele, concluyó en la recuperación del sindicato de municipales de Córdoba, Argentina. Es Magister en Administración y ex docente de la Universidad Nacional de Córdoba y ha dedicado una militancia también a desnudar las trampas y mentiras conque desde la concepción de las clases dominantes nos han formateado con la fragmentación del conocimiento, para que al ocuparnos con las partes no percibamos el todo, es decir el fondo del mecanismo de dominación y enajenación que se ejerce desde el poder, porque como ya se sabe y él lo enfatiza “divide y reinarás”.

En los últimos años ha ido presentando en la plataforma de YouTube, videos sobre esta cuestión que se pueden encontrar como “Profesor Prohibido”. Su último posteo refiere al proceso constituyente chileno y a la oportunidad histórica que tiene ese pueblo, arrancada con la lucha, de sepultar para siempre la Constitución autoritaria y neoliberal del dictador Pinochet y fundar otro Chile. Blázquez pone el acento en recomendar la inclusión de un preámbulo y un articulado general que defina el modelo de país, para que el resto del contenido se ajuste armónicamente a ese paradigma y en la necesidad de que la debata todo el pueblo chileno. El amigo debe estar satisfecho por como hasta ahora se encamina ese proceso constituyente.

Y no es para menos. No solo por el resultado electoral que ha reducido la representación de la derecha a solo 38 escaños sobre 155, sino porque ha ungido como presidente a una mujer y para más mapuche, con lo que ya se puede vislumbrar que va a tener un peso sustancial en los debates que se avecinan, la cosmovisión de ese pueblo invencible que trae en su mochila 500 años de reclamos. Algún indicio de esa visión plural e integradora con los demás seres vivos y la naturaleza la dejó entrever Elisa Loncón Antileo en el mensaje inicial que dirigió -en mapundungun y castellano- a los constituyentes y al pueblo de Chile, que, para variar, estaba siendo reprimido en las puertas del Congreso Nacional.

El pueblo Mapuche – “gente de la tierra” en mapudungun- aportará su visión totalizadora de la vida -para solaz del profesor prohibido- que se expresa en “…la importancia que cobra su relación del hombre con el todo, tanto en la tierra, puntos cardinales, el sol, la luna o los astros, su cultura gastronómica y el respeto a la tierra y su intercambio cultural…” tal como lo informa Estela Socías Muñoz, Magister en Literatura y docente de la Universidad Mayor de Chile. Una visión que se dá de bruces con el individualismo, el consumismo, el afán de lucro desmedido, la mercantilización del conjunto de la vida y la destrucción del medio ambiente que el capitalismo promueve y tanto más en Chile cuyo modelo neoliberal ha sido ejemplo para todas las derechas del mundo. Y así lo expresaba la flamante Presidenta de la convención: “Que se funda un nuevo Chile, plural, plurilingüe, con las mujeres, con los territorios. Ese es nuestro sueño (…) Es posible establecer una nueva relación entre todos quienes conforman este país; esta es la primera muestra de que esta Convención será participativa (…)por los derechos a la madre tierra, por los derechos al agua, por los derechos de las mujeres, por los derechos de los niños”

En el mismo sentido cantaba Daniel Viglietti allá por los 70 : “…los ríos son como venas/ de un cuerpo entero extendido/ y es el color de la tierra/ la sangre de los caídos (…) yo quiero romper mi mapa/ formar el mapa de todos/ mestizos, negros y blancos/ unirnos codo con codo…”









La Guerra de Arauco duró 236 años y fue la mayor expresión de resistencia al imperio español en América, tanto que hizo decir a Felipe II, que este conflicto costó la mayor cantidad de vidas españolas en el “Nuevo Mundo”. Bajo el liderazgo 

del genial estratega y feroz guerrero Lautaro, los Mapuche y otros pueblos aliados como los Picunche y Pehuenche entre otros, propinaron una dura derrota a las fuerzas españolas en Tucapel donde fue ejecutado Pedro de Valdivia. Antes habían sido Michimalonco y Ainavillo y luego fueron Caupolicán, Illanguelén -que lo sucedió a su muerte-, Millalelmo, Loble y Pailacar entre otros toquis los que le dieron feroz batalla a las ambiciones de conquista españolas. La superioridad militar pero más las enfermedades importadas por los conquistadores fueron minando la capacidad guerrera de los mapuches.(1) Pero aun después de finalizado ese período de enfrentamientos, siguieron resistiendo contra las criollos-españoles y hasta el día de hoy contra chilenos y argentinos colonizados, en defensa de su tierra y su cultura. Aquellos toquis se habrán levantado de sus tumbas y henchidos sus pechos al ver la capacidad de resiliencia de su pueblo, que no solo ha resistido, sino que ahora, luego de haber absorbido el conocimiento de los huincas – tal como lo hiciera Lautaro de Valdivia -, una representante de su pueblo preside y marca el rumbo de la construcción del nuevo Chile.Y no estamos haciendo un alegato indigenista, aunque reivindicamos un sincretismo con su cosmovisión. Lo decíamos hace dos años en otro artículo titulado Petróleo y vida y muerte de la civilización :”Si no nos proponemos otro paradigma, que ponga en cuestión el mito del crecimiento económico ininterrumpido y que debe necesariamente sostenerse al menos sobre estos pilares: energías limpias y renovables, agricultura sin agrotóxicos, industria limpia y orientada a sostener un consumo adecuado a las necesidades para una vida confortable pero sin excesos, terminar con la concentración de la riqueza asegurando su distribución equitativa y conformar una sociedad integrada cultural, sexual y racialmente, la humanidad colapsará en poco tiempo -en tiempos del planeta, se entiende (…)- y tal vez en menos, si la locura y la codicia llevan a algunos a apretar el botón apocalíptico”

Pero, ese espíritu que flota en la convención es de la mayoría del pueblo chileno que retomando la gesta mapuche, dio pelea feroz durante meses a un régimen injusto y autoritario al servicio de las clases dominantes del país. Es el espíritu de los trabajadores mal pagos y desempleados, de los jóvenes sin educación pública, de los jubilados privatizados, de las mujeres que reclaman sus derechos, de los que carecen de vivienda y salud, de todos los que sufren la mercantilización insaciable de la vida y es también el reclamo de la tierra que cada tanto se hace oír.

Será casi un año de debates sobre cómo alcanzar los objetivos enunciados. Pero no solo los elegidos deberán hacerlo sino que tal como lo dice el Profe Prohibido “Si todo el pueblo de Chile se movilizó desde la acción, será todo el pueblo de Chile que se movilice desde el pensamiento”. Que cada sindicato, cada lugar de trabajo, cada organización comunitaria o vecinal, cada aula, cada iglesia, cada esquina, la Plaza de la Resistencia, constituyan una suerte de “poder inverso” ( Blázquez dixit) y se conviertan en asambleas que debatan un futuro venturoso y sustentable para Chile y su pueblo.







Y tampoco ahí termina la cosa, habrá que seguir movilizados para defender la nueva constitución y exigir que se cumpla. Los dueños de la riqueza y el poder no lo van a renunciar tan dócilmente. Ese es el designio de los pueblos de Latinoamérica en el camino de ampliar la democracia y construir una sociedad igualitaria que asegure la posibilidad de una vida plena a todos sus miembros, y no será posible si no concebimos una Democracia de Combate. Seguir luchando, tender puentes, compartir sueños y no bajar los brazos es la consigna.

(1) Los Mapuche fueron los únicos, entre todos los pueblos originarios de América que forzaron al imperio español a firmar tratados en los que se hace un reconocimiento del estatus independiente del Pueblo – Nación Mapuche y de su territorio. Posteriormente, en 1819, Bernardo O’ Higgins, ya habiendo conquistado la independencia de Chile y siendo Director Supremo, dejó expresa la voluntad de la nación naciente de reconocer a la nación Mapuche. Decía un párrafo de su carta“Araucanos, cunchos, huilliches y todas las tribus indígenas australes: ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne”

Alberto Hernández, para La Idea de Cruz del Eje. Julio 2021

quinta-feira, 8 de julho de 2021

Guaicurus ou Kadiweu, os Índios Cavaleiros

 

Guaicurus ou Kadiweu, os Índios Cavaleiros


Ilustração de Carlos Fonseca (Revista Aventuras na História. Ed. Abril

Nos anos de 1950, havia na Argentina uma visão revisionista histórica de raiz populista e americanista da formação do estado e sobre a Guerra do Paraguai. Autores como José María Rosa, Milcíades Peña, e Scalabrini Ortiz, pouco conhecidos no Brasil, até negaram mais tarde a responsabilidade inglesa no conflito da Tríplice Aliança, culpando só ao Império e à Argentina mitrista, como fizera Milcíades Peña num texto clássico. Ele disse que “Nem a monarquia coroada brasileira, nem a oligarquia de Bartolomé Mitre fizeram a Guerra do Paraguay por encomenda da Inglaterra". No Brasil também essa historiografia foi desconhecida. Hoje há um terceiro tipo de releitura do conflito que, - voltando aos mitos dos adeptos de Mitre e Caxias sobre um  Solano López que teria provocado a guerra só pela sua ambição expansionista- invertem toda a perspectiva revisionista e retomam o vitimismo do Império e de Buenos Aires agredidos pelo Paraguai. Há ainda uma outra interpretação que, negando as antes mencionadas, afirma desde os anos 1960, numa visão mais afim à luta ideológica da época entre capital e socialismo, que o motivo do conflito teriam sido os interesses britânicos que queriam impedir a ascenção de um Paraguai poderoso, ecônomica e militarmente. Depois de 1980, novos estudiosos como Pomer sugerem que as causas seriam uma combinação das hipóteses anteriores, o que pinta melhor os processos contraditórios de construção de cada um dos estados nacionais dos países da região. Nenhuma dessas visões fala, porém, do papel dos povos nativos no processo.

Conheci o historiador argentino León Pomer em 1994, num curso em Assis, e ficamos mais de três horas falando sobre a Guerra da Tríplice Aliança e os Kadeweu, os Índios Cavaleiros. Pomer vinha de visitar o historiador guarani Ilfo Rivero, e falar com Próspero R. Garay, heroi da outra guerra, a do Chaco entre Paraguai e Bolívia.

Meu encontro com Pomer parecia continuar o que tive com o também argentino amante do Brasil, Caribé, quando inauguramos o Fondo de Cultura Económica do México em São Paulo, em 1991 e tive a honra de trazê-lo ao Memorial. Lembrei de Eric Hobsbawm, que dizia que alguns argentinos eram eternos êmulos de San Martín, cruzando cordilheiras e serras, atrás da integração e irmandade dos povos da nossa Ameríndia.

Eu nem imaginava que, 24 anos depois, numa viagem a Bonito, no MS, iria reencontrar o espírito, se não a presença viva, do Próspero R. Garay, homem de 103 anos que foi tema de longos papos na Casa da Memória Raída, de Bonito, um lugar de combate ao esquecimento e resistência ao descuido histórico na pequena cidade turística, bem na rota do avanço dos paraguaios por território brasileiro ao início da Guerra. Um paraguaio, que eu já tinha visto em Bodoquena, estava na Casa, e falamos sobre os Kadiweu e as línguas Guaicurus. Era sobrinho neto de Próspero R. Garay.

Parecia tudo coincidência mas, no dia seguinte, à porta do hotel, uma família sem-teto pedia comida e algum dinheiro. Eram Kadiweus, da outrora orgulhosa nação dos Índios Cavaleiros, hoje não mais de mil habitantes no do Pantanal Sul, entre a Bodoquena e os Rios Nabileque e Aquidavão, ao norte do município de Porto Murtino, MS, que numa época teve 1.629 assentados num território de meio milhão de hectáres, criado em 1903.

Nativo da velha nação, Santos, o pai do grupo de pedintes, é um dos últimos sobreviventes dos Guaikurú do Grande Chaco. Guaycurú em espanhol, ou Guaicuru em português, era nome ofensivo que os Guarani davam aos Mbayá do Paraguai. Guaicuru quer dizer "selvagem", um povo que, desde cedo, se tornou especialista em cavalos. Não se sabe bem quando o Guaicuru passou a domar o cavalo, que os espanhóis levaram ao Chaco no século XVI e grandes rebanhos cobriram os pastos. Já no fim do século capturaram e adotaram o cavalo, o que lhes deu uma mobilidade que provocou grandes mudanças na sociedade, na forma de caça, na guerra contra outros povos e os espanhóis, e ampliou seu território. Sua sociedade criou classes de nobres, guerreiros, servos vassalos -os Guará- e escravos cativos de outras tribos. Os Jesuítas tentaram uma missão com os antepassados de Santos em 1609 e outra em 1613, mas deixaram tudo em 1626 pela falta de resultados: a ausência dos índios, sempre em viagens nômades de caça, pesca e colheita. Os padres tentaram o cultivo, mas para os Guaicurus essa era atividade de cativos.

Quando atacaram as missões jesuíticas do Itatim e fizeram do lugar a Terra Mbaiânica, entre os rios Taquari e Jejuí, os Guaicurus já eram expertos cavaleiros. Bons vencedores, deram novos nomes à geografia. Os rios que os castelhanos chamavam Corrientes e Piray logo foram o Apa e o Aquidaban; o distrito de Pitun, Piray e Itati, foi o Aguaguigo. Isso, segundo alguns, embaralhou tanto a geografia e a demarcação de limites, que é uma prova do domínio territorial Guaicuru.

Falei também com a esposa de Santos, que dizia em poucas palavras em português, que na visão original do seu povo não havia o termo território. Isso só veio após o contato com o branco. Antes, o índio ia e vinha, e ele próprio definia sua vida e destino sem tutela e limitações. Depois do contato com o branco existe dominação, exploração e violência. Dizia Ana Santos que hoje o índio precisa afirmar-se; antes não, a natureza garantia isso. A terra garante; por isso terra é tudo.

Os Guaicurus-Kadiweu, numa longa faixa a ambos os lados do Paraná, fronteira com o Paraguai, viviam em grupos familiares. Seu território, rico de erva-mate, explorada na pós-guerra, era a principal fonte econômica. Quase todo o território original Guaicuru foi arrendado à Companhia Matte Larangeira. O avô de Santos, que trabalhou na Companhia Matte Laranjeira, dizia que ao fim da guerra e nos anos de 1930, com a decadência da empresa, as frentes agropastoris começam a ocupar o território.

Depois vêm a fazenda de gado e em 1970 a monocultura da soja e a derrubada sistemática da mata nativa, habitat dos Guaicurus. A família de Santos e outras que viviam nas fazendas, foram forçadas a ir para as reservas demarcadas pelo governo, criando superpovoamento dessas áreas. A investida final do agronegócio, me conta Santos, foram as usinas de álcool e açúcar, com extensas plantações de cana que usam mão-de-obra indígena para o corte. Nesses anos de perdas territoriais, o povo Guaicuru-Kadiweu e outros do Mato Grosso do Sul, na década de 1970, passam a exigir a devolução do território perdido.

Santos diz, orgulhoso, que os Guaicurus tem sua história guerreira, contada hoje por seus descendentes, os Kadiwéus de Mato Grosso do Sul. O Criador Gô-noêno-Hôdi tirou todos os povos de um poço e deu a cada um funções diversas. Uns pegaram na enxada e foram agricultores, outros artesãos. Só que o Criador esqueceu dos Kadiwéus, que saíram por último do buraco. Por isso, conta Santos, o Criador deixou que roubassem um pouco de cada povo.

Na Casa da Memória Raída, de Bonito, ouvi que os ancestrais dos Kadiwéus podem ter vindo da Patagônia argentina, parentes talvez de Tehuelches e Mapuches, e até dos extintos Charruas uruguaios. Outros acham que a origem é andina. O real é que a região ocupada por eles no centro da América do Sul, tinha influências amazônicas, dos Pampas e das grandes civilizações andinas dos Incas. Os vizinhos viraram lavradores sedentários, mas eles seguiram a vida errante, divididos em tribos sem unidade política, mas com uma língua e costumes bastante semelhantes.

O domínio da área era dos Guaicurus. Os relatos contam que mataram o português Aleixo Garcia em 1526, quando deixou Santa Catarina com uma tropa guarani, saqueou postos avançados dos Incas e na volta foi vencido pelos Guaicurus. Tratavam as outras tribos como os nobres europeus aos camponeses, pilhando seus bens e obrigando-as a tratar a terra para eles. Cobravam tributo, a troca de proteção, como os Astecas e Incas aos seus vizinhos. O poder dos Guaicuru formava os jovens em rituais de iniciação guerreira desde criança, usando  cavalos europeus, o que fez que os Mbayá-Guaikuru  ampliassem seu raio de ação.

A pintura de corpo dos Kadiwéus, diziam os avós de Santos, impactou o antropólogo Lévi-Strauss por sua complexidade e simetria. Darcy Ribeiro, que visitou os Kadiwéu em 1940, viu que os índios tinham interesse nulo pelos mais humildes. Ao contrário, "o seu património lendário", diz Darcy, era "a mentalidade de um povo cuja característica mais elaborada é o etnocentrismo, a idéia de predestinação de Kadiwéu para governar o mundo". "Adotando o cavalo, que para os outros índios era uma caça que crescia nos campos, se formaram como chefes pastoris, enfrentando com vigor o invasor, infringindo-lhe derrotas e perdas que ameaçaram a expansão européia. Um dos cronistas da expansão civilizatória sobre seus territórios nos diz, claramente, que “pouco faltou para que exterminassem os espanhóis do Paraguai”. Francisco Rodrigues do Prado, membro da Comissão de Limites da América hispânica e da portuguesa, avaliou em 4 mil o número de paulistas mortos por eles ao longo das vias de comunicação com Cuiabá" conta Darci Ribeiro em "O Povo Brasileiro".

A colonização ibérica se consolidou na região no Fuerte Burbón e Concepción no lado castelhano, e do outro, em Coimbra, Albuquerque e Miranda também se criaram condições para uma guerra tripartite entre espanhóis, portugueses e Guaykurus. Os ibéricos lutavam para expandir suas fronteiras, e os Guaykurus contra ambos para proteger seu território. A vitória só seria de quem pudesse aliar-se aos índios. Os Guaikurú foram muito astutos contra ambos os dois inimigos. Conta meu novo amigo Santos na pracinha de Bonito, que se aproximaram mais com os portugueses, o que finalmente culmina na paz e amizade firmada em 1791. Até 1826, não há mais violência entre os luso-brasileiros e os índios cavaleiros.

Com os castelhanos de Assunção os índios tinham um jogo duplo: fingiam aproximar-se, mas seguiam atacando a fronteira. Isso cresce depois da independência do Paraguai. O governo paraguaio desmata a floresta perto de Concepción, onde os índios anualmente colhiam cocos, e os índios aumentam os ataques contra o Paraguai. Ao mesmo tempo, crescia a relação com os brasileiros, que forneciam armas e munições, e compravam de seus botins de guerra.

Em 1850, Brasil e Paraguai negociavam a navegação dos rios da região, vital para o Mato Grosso, mas uma tropa de índios e brasileiros toma o Fuerte Olimpo, e o governo mato-grosense é forçado a castigar os Guaicurú.

Quando a ocupação do Mato Grosso pelas tropas paraguaias deu início à Guerra da Tríplice Aliança, a defesa do país exigiu o apoio dos índios do Pantanal, me conta Santos que relatava seu avô. Grande parte dos povos do Chaco foram pra luta contra o Paraguai a favor do Império do Brasil. Alguns, "voluntários da pátria", mesmo com recrutamento forçado, lutaram às ordens do Império por uma nação que nem sabiam o que era, porque tinham sua guerra particular dentro da grande guerra. Índios desse tempo depois de acabada a guerra, ainda mostravam prêmios de recompensa pelos seus atos de bravura, e passeavan com trajes da guerra que simbolizavam o orgulho da sua participação.

No Pantanal, contam Ana e Santos, os Gaiucuru atacavam os paraguaios por meio de guerrilhas. Em 1865, os Terena derrotaram os paraguaios, matando três índios e onze soldados de Solano Lopez e roubando munições. Mais tarde, sob fogo pesado, cercaram o inimigo até fazê-lo deixar os campos, levando muitos animais. Depois disso, já sem munição, correram às forças imperiais a pedir reposição. Segundo o avô contou ao amigo Santos, um oficial brasileiro disse que o pedido seria atendido "porque eles têm feito muito".

Na memória do seu povo, diz a mulher de Santos, a Guerra do Paraguai dividiu as águas. O fato - contava meses seu avô Victoriano - foi visto pela estudiosa Mônica Pechincha, que conheceu os Kadiwéu em 1992, e depois de ouvir dezenas de histórias concluiu que a guerra do Paraguai "é o evento que define a relação dos Kadiwéu com a nação brasileira. E é uma parte fundamental na reivindicação dos seus direitos territoriais".

A fim do século XVIII, os Guaikuru, mesmo próximos dos luso-brasileiros, e estabelecidos perto de Forte Coimbra e da vila de Albuquerque, não se deixavam seduzir tão fácil pelas propostas insistentes do estado brasileiro de concentrar-se em "reservas". Quem vai descrever os Guaikurus dizia Vitoriano Santos fala logo das traços mais visíveis: fortes, corajosos quase temerários; mas selvagens e violentos; traiçoeiros, embora bonitos, orgulhosos e vivos. A figura do Guaicuru impactava: "Seu tamanho, beleza e elegância de suas formas e sua força são muito superiores aos espanhóis, e eles consideram a raça européia muito inferior à sua" resume nos seus relatos o explorador Félix de Azara.

Quando em 1864 o exercito paraguaio invadiu Mato Grosso e quis levar os Guaicuru para seu território, a tribo recusou e a maioria morreu de varíola. Assim foi a guerra de seis anos. Os índios ajudaram os brasileiros a fugir para Cuiabá, cruzaram o Rio Apa e atacaram os paraguaios. Dom Pedro II deu um território na Serra da Bodoquena na borda sudoeste do Pantanal aos Kadiwéu em gratidao ao seu auxilio da Guerra do Paraguai. Mas não é suficiente para nós, não foi o que o rei prometeu, dizem Santos e sua esposa.

A guerra terminou no Tratado de Limites de 1872 e os Guaicuru se desintegraram rápido, por causa da mestiçagem intertribal, do alcool e as epidemias de varíola. As últimas décadas do século XIX, foi o tempo do crescimento artístico, da fabricação de cerâmicas e pinturas corporais complexas. Levi-Strauss fez uma coleção de 400 diferentes desenhos. Os assentamentos da época, semissedentários, em cabanas de palha e folhas de palmeira em semicírculo, em locais altos pelas inundações, e os acampamentos temporários de tapiri nas viagens de caça e pesca -contava o avô de Ana Santos-, se somavam aos engenhos e caldeiras para tirar o caldo da cana. Desde então os Kadiwéu fabricam cerâmicas e tecem panos coloridos de lã e algodão, com contas de vidro; e trançam esteiras, leques e outros artigos de junco. Nos anos de 1930 o SPI quis modernizar o povo, juntando-o em aldeias, com casas, escola e farmácia, mas as aldeias eram abandonadas. Em 1935 Levi Strauss os achou morando fora das casas em barracas, fabricando chapéus de palha para vender. O território cedido por Dom Pedro II aos Kadiwéu criou muitos conflitos. Em 1957 fazendeiros soltaram 15 mil cabeças de gado, mas o Supremo Tribunal favoreceu os índios. Mas durante outros 60 anos o SPI alugou as terras dos Kadiwéu e depois as vendeu aos fazendeiros por preços abaixo de 6% do valor. O povo usava só uma fração da terra. Nos 80 a FUNAI não tinha recursos para ajudar o povo. O comércio, ensino e assistência médica contra o sarampo, tuberculose e malária eram das missões evangélicas.

Primo de Ana, o líder Kadiwéu Ambrósio da Silva, acertou em 1985  com os fazendeiros, para pagar aluguel direto aos índios. A FUNAI levantou uma escola e uma clínica em Bodoquena, mas sem suficientes professores e enfermeiros. O povo quis ter uma escola própria com professores Terena, e a Missão Evangélica Unida e a SIL ajudaram a escola e deram assistência médica.

Santos e sua esposa Ana, pedintes sem teto onde morar, vagam pelas ruas de Bonito com as suas memórias embrulhadas nas sacolas pobres com seus escassos pertences.


Javier Villanueva, São Paulo, dezembro de 2018.

Este texto foi preparado a pedido da redação da Revista Nossa América/Nuestra América, do Memorial da América Latina. Acabou não sendo publicado, por isso a demora em oferecé-lo aqui, aos meus leitores.


segunda-feira, 5 de julho de 2021

A guerra da independência do Brasil na Bahia

 

Relembrando a guerra da independência 

do Brasil na Bahia

Amanda de Sordi






A história da independência do Brasil é contada em diversos livros didáticos pela perspectiva da região sudeste; como pacífica, marcada pelo dia 7 de abril de 1822, com o grito de independência às margens do Ipiranga. O quadro de Pedro Américo, “Independência ou morte”, formou o imaginário brasileiro e retrata a independência como gloriosa e sem derramamento de sangue. Entretanto, o processo de independência foi marcado por vários conflitos no nordeste e por uma intensa guerra com grande protagonismo popular na Bahia . A verdadeira independência brasileira só aconteceu em 2 de julho de 1823, quando o povo conseguiu finalmente expulsar os portugueses de Salvador.

Em 1941, o escritor baiano Afrânio Peixoto escreveu em “A causa do ‘2 de Julho’ (Discurso à Bahia)”:

“Ao Sul, fizera-se uma evolução, nós tivemos de fazer uma revolução… No Rio, em S. Paulo, em Minas, fora um movimento do Governo, contra a Metrópole distante; o Norte era, então, o melhor do Brasil, o que os Portugueses mais guardavam: tivemos de fazer, combatendo-os, violência à nossa tradicional fidelidade. No Sul, proclamações e paradas, flores e fitas, aplausos e hinos… aquí, sítio e trincheiras, bloqueio, fome e peste, sangue e morticínio… Lá a adesão, aqui a guerra. Por isso, chegamos tarde, fora de hora, eles a 7 de setembro de 22, nós só a 2 de julho de 23… Mas, só depois de 2 de julho, foi o Brasil, realmente, independente…”

O que aconteceu? 

Após a recusa do príncipe regente a voltar a Portugal, em janeiro de 1922, tropas portuguesas ocuparam Salvador com o interesse de garantir que a metrópole ainda tivesse controle da produção do açúcar e do norte do país.

Para submeter o povo baiano às normas de Portugal, o brigadeiro português Inácio Luís Madeira de Melo, leal à corte, foi nomeado para o cargo de Governador das Armas, substituindo o brasileiro Manuel Pedro de Freitas Guimarães.

Entretanto, os brasileiros não aceitaram o novo comandante e, após a chegada do português, Salvador teve uma batalha de três dias, com cerca de 300 mortos, até a conquista da cidade pelas tropas portuguesas.

Obra de Antônio Parreiras “O Primeiro Passo para a Independência da Bahia”, Palácio do Rio Branco, Salvador, Bahia [Reprodução]

A revolta da população contra os portugueses e as ações autoritárias de Madeira Melo fomentaram esses primeiros conflitos, iniciando o processo de independência da região em 19 de fevereiro de 1822. As tropas portuguesas tomaram o quartel, atacaram casas e invadiram o Convento da Lapa, sob a justificativa de buscarem os revoltosos.

A diretora do Convento, abadessa Joana Angélica,  escutou os gritos dos soldados, ordenou que as internas fugissem pelo quintal, e se pôs à porta principal para tentar impedir a invasão. Segundo o Dicionário de Mulheres do Brasil, ela afirmou: “Detende-vos, bárbaros, aquelas portas caíram aos vaivéns de vossas alavancas, aos golpes de vossos machados, mas esta passagem está guardada pelo meu peito, e não passareis, senão por cima do cadáver de uma mulher!”. A abadessa de sessenta anos foi assassinada com golpes de baioneta, tornando-se a primeira mártir da guerra pela independência da Bahia no dia 20 de fevereiro.

Enquanto isso, os militares brasileiros se alojaram no Forte de São Pedro e aclamaram  Freitas Guimarães como o comandante das Armas da Bahia. Madeira de Melo reagiu mandando bombardear o forte,  os brasileiros estavam em minoria e com pouca munição, então se renderam e muitos foram para o interior.

A cidade virou uma praça de guerra, com diversos confrontos violentos, dominada pelas tropas portuguesas. Depois disso, dezenas de famílias e soldados brasileiros deixaram Salvador para refúgio na região do Recôncavo. No local, a resistência ganhou força, reunindo várias tropas de voluntários para compor o exército, formado, principalmente, por pessoas pobres e sem treinamento militar. Segundo o escritor Laurentino Gomes, “em poucos dias, as vilas e fazendas do Recôncavo se transformaram em imensos campos de refugiados brasileiros. O restante da Bahia aderiu em peso à Independência do Brasil, formando um cinturão de isolamento aos portugueses encastelados em Salvador”

Em Cachoeira, ocorreram as primeiras batalhas contra os colonizadores, após a cidade reconhecer oficialmente a sua lealdade a D. Pedro. As tropas portuguesas responderam atacando com uma canhoneira a comemoração dos baianos em praça pública. A população atacou a embarcação, conseguiu cercar a canhoneira com pequenos barcos, interditou as passagens nos rios e cortou as comunicações e abastecimentos dos portugueses. Após três dias de batalhas, os portugueses, que já estavam sem comida e sem munição, foram obrigados a se render.  A cidade de Cachoeira se tornou uma espécie de quartel-general das forças rebeldes.

Para organizar e treinar os combatentes, o príncipe D. Pedro enviou o general francês Pedro Labatut com cerca de 750 soldados para pacificar a Bahia.  A estratégia definida foi a de cercar as tropas portuguesas em Salvador, impedindo que recebessem provisões e reforços.

A maior batalha dessa guerra, a de Pirajá, aconteceu quando os portugueses tentaram romper o cerco pela primeira vez, em 8 de novembro de 1822. Nesta batalha, segundo Tobias Monteiro em “A elaboração da independência”, o corneteiro Luís Lopes teria, por conta própria, tocado “cavalaria, avançar e degolar”, após o Major Barros Falcão, que comandava as tropas revolucionárias, dar a ordem de retirada. Os colonizadores teriam se assustado com o movimento, entrado em pânico e recuado. O fato nunca foi comprovado, de acordo com Laurentino Gomes, e não havia cavalaria brasileira na batalha.

Representação de Maria Felipa de Oliveira [Filomena Modesto Orge]

Madeira de Melo também tentou romper o cerco atacando Itaparica. Na ilha, morava Maria Felipa de Oliveira, uma negra marisqueira que teria liderado um grupo de mulheres na luta contra os portugueses. Elas teriam incendiado várias embarcações lusitanas e surrado os portugueses que ousavam desembarcar na ilha. As lendas contam que as brasileiras usavam da sedução como tática de guerrilha; os portugueses as seguiam, elas os embebedavam, tiravam suas roupas e davam uma surra com cansanção (planta que provoca urtiga e sensação de queimadura) e peixeiras.

Após essas duas derrotas e a atuação do almirante Lord Cochrane, que comandou um bloqueio naval, os colonizadores ficaram completamente cercados em junho de 1823. Sem suprimentos, Madeira de Melo e as tropas portuguesas fugiram para Lisboa na madrugada de 2 de julho.  Na manhã do mesmo dia, a libertação da Bahia e a verdadeira independência do Brasil foi oficializada após um ano de batalhas sangrentas.

Retrato póstumo de Maria Quitéria de Jesus Medeiros, de Domenico Failutti
Na Foto: Maria QuitÈria de Jesus Medeiros
Foto: Reprodução

Entre os integrantes da resistência baiana, destaca-se a história da heroína Maria Quitéria de Jesus, a “Mulan” brasileira. Filha de um fazendeiro, Maria Quitéria assim que soube dos primeiros confrontos em Cachoeira, cortou seus cabelos, pegou as roupas e identidade do cunhado e fugiu de casa para se alistar no Batalhão dos Periquitos.  Com a alcunha de “soldado Medeiros”, ela lutou em diversas batalhas, ganhando respeito pela bravura e habilidade com as armas.

Sua verdadeira identidade só ficou conhecida alguns meses depois, quando seu pai a reconheceu.  O comandante deixou que ela ficasse, tornando-a a primeira mulher soldado do Brasil. Maria Quitéria lutou até o fim da guerra da independência, quando recebeu o posto de alferes e a ordem do Cruzeiro do Imperador D. Pedro I.

O que aconteceu depois? 

Imagem da Cabocla no desfile de 2 de julho de 2009, em Salvador, Bahia [Alberto Coutinho / AGECOM]

A vitória baiana foi essencial para a unidade e independência do Brasil, expulsando de vez os colonizadores.

A Bahia saiu da guerra extremamente afetada e pobre, principalmente nas cidades que foram palco das batalhas. Entretanto, a data de 2 de julho é lembrada com orgulho e desde 1824 o povo sai às ruas todos os anos em uma grande festa popular para celebrar a independência.

O trajeto do desfile é sempre acompanhado de duas grandes figuras simbólicas: o caboclo e a cabocla, que representam os povos indígenas, negros e mestiços que lutaram pela liberdade.

Neste ano e no anterior, as celebrações foram interrompidas devido às restrições do coronavírus e, segundo o jornal baiano Correio, essa foi a primeira vez na história que a tradição do desfile não aconteceu.


https://www.monitordooriente.com/20210702-relembrando-a-guerra-da-independencia-do-brasil-na-bahia/?fbclid=IwAR0CoH33fXNCPpsMLdBWr9mQ_sfW_jQHDIcHqm5HJVypJX8WxCaP43lnBtY

sexta-feira, 2 de julho de 2021

Las Invasiones Inglesas y la Revolución de Mayo

 

Las Invasiones Inglesas

En 1806 el dominio español en América recibe su primer golpe grave con las invasiones inglesas al Río de la Plata. Son derrotados, pero la acción se repite en 1807, con los mismos resultados.

En 1810, la revolución estalla desde México hasta Buenos Aires. En 1776 Inglaterra había perdido sus Trece Colonias, y en 1825, Portugal perdería todas sus tierras americanas. En esta última fecha, España ya solo conservaba Cuba y Puerto Rico, además de las Filipinas en Asia.

Dos tentativas y dos fracasos ingleses

Los ingleses desembarcan en Quilmes el 25 de junio de 1806. Buenos Aires, es conquistada sorpresivamente. Pero los conquistadores se asombran al encontrar tantas adhesiones.

Sin embargo, el 12 de agosto del mismo año las fuerzas de milicias populares reunidas por Santiago de Liniers reconquistan la ciudad, tomando prisionera a la guarnición inglesa y a su comandante Beresford.

Al año siguiente, una nueva expedición inglesa toma Montevideo, pero es rechazada en Buenos Aires gracias a la Defensa que opone Martín de Álzaga.

El Virrey Sobremonte es declarado incapaz por la Audiencia y lo reemplaza interinamente Liniers, el jefe francés de la Reconquista. La legalidad no se ha roto, pero el régimen está deshecho: las milicias hacen la ley y la Audiencia debe inclinarse ante su voluntad (*).

Aquel fallido intento inglés en el Río de la Plata fue una de las chispas que incendió el sur del continente y que, como reguero de pólvora, insuflará a los americanos con un espíritu de rebeldía, como si alguien –en este caso los porteños de Buenos Aires− hubiera dicho por primera vez: Sí, se puede. Pero ese episodio distingue dos momentos de un solo intento de invasión que tenía por objetivo sentar una cabecera de puente en el Río de la Plata y sus dos orillas, Buenos Aires y Montevideo o Maldonado. Ese largo año de preparativos, luchas, y nuevos enfrentamientos empieza el 25 de junio de 1806 y termina el 9 de septiembre de 1807.

Es que un río ancho, como lo es el Río de la Plata, no representaba ningún obstáculo para una armada como la inglesa. Durante ese año y medio los britanos –como los llamaban en Buenos Aires− nunca abandonaron el estuario del Plata. En Montevideo, además, durante seis meses editaron un periódico bilingüe, The Southern Star-La Estrella del Sur.

La Revolución de Mayo

Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último virrey del Río de la Plata, al autorizar el comercio libre con Inglaterra, pone las bases de lo que será la economía de la futura Argentina independiente que está naciendo. El viejo monopolio ha muerto.

En cambio, el problema del espacio de los españoles peninsulares en Hispanoamérica es cada vez más agudo. Las revoluciones comienzan siendo tentativas de los sectores criollos de las oligarquías urbanas por reemplazar a aquellos en el poder político. En todas partes el nuevo régimen rechaza el viejo sistema pero aspira a heredarlo.

Las revoluciones se dan sin violencia, con centro en los Cabildos, instituciones municipales que al no ser delegadas del poder central que se derrumbaba, aseguran además en todos los casos la supremacía de las elites criollas.

Estas se vengan por las postergaciones que han sufrido. Pero no quieren cambios demasiado profundos en las bases reales del poder político; tampoco notan hasta que punto su acción ha empezado a destruir el orden colonial que piensan heredar. Se entabla una guerra civil entre los sectores dirigentes; cada uno de los bandos procurará llevarla fuera del círculo estrecho en que la lucha se desencadena, buscando adhesiones que le den la supremacía.

 La Junta elegida el 25 de mayo de 1810 se divide entre su presidente, Cornelio de Saavedra, y su opositor, el secretario, Mariano Moreno, quien promueve medidas depuradoras que los hechos mostraban ineludibles: expulsar al virrey y a la Audiencia, cambiar el personal del Cabildo, ejecutar a los jefes de la oposición cordobesa, entre ellos Liniers.

Triunfan los moderados, lo que también es efímero: a fines de 1811 se establece un gobierno más concentrado, el Triunvirato, para enfrentar la difícil situación y aplicar una política dura: a los saavedristas se deben las horcas en Buenos Aires para la ejecución de Álzaga y otros conspiradores.

Los héroes de apenas cinco años atrás son devorados por los acontecimientos. Pero tampoco se salva la facción saavedrista: la revolución de octubre de 1812 pone fin al predominio de las milicias urbanas de 1807. Son ahora los oficiales del ejército regular quienes dictan la ley.

Provincias Unidas del Río de la Plata, 

Provincias Unidas en Sud América.

La fracasada Constitución unitaria del año 1826 se proclama “de la República Argentina". El retrato de Cornelio de Saavedra del año 1830 es un testimonio del conflictivo proceso por el cual prevalece la denominación de República Argentina a lo que no es ajena la preeminencia hegemónica que Buenos Aires alcanza durante los gobiernos de la Confederación.

J.V. São Paulo, julio de 2002


Bibliografía
-José Carlos Chiaramonte, Ciudades, provincias, Estados: orígenes de la Nación Argentina: 1800-1846. Bs. As. Ariel, 1997-Tulio Halperín Donghi, Historia Argentina: de la revolución de la Independencia a la confederación rosista. Bs. As. Paidós, 1993
-Tulio Halperín Donghi, Historia contemporánea de América Latina. Bs. As. Alianza Editorial.1980