terça-feira, 28 de junho de 2016

Origen y apogeo de las lumpen-burguesías latinoamericanas. 4ª parte.

O salvamento do México.
Imagen y artículo inicial de este texto ehttp://resistir.info/ .


Vea la 1ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/que-representan-los-cultos.html

Vea la 2ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/los-cultos-neopentecostales-y-el.html

Vea la 3ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/que-es-la-lumpenburguesia-y-el-lumpen.html

4ª parte

“Origen y apogeo de las lumpen-burguesías latinoamericanas–
Las elites económicas y la decadencia sistémica” 
Título y texto en itálico a continuación por Jorge Beinstein.

La llegada de la derecha al gobierno no significa el reemplazo del modelo anterior (desarrollista o  neokeynesiano) por un nuevo modelo elitista de desenvolvimiento y sí, simplemente, el inicio de un gigantesco saqueo donde cada banda de salteadores obtiene el botín que consigue en el menor tiempo posible y enseguida lucha por más, a costa de las víctimas y también, si fuera necesario, de sus competidores. La anunciada libertad de mercado no significó la instalación de un nuevo orden, y sí la implantación de fuerzas entrópicas. El país burgués no realizó una reconversión elitista-exportadora, en realidad se sumergió en un gigantesco proceso destructivo. "

El concepto de "lumpen-burguesía" surge por primera vez a fines de los años de 1950 a través de algunos textos de Ernest Germain, pseudónimo de Ernest Mandel, al referirse a la burguesía de Brasil que el autor consideraba una clase semicolonial, "atrasada", no completamente "burguesa" (en el sentido moderno y occidental del término). Fue retomado más adelante, en los años de 1960 a 1970, por André Gunder Frank, generalizándolo para las burguesías latinoamericanas”- dice Jorge Beinstein.

Como decíamos en la 3ª parte de este ensayo (ver links arriba), “Lumpenburguesía y lumpendesarrollo” fue como llamó André Gunder Frank a la vieja “burguesía nacionalista” y al viejo nacional-desarrollismo de los años de 1960 que, respaldados por la Alianza para el Progreso de John Kennedy, trataban en los años 90 de reeditarlo con las migajas de un nuevo imperialismo a lo George W. Bush, que ya se había desinteresado por América Latina y centraba todo su acionar en Europa y Asia.

Tanto Mandel como Gunder Frank estabelecían una clara diferencia entre las burguesias centrales -bien estructuradas, imperialistas, tecnológicamente refinadas-, y las burguesías periféricas, subdesarrolladas, semicoloniales, caóticas, en fin: lumpen-burguesías (o burguesías degradadas).

Pero este esquema comenzó a ser desmentido por la realidad a partir de los años de 1970 con el declínio del keynesianismo productivista y sus acompañantes reguladores e integradores. Se desencadenó un proceso de transnacionalización y financiarización del capitalismo global que a partir de los primeros años de 1990 (con la implosión de la URSS y la aceleración de la entrada de China en la economía de mercado) adquirió un ritmo desenfrenado y una extensión planetaria. Mientras se desaceleraba la economía productiva crecía de modo exponencial la especulación financiera. Uno de sus componentes principales, los productos financieros derivados, equivalían a unas dos veces del Producto Mundial Bruto en el año 2000 y en 2008 ya representaba unas 12 vezes del mismo P.M.Bruto."

“Cuando estudiamos esas elites descubrimos rápidamente que su dinámica puramente "económica" solo existe en nuestra imaginación. Un negocio inmobiliario de gran envergadura exige seguramente conexiones judiciales, políticas, mediáticas, etc. A su vez, para llegar a los niveles más altos de la máfia judicial es necesario disponer de buenas conexiones en los círculos de negocios, políticos, mediáticos, etc. y tener éxito en la carrera política exige fondos y coberturas mediáticas y judiciales. En suma, se trata en la práctica de un complejo conjunto de articulaciones mafiosas, grupos de poder transectoriales vinculados a, más o menos subordinados a (o formando parte de) tramas extrarregionais a través de canales de diversos tipos: el aparato de inteligencia de los Estados Unidos, un megabanco occidental, una red clandestina de negocios, alguna empresa industrial transnacional, etc.”

(Este texto fue publicado en el número 6 de la revista Maíz, de la Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, en mayo de 2016 a prpósito de la llegada de Macri al poder.)


La privatización total o parcial de los servicios públicos de energía, agua, trenes, salud, educación, carreteras y prisiones permitió que las grandes empresas establecieran peajes en recursos básicos y cobraran rentas por su uso a los ciudadanos o a los Gobiernos. El término renta también se refiere a los ingresos que no son fruto del trabajo. Cuando alguien paga un precio exagerado por un billete de tren, sólo una parte de dicho precio se destina a compensar a los operadores por el dinero gastado en combustible, salarios y materiales, entre otras partidas; el resto es la constatación de que las corporaciones tienen a los ciudadanos contra la pared”-, dice a su vez George Monbiot de The Guardian.

Como vimos en las 3 primeras partes de este ensayo, la clase política latinoamericana –mayoritariamente representante de los grandes empresarios y terratenientes de la región y de sus sócios europeos y estadounidenses- fueron los instrumentos para que la década de los años de 1990 fuera la más lucrativa para las elites en el poder. 

Pero más beneficiados todavía lo fueron los bancos y las empresas multinacionales de Europa y los EEUU; se calcula en más de U$D tres billones (millones de millones) en ganancias, que se pagaron como intereses de la deuda y a través de diversas regalías, excedentes comerciales, y a partir de la  venta de las empresas más valiosas y rentables de la región –en manos originalmente de las burguesías nacionales- y por medio de la transferencia del control de grandes sectores de los mercados internos. 

Por medio de este proceso se fortaleció un grupo muy poderoso de inversores, financistas y todo tipo de especuladores, al cual se sumó una parte fundamental de la llamada “clase política” a través de sobornos y corrupción, y de actividades económicas, tanto lícitas como ilícitas, favorecidas por el saqueo de los fondos públicos y con el visto bueno del FMI y el Banco Mundial. 
No podemos dejar de imaginar que hubo en ello un auspicio de los diversos organismos de control del estado -CIA, DEA y USAID- de los EEUU. Ya vimos que este fue el mecanismo que auspició el golpe de 1964 en Brasil, y el mismo con el que las grandes iglesias neo-pentecostales se favorecieron en toda América Latina.

El neoliberalismo en Latinoamérica, -y como se vio, también en la España del PP de los últimos 15 años, y en la Italia de Berlusconi- crea para su beneficio imediato un estado mafioso que se auto-reproduce en todos y cada uno de sus niveles institucionales, sea en los congresos, en las cortes de justicia, los partidos y en el poder ejecutivo.

Lo vemos claro en los países que fueron prácticamente recolonizados, como dice Jorge Lora Cam, por el casamiento entre la lumpen-burguesía local y el capital financeiro internacional. Así ocurrió en el caso del Perú de Fujimoro, Colombia, la Argentina de Menem, y en México, en donde el poder ejecutivo y judicial favorecen descaramente a las multinacionales y a los grupos de poder y a los partidos de la derecha oligárquica. Los congresos de esos países –y hoy es el caso de Brasil y Paraguay, después de sendos golpes constitucionales- se fueron transformados en simples grupos de lobistas.

A la vez, grandes sectores de las fuerzas armadas y policiales –y en el caso brasileño actual, la “banda podre” de las PMs- y sus servicios de inteligencia protegen esos intereses y los de las mafias del narcotráfico, del comercio ilegal de armas, de inmigrantes y de de mujeres. La corrupción generalizada que unifica a las derechas se apoya en una acumulación salvaje y depredadora.

El “estado canalla por excelencia” que menciona Chomsky, se convierte en el principal enemigo de la democracia, de los derechos humanos y de los pueblos que eligen a sus gobiernos para gerenciar el estado. En América Latina existen los recursos estratégicos –sean hidrocarburos, u otros minerales- y una gran biodiversidad que son la base del dominio tecnológico y de las reservas estratégicas en la lucha de estas máfias por el poder global.

El capital mafioso se financia con capitales del narcotráfico que corroen al estado por dentro. El neoliberalismo global, aliado a las lumpen-burguesía locales, es un modelo criminal como se ve en el caso del capital financiero anglosajón en Dubai, que blanquea los capitales de Al-Qaeda y del Estado Islámico, supuestos enemigos principales de occidente. O el banco Stanford, de Antigua, que blanquea al Cartel de Juárez. También son sospechosos el Citigroup, el HSBC y el Santander, gigantes conectados a paraísos fiscales y a las cuentas "invisibles" del neoliberalismo global.

Como lo vemos hoy muy claramente en el gobierno Temer, surgido de una chicana legal como golpe parlamentario, los EEUU y los monopolios europeos ambicionan una total libertad de acción sobre los bienes y territorios que cumplan con sus propias necesidades de seguridad nacional (de los EEUU, sobre todo); la región toda es considerada su reservatorio de recursos estratégicos y para obtenerlos no existen escrúpulos, ni límites morales o éticos; y si los hubiera de parte de algún partido o grupo social, hay que removerlos, envileciendo, degradando, corrompiendo y prostituyendo todas las relaciones sociales. 

Las estrategias de poder y de supremacía en la búsqueda de ganancias extras y competitividad se vuelven concretas en planes, políticas, contratos, proyectos, normas, garantías a la propiedad, compromisos e incluso, si fuera necesario, como lo vimos en la 2ª parte de este ensayo al hablar sobre el golpe de 1964, con maniobras militares que no respetan ni los derechos ni la democracia que el gran capital y sus aliados de las lumpen-burguesías nativas consideren un obstáculo a sus objetivos.

Fin


Javier Villanueva. Buenos Aires, 27 de junio de 2016.


Fuentes originales del 1er. artículo, de Jorge Beinstein:

Jorge Beinstein, "Serra contra o Mercosul: o auge das direitas loucas na América Latina", cartamaior.com.br/... 
Carlos Marx, "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850", en Carlos Marx-Federico Engels, Obras Escogidas, Tomo I, páginas 128-129, Editorial Progreso, Moscú 1966. 
Karl Polanyi, "The Great Transformation.The Political and Economic Origins of Our Time", Bacon Press, Boston, Massachusetts, 2001. 
Andre Gunder Frank, "Lumpenburguesía: lumpendesarrollo", Colección Cuadernos de América, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1970. 
Tyler Durden, "Is Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero Hedge,www.zerohedge.com/news/2015-06-12/deutsche-bank-next-lehman 
Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS,www.infowars.com/f... 
"La inversión de las naciones industriales, en especial de Inglaterra, fluyó hacia América Latina. Entre 1870 y 1913, el valor de las inversiones británicas aumentó de 85 millones de libras esterlinas a 757 millones, una multiplicación casi por nueve en cuatro décadas. Hacia 1913, los inversores británicos poseían aproximadamente dos tercios del total de la inversión extranjera". Skidmore, Thomas E. y Smith, Peter H., "Historia contemporánea de América Latina. América Latina en el siglo XX", Ed. Grijalbo. 4a. edición, España, 1996.
Fuente: Resistir.info
Referencias para el concepto "Lumpen-burguesía":
Kapcia Antoni, Antoni Kapcia, Havana: The Making of Cuban Culture, Berg Publishers, 2005.
Hosam Aboul-Ela, Other South: Faulkner, Coloniality, and the Mariategui Tradition, Univ. of Pittsburgh Press, 2007.
William Edwin Segall, School Reform in a Global Society', Rowman & Littlefield, 2006.
David Harrison, The Sociology of Modernization and Development, Routledge, 1988.
David Seth Preston, Contemporary Issues in Education, Rodopi, 2005.


  1. Jump up
  2. Frazier, E. Franklin (1957). Black Bourgeoisie. New York: The Free Press. p. 173.
  3. Jump upJoseph L. Love, Third World' a response to professor Worsley, Third World Quarterly, Volume 2, Issue 2 April 1980

sábado, 25 de junho de 2016

¿Qué es la lumpenburguesía y el lumpen-neoliberalismo? ¿Y qué tienen que ver con los neopentecostales?



3ª parte.

Lea la 1ª parte en: 
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/que-representan-los-cultos.html

Lea la 2ª parte en: 
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/los-cultos-neopentecostales-y-el.html


¿Qué es la lumpenburguesía y el lumpen-neoliberalismo? 
¿Y qué tienen que ver con los neopentecostales?

Nuestras burguesias nacionales son cada vez más los hijos abandonados del desarrollismo que llegó con todas las características del subdesarrollo hasta el actual sistema de globalización, en el que la dependencia crónica se convirtió en un saqueo abierto que devino en la destrucción tanto de las antiguas formas de producción capitalista, como de la sustentabilidad ecológica, y también de la propia concepción histórica, teórica e ideológica de la burguesía.

Lo vimos en la Italia de Berlusconi, como consecuencia indirecta de la operación Mani Puliti -Manos Limpias, en español-, en la Argentina de Menem, y en el Perú de Fujimori.

“Lumpenburguesía y lumpendesarrollo” fue como llamó André Gunder Frank a la vieja “burguesía nacionalista” y al viejo nacional-desarrollismo de los años de 1960 que, respaldados por la Alianza para el Progreso de John Kennedy, trataron en los años 90 de reeditarlo con las migajas de un nuevo imperialismo a lo George W. Bush, que ya se había desinteresado por América Latina y centraba su acionar en Europa y Asia. Era la etapa siguiente al nuevo liberalismo de los Chicago Boys de Pinochet, claramente explicitado en las "relaciones carnales" del menemismo con los EEUU.

El subdesarrollo no es un momento o una situación en particular, sino una relación crónica entre las naciones periféricas y las del capitalismo central -los países imperialistas, antiguos beneficiarios del colonialismo- que, bajo las reglas de la globalización y la hegemonía del libre mercado, transformó y agudizó todos los aspectos y todas las condiciones del subdesarrollo.

La vía por la que los países antes llamados del 3er Mundo llegaron a la actual situación fue el endeudamiento externo e interno, resultado de esta burguesía “mínima”, muy protegida y que alguna vez soñó con ser monopólica, que vio hundirse la nación desde el salva-vidas de su profundo egoismo de clase privilegiada, que terminó en la subordinación casi absoluta al capital fianciero internacional.

De a poco, durante las sucesivas crisis periódicas, se fueron creando las condiciones para una casi inexistencia de una verdadera burguesía autónoma en América Latina; una burguesía que explote con un mínimo de eficiencia, con visión de medio y largo plazos, en los términos de un capitalismo que tenga un mínimo de competencia sin hacer la acumulación por mero decreto, ni por ser favorecida por un estado oligárquico, que en los últimos 30 años, además, pretende generar una democracia política, pero sin ninguna competencia económico-social para sostenerla.

Todo el sistema político y la casi totalidade de los partidos brasileños (más de 30 en la actualidad!) están sujetos a lo que decida esta oligarquía anticuada, monopólica y protegida. 
Es a ella a la que podemos darle el nombre de  lumpenburguesía, según la descripción que Gunder Frank hizo en su crítica al desarrollismo, que en los últimos treinta años -pero sobre todo después de los años de 1990- quiere presentarse con una máscara de modernidad y de liberalismo democrático, como el PSDB, DEM y PSB en Brasil.

Esta lumpenburguesía entregó históricamente las riquezas de la economía local a cambio de una garantía para mantener su propio poder, aprovechándose de las nuevas forma de la globalización para consagrar la dependencia. Al mismo tempo que mantiene el subdesarrollo de cada país de la región, de modo de poder asegurarse sus privilegios monopólicos en áreas que son claves, como la telefonía, las concesiones de radio y TV, los bancos, aunque estén asociados al capital financeiro internacional.


Tenemos hoy en el poder político en Brasil y en Argentina un modelo clásico del lumpen-neoliberalismo que, aunque la elite oligárquica aspire y haga grandes esfuerzos a favor de la integración comercial y económica mundial, siempre mantiene su poder cerrado y protegido dentro del llamado libre mercado.

Continuará

Javier Villanueva. 25 de junio de 2016

quinta-feira, 23 de junho de 2016

Los cultos neopentecostales y el integrismo en la política




Más sobre la guerra al narcotráfico y la CIA en Brasil

Es un dato conocido que las nuevas iglesias carismáticas y neopentecostales fueron impulsadas oficiosamente por la administración Reagan en los años de 1980 como parte de un conjunto de atividades ilegales de la CIA en América Latina, que incluían el financiamento a los Contra, que luchaban contra la revolución sandinista.

En Brasil la guerra al narcotráfico vino a sumarse a las viejas iniciativas oficiales u oficiosas de los EEUU que se desenvolvían desde la 2ª guerra mundial, y en particular desde un poco antes del golpe de 1964.

El Centro de Datos Operacionales, el CDO de la Policía Federal, desde su creación en 1980, por ejemplo, está oficiosamente bajo el control de la Drug Enforcement Administration, que es vinculada a la CIA. El CDO actua con recursos de la DEA y del International Narcotics Control –INC–, un programa del Departamento de Estado de los EEUU.

Las agencias nacionales brasileñas que fueron involucradas en ese conjunto de programas son la Abin –Agencia Brasileña de Información–, sucesora del SNI; la Secretaría Nacional Antidrogas, el CDO de la Policía Federal, y los servicios de información del ejército –CIE–, de la marina –Cenimar– y de la aeronáutica –Cise–.
Por su parte, las agencias que los EEUU ofrecían en este proyecto eran la National Security Agency, el conjunto del Communication Intelligence, que abarca a la CIA, DEA, FBI e Interpol.

Además, en 1987 fue creado el llamado US Special Operations Command, que tenía la misión específica de preparar y mantener las fuerzas de operaciones especiales. Ese comando era especializado en combatir contra las organizaciones de protestas antigubernamentales, acciones populares de rebelión, guerrillas y otros movimientos que pudieran amenazar desestabilizar a los gobiernos aliados de los EEUU en la región, en general dictaduras militares; al mismo tiempo, se proponían adiestrar a las Fuerzas Armadas en la formación de contra-guerrillas –como en el caso de los Contras en Nicaragua- y de combate irregular a unidades rebeldes, además de recolectar inteligencia, promover la guerra psicológica y el sabotaje, divulgar informaciones falsas o de contra-inteligencia, etc.

Volviendo a los neopentecostales

El neopentecostalismo, decíamos al comienzo de este ensayo, es un movimiento religioso surgido a partir de las iglesias evangélicas tradicionales -bautistas, metodistas, presbiterianas, episcopales, luteranas- e incluso del seno de la comunidade católica.
Se caracteriza el neopentecostalismo por introducir diversos elementos mais antigos del pentecostalismo, como son la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo y algunos otros aspectos litúrgicos, a veces dentro de sus respectivas iglesias, sin abandonarlas del todo ni dejando de seguir el pentecostalismo clásico.
Debido a lo dicho anteriormente, al neopentecostalismo se lo considerada la rama más nueva del pentecostalismo, y al igual que en las antiguas iglesias pentecostales que la precedieron, sus miembros creen en el llamado bautismo en el Espíritu Santo.

Un poco más de historia

Las iglesias neopentecostales surgieron hacia finales de la década de 1950. El término "movimiento carismático" fue introducido en 1962 por el ministro luterano Harald Bredesen, y se difunde entre las nuevas iglesias evangélicas o pentecostales como “neopentecostalismo”, pero define también a una corriente con nuevas formas, más dinámicas de culto, llamadas “carismáticas”, entre muchas iglesias católicas.

Los cultos neopentecostales también incluyen algunas ideas de la teología de la prosperidade, del concepto de la “meritocracia” y de la llamada "guerra espiritual". Este movimiento suele ser criticado por los cultos evangelistas tradicionales precedentes debido a que sus nuevas doctrinas no son amparadas en textos fieles a la Biblia, como por ejemplo la búsqueda de las riquezas y del éxito en los negócios, que llegan a ser vistos como escandalosos entre los pastores adeptos a la denominada teología de la prosperidad. También son muy duramente criticadas sus liturgias y ritos, más masivos y superficiales, muy similares a los programas televisivos de auditório, siempre con grandes plateas.

Ronald Reagan, Juan Pablo II y los neopentecostales

Ya en la década de 1960 había empezado el proceso de crecimiento de esas iglesias, pero desde la llegada al poder político en los EEUU de Ronald Reagan y el ala ultraconservadora de los republicanos hacia los años '80 –la que luego se llamó “Tea Party”-, se agiganta convirtiéndose en una estrategia política claramente definida.

Esta política aparece mencionada como un mecanismo a ser implementado en los Documentos de Santa Fe I y II, bases ideológicas del proyecto de la derecha en el poder estadounidense.

Los documentos mencionados más arriba son papeles de la CIA que fueron redactados en la ciudad de Santa Fe entre los años de 1980 y 1986, y que fueron inspirados por el temor ante la creciente propagación política y militar de las izquierdas en la región. Sirvieron estos documentos como base para el fortalecimiento de la política de dominación por parte de Estados Unidos en América Latina a partir de esos años. Entre sus puntos más importantes están la instauración de gobiernos próximos a los EEUU, y la promoción de reformas económicas neoliberales que facilitasen la inversión de capitales estadounidenses y europeos en los países de latinoamericanos, con el consecuente debilitamiento de las economías nacionales y las empresas locales. Esta política ha sido conocida como “Consenso de Washington”.

Los Documentos de Santa Fe I y II se proponían también, debilitar la posición de intelectuales de izquierda o que fueran críticos a los Estados Unidos y dar um espacio mayor a los políticos y pensadores favorables a sus políticas, con posturas que fueron conocidas como “populismo de derecha”.

Otro de los objetivos centrales de los Documentos era que se proponían usar la guerra contra el narcotráfico para fortalecer la presencia militar estadounidense y financiar a los grupos paramilitares de apoyo, a la vez que debilitaban las bases de la cultura tradicional y cercaban los movimientos populares de izquierda latinoamericanos.

Como parte de esta campaña se proponían los autores de los Documentos aumentar la influencia de la cultura y las costumbres estadounidenses, alentando la propagación de los cultos neoevangélicos de filiación fundamentalistas, que desde esos años vienen mostrado una gran expansión en muchos países, mediante la financiación a través, sobre todo, de fundaciones vinculadas al gobierno y de programas de cooperación técnica, que fue  estimada por el investigador Joseph Stoll entre 200 y 300 millones de dólares hacia finales de los años de 1980.

Con todo este conjunto de acciones confluyentes se trataba de debilitar los movimientos locales de resistencia a los EEUU, al mismo tiempo que se canalizaba las demandas del pueblo hacia un activismo religioso opuesto a los grupos católicos más comprometidos con las luchas populares.

Además de esos documentos originales, en el año 2000 se publicaron otros nuevos planes, dirigidos específicamente a contener la expansión del proyecto político del presidente venezolano Hugo Chávez y del llamado bolivarianismo.

Los documentos de Santa Fe y los neopentecostales contra la Teología de la Liberación

Podemos ver, entonces, que los Documentos generados por los servicios de la inteligencia estadounidense van a confluir con el surgimiento de un poderoso movimento del neopentecostalismo, que aparece como una fuerte contrapropuesta al avance de la Teología de la Liberación de la Iglesia Católica y a su compromiso social a través de la opción por los pobres.

Esto se traduce en una tendencia a la vuelta a valores como  la competencia, el individualismo, la meritocracia, el concepto del “éxito” económico que dice  que las personas valen en la medida de lo que consumen, y cuanto más consumen más valen. Todo eso lo transmiten estas nuevas expresiones religiosas de un modo repetitivo, bien organizado y presentado al público. Todo lo cual se contrapone diametralmente a una nueva Iglesia Católica que, luego del Concilio Vaticano II, dio un gran giro en su posición tradicional empezando a tomar un partido claro por los excluidos con su llamada “opción preferencial por los pobres”.

En las antípodas de los nuevos cultos neopentecostales, la Teología de la Liberación fue la expresión acabada de todo ese movimiento en el seno de la iglesia católica, como una nueva ideología y posición política para la vida pastoral. Por eso surgen como respuesta beligerante frente a los Documentos de Santa Fe, generados con la clara intención de frenar ese avance hacia lo popular. Es así que aparecen las nuevas iglesias neopentecostales para quitarle presencia e influencia a la Iglesia Católica por medio de una estrategia de distracción, desorganizando y desmovilizando a la gente, y buscando insensibilizarla en relación a las verdaderas causas de la pobreza.

El giro a la derecha de Juan Pablo II: el Opus Dei en España, la TPF y los Arautos do evangelio no Brasil

Como todo processo de acción y reacción en la política, al mismo tiempo que la Teología de la Liberación era atacada desde afuera por los cultos neopentecostales, desde dentro del catolicismo se levanta una fuerte oposición a la tendencia modernizadora abierta por Juan XXIII con el concilio Vaticano II de 1962 a 1965. En un nuevo giro a la derecha, opuesto a las reformas de “el papa bueno”, Juan Pablo II puso en marcha un programa de “recristianización” o de “segunda evangelización” de Europa, que empezó en Polonia, y a lo largo de más de un cuarto de siglo de pontificado, se fue extendiendo por toda la cristiandad.

Esse giro conservador estaba apoyado en el rígido control doctrinario por parte del cardenal Ratzinger -el futuro papa Benedicto XVI- que funcionaba como el brazo derecho de Juan Pablo II, y en la actividad de los movimientos eclesiales conservadores, como el Opus Dei, Comunión y Liberación, Legionarios de Cristo, Camino Neocatecumenal, Heraldos del Evangelio y otros; estos grupos colaboraron con gran eficacia en el éxito del proyecto neoconservador de Juan Pablo II en los campos políticos, económicos, religiosos, culturales y sociales. El papa polaco creía que la situación vivida en el Este europeo, gobernado por partidos comunistas era causda por el ateísmo y que la solución vendría con la reinstauración del catolicismo. Por eso uno de sus principales objetivos fue la recristianización de médio continente.

A mediados de los años de 1970, mientras en América Latina crece la Teología de la Liberación, un nuevo discurso religioso toma forma en España, impulsada por el Vaticano y con la ayuda fianciera de la CIA. Es una reacción ocurrida en los años posteriores al Concilio Vaticano II que, como ya dijimos antes, fue el mayor intento de la Iglesia católica de adaptarse a las nuevas sociedades laicas, en la que lo religioso queda cada vez más limitado a la esfera de lo privado. Esa nueva corriente promueve, una “segunda evangelización de Europa”, que con la llegada de Karol Wojtyla al pontificado de la Iglesia con el nombre de Juan Pablo II, encuentra un aliento máximo.

Las organizaciones de derecha españolas se fortalecen en ese período, ya que cuentan con el apoyo explícito de Juan Pablo II y sus sedes centrales se encuentran en Roma. Las comunidades neocatecumenales, más conocidas como “los Kikos”, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo o Comunión y Liberación son algunos de estos grupos.

En Brasil también hay expresiones similares, como la TFP –Tradição, Familia e Propriedade-, y sus disidentes, los Arautos do Evangelio. Todos ellos tienen varias características similares, puesto que veneran a un líder, defienden radicalmente sus creencias político-religiosas, practican un proselitismo activo, rechazan la secularización y están convencidos de tener como misión la  “reconquista de la sociedad laica para devolverla a la senda del Dios verdadero”.

Para lograr sus objetivos esos grupos fundamentalistas católicos trabajan en dos frentes, por un lado, la recristianización desde arriba y la reevangelización de las bases, realizando diversas labores pastorales entre  los sectores más desfavorecidos de la sociedad. En España la presencia de estas sectas llega a agrupar unos 100 mil membros, según los datos de las propias organizaciones, aunque todavía no tienen una gran influencia sobre toda la gran masa de los católicos españoles, aunque cuenten con el apoyo tácito de la Conferencia Episcopal.

El integrismo crece también entre judíos y musulmanes

También entre los judíos se reactivó durante la década de los años 70 un amplio movimiento de “rejudaización”, que creció tanto en Israel como en la diáspora, enfrentando a la concepción laica y socializante de grandes sectores sionistas. Después de la guerra árabe-israelí de 1973 se crea el movimiento armado, llamado “Gush Emunim”, o Bloque de fieles, que pretendía reemplazar la noción jurídica de Estado de Israel por el concepto bíblico de “pueblo elegido”. Ese partido fundamentalista judío justificaba la ocupación de los nuevos territorios tomados de los árabes en nombre del “pacto de Dios” con dicho Pueblo, y defendía la vuelta a una observancia íntegra de la ley judía, con la correspondiente separación rígida entre judíos y no judíos, los llamados “gentiles”.
Fue en la onda de este processo de auge conservador que sube al poder la coalición derechista Likud, liderada por Menahem Begin en 1977.

Como vemos, el retorno conservador de la religión en el mundo de los cristianos –sean evangelistas o católicos-, como entre el judaismo, se traduce con frecuencia en manifestaciones irracionales e intolerantes, como el dogmatismo rígido y el integrismo; fundamentalismo y fanatismo con rigorismo moral y disciplinar, y discriminaciones de género; crecen las limpiezas étnico-religiosas y la práctica del terrorismo en nombre de Dios.


También y paralelamente se multiplican en el mundo árabe los procesos inquisitoriales contra los creyentes heterodoxos o de otras religiones; las persecusiones contra los infieles y la renuncia a la interpretación en la lectura de los textos sagrados, etc.

Continuará

Javier Villanueva. São Paulo, 22 de junio de 2016.

quinta-feira, 16 de junho de 2016

¿Qué representan los cultos neopentecostales?


¿Qué son y qué representan las iglesias neopentecostales?

Las iglesias neo-pentecostales son un fenómeno relativamente nuevo en América Latina, aunque en Brasil surge entre los años 70 y 80, para consolidarse con fuerza total entre 1980 y 2010, hasta alcanzar un altísimo grado de participación política y social en la actualidad. Esto se expresa hoy muy claramente en el congreso que fue votado en 2014, el más conservador y corrupto de los últimos 35 años, y dentro el gobierno provisorio formado a imagen y semejanza de la mayoría del mismo después del impedimento de la presidente Dilma.
Esto ocurre como resultado de una tendencia arrolladora entre las clases más pobres de la población brasileña, pero también se da el fenómeno entre las capas medias altas. A los templos neopentecostales se acerca mucha gente de éxito económico y social–profesionales, artistas, empresarios- porque todas estas iglesias ofrecen diversos caminos “seguros” para la autorrealización y el triunfo personal.

Por lo tanto, se puede decir las iglesias neopentecostales ofrecen algo que la gente común, sin demasiado cultivo intelectual –sea muy pobre o medianamente acomodada- entiende mucho más rápido, ya que necesita siempre más que lo poco y puramente espiritual que le puede ofrecer la Iglesia Católica.
Esa es la primera explicación para entender por qué los cultos neopentecostales pueden tener tantos seguidores. Sus recetas de vida social y de triunfo económico son prácticas, fáciles de ser seguidas por todos, porque resuelven y  ayudan en relación a los problemas más básicos, sean de salud o de relacionamientos, porque estos siempre exigen una cuota de fe y de autoestima. Y los pastores se las ofrecen, o por lo menos, es así como lo siente la gente.

A la población más pobre y excluida la hace sentir que vale y le da autoestima, no por su reconocimiento como clase explotada, sino apenas por su condición de individuo humilde con fe y esperanzas. Y a la gente de clase media y alta le posibilita realmente, y en no pocos casos –al menos por lo que se constata en Brasil con varios jugadores de fútbol de éxito- poder alcanzar un mejor desempeño empresarial con el apoyo y los relacionamentos de sus iglesias. Surgen así, entonces, las llamadas mega-iglesias.

Protestantismo tradicional e histórico

Por cierto, existe paralelamente una desarrollada y bien elaborada “teología de la prosperidad” o da la llamada “meritocracia”. Por todo esto, estas expresiones tienen una gran demanda en nuestros países latinoamericanos, donde hay un terreno fértil para crecer y expandirse. Algo que no se da con tanta facilidad en los países ricos del norte delplaneta, donde la población tiene más y mejor resueltos los diversos aspectos de la vida.
En el hemisfério norte tienen, desde siempre y em los pueblos anglosajoes y germánicos, más arraigo las iglesias protestantes históricas, o el catolicismo, que por cierto  también está en baja, incluso em los países de tradición latina.

Un poco de historia

A lo largo del siglo XVI , la cristiandad dejó lugar como ente supranacional al concepto de Europa como continente, aunque desde entonces y hasta hoy no se sepa exatamente si Rusia y los eslavos del este europeo pertenecen o no al médio continente. No hay que olvidarse que en términos geográficos lo que hay es un continente Euroasiático.
Lo cierto es que desde 1500, la Reforma y los protestantes –Lutero, Calvino y Henrique VIII principalmente- minan las bases del papado y del Sacro Imperio Romano Germánico, comenzando la decadencia de la vieja Iglesia Católica.

Pero, al mismo tempo, el papado y la estructura del catolicismo encuentran en 1492, con el viaje histórico de Cristobal Colón, una salida política y religiosa que se agrega a la expulsión simultánea de una gran masa de población judía de España y Portugal, acompañando la salida de los derrotados príncipes moros de la península. La Iglesia Católica ganó de premio un nuevo continente, y la joven América equilibra durante cinco siglos el poder antiguo del catolicismo con la amenaza de la Reforma.

Volviendo a los neopentecostales

Si bien es cierto que tanto la “teología de la prosperidad” como la llamada “meritocracia” se tratan de estrategias de dominación pensadas en las usinas ideológicas de los poderes imperiales como mecanismos de control social, es obvio que las iglesias neopentecostrales saben cómo aplicarlas y extenderla más allá de las fronteras de sus templos y feligresías. ¡Y lo hace muy bien, claro!

Además, outro aspecto que debe tenerse en cuenta al analizar todo este fenómeno de las iglesias neopentecostrales nos permite ver que la gente ya no encuentra respuestas satisfactorias en las instituciones religiosas tradicionales, por lo que busca nuevas expresiones. La población más desfavorecida ya está cansada del sacramentalismo, de la formalidad, por eso procura nuevas opciones alternativas.
Hoy, por ejemplo, ya no convence a la mayor parte de las feligresías el tradicional llamado a la abstinencia sexual hasta el casamento; así también parecen negar toda la realidad social de los países pobres de América Latina la postura a favor de la criminalización del aborto en un continente con el mayor porcentaje de esa práctica, siempre en la ilegalidad.

Esto implica incluso una nueva concepción de la espiritualidad, a través de la cual la gente busca una relación diferente con lo espiritual, o con el concepto de Dios y de religión. Ya no se busca tanto un conjunto de reglas y normas y sí una relación más personal, más directa. Y eso lo encuentra más en los cultos neopentecostales, y se siente incluso, como subproducto o por reacción defensiva del Vaticano, más identificada también con las nuevas expresiones de la Iglesia Católica, como los cultos carismáticos, una especie de réplica mercadológica de las iglesias neoevangélicas.

Todo esto explica el auge de las nuevas iglesias evangélicas o protestantes neopentecostales en una América Latina que sufrió entre los años de 1960 y 80 una larga guerra civil de las más cruentas, con medio millón de muertos y desaparecidos en América Central y cifras semejantes en el subcontinente sudamericano; a lo que se le agregaron altísimas tasas de corrupción e  impunidad que solo parecen haber aumentado –o puestas a la luz del día- con la lenta reconstrucción de las frágiles democracias desde mediados de los años de 1980 y 1990.

Se habían perdido las viejas utopías políticas que formaron las nacionalidades latino-americanas entre finales del siglo XIX y el paso del siglo XX al XXI. Sin referentes culturales, ideológicos o políticos, la propuesta neopentecostal, que tiene como discurso un llamado moralista y apocalíptico para “parar de sufrir”, aunque no existan mayores alternativas más allá de ese grito de desesperación viene a ofrecerle a la gente una “predictibilidad”, para que puedan saber “qué va a ocurrir”, y “hacia dónde van” sus destinos.

Lo que no deja de provocar sorpresa, -pasados 50 años desde el papado de Juan XXIII, el Concilio Vaticano II de 1962, y la Conferencia de Medellín en 1968- es el por qué de la  gran aceptación del discurso neopentecostal, mucho mayor que la de cualquier propuesta política de la izquierda. No hay duda que en los últimos 30 años en los cuales los movimientos evangélicos fundamentalistas han venido desarrollándose, su crecimiento es gigantesco. Tanto es así que en muchas ocasiones están a la par, o incluso superan, el poder de convocatoria que la Iglesia Católica siempre tuvo en Latinoamérica y en Brasil, tras cinco siglos de incuestionados presencia y poder político.

Los neopentecostales y la ingerencia de los EEUU en América Latina

En los comienzos de la década de 1960, cuando el movimiento de las Ligas Campesinas en el Nordeste de Brasil era el centro de las atenciones de los medios de comunicación de masas –y sin duads, también de la CIA y el Pentágono-, ya había en la región unos 2500 agentes estadounidenses.

En aquellos años ya se había triplicado el número de cónsules estadounidenses y de los agentes de USaid, del American Institut for Free Labour Development, y de los  oficiales militares de alto rango, además de decenas de pastores de las más diversas iglesias neopentecostales. En una entrevista, el embajador norteamericano Abraham Lincoln Gordon admitió que en 1964 había 40 mil ciudadanos de su país en Brasil y que solamente entre 1960 y 1964 habían entrado al país más de 10 mil. 
Hoy ya se sabe que se trataba de hombres y de armas con fines militares específicos, y que el cónsul estadounidense en Recife, Douglas Mc Lean, era el agente de la CIA encargado de todo ese contingente preventivo de combate.

El golpe de 1964, la CIA y los nuevos cultos

Finalmente, y ya para tener plenas garantías del éxito de la acción de los golpistas de 1964, siempre muy bien articulada por Abraham L. Gordon, fue desatada la Operación "Brother Sam", en prevención de cualquier reacción posible por parte de los militares que apoyaban a João Goulart. 
Desde Puerto Rico zarpó en dirección al puerto de Santos, en el litoral de São Paulo, el porta-aviones Forrestal, con 80 mil toneladas de carga, lo que ponía toda la fuerza militar de la Flota del Caribe, liderada por dicho porta-aviones y otro de tamaño menor, aparte de todas las naves rápidas de apoyo exigidas para una invasión fulminante de Brasil por parte de las fuerzas armadas norteamericanas en el caso de descontrol de la situación por los militares golpistas. 
En síntesis, el golpe de 1º de abril de 1964 foi apoyado por una tripulación de más de 5400 hombres, 3090 de ellos profesionales, además de 90 aviones de caza. Toda esa flota navegaba escoltada por destructores .

EEUU y la guerra al narcotráfico

A partir de 1974 y ya asentado y solidificado el golpe cívico-militar em el país, los acuerdos de cooperación Brasil-EEUU pasan a incluir la cuestión del combate al narcotráfico. Cice Moniz Bandera, en su libro “Relaciones Perigosas”, esa cooperación “se intensificó en 1986 con la firma de un acuerdo bilateral, reforzado en abril de 1995, con la celebración de otro Acuerdo de Cooperación Mutua Brasil-EEUU para la Reunión de Demanda, Prevención del Uso Indevido y Combate a la Producción y al Tráfico Ilícitos de Entorpecentes. 

Todo esto oficializó la presencia de la DEA y de la CIA en Brasil que fue implementada anualmente por medio de nuevos memorandos de acuerdos, que explican las actividades de cooperación, describiendo los proyectos a ser ejecutados en el combate al narcotráfico y fijando el monto de los recursos financieros previstos por EEUU y la contrapartida de Brasil. Desde entonces, los EEUU, a través del International Narcotics Control, aumentó el suministro de recursos y equipos de investigación como grabadores, cámeras y entrenamiento de agentes de la Policía Federal, de 1996 a 2001, con un monto de US$ 9.7 millones”.

Continuará


Javier Villanueva, São Paulo, 16 de junio de 2016.