sábado, 31 de março de 2018

Memoria e Historia. ¿O Historia y Memoria? Para leer El Espejo Enterrado de Carlos Fuentes

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Memoria e Historia. 
¿O Historia y Memoria?
Para leer El Espejo Enterrado de Carlos Fuentes

Conversando con Víctor Barrionuevo, uno de los tres directores de la Librería Española e Hispanoamericana de São Paulo – “la pionera en distribución de libros en castellano, me remarca él, insistentemente” - me doy cuenta que nunca había pensado en serio sobre la diferencia entre memoria e historia.

Le cuento que en mi familia me llaman "el Tonto Memorioso", y él me recuerda que leyó algunas cosas mías sobre la memoria. Y sí, ya lo había escrito muchas veces, en textos sobre las famosas “arrugas” o “pliegues” del tiempo; había detallado frases como las de Perón, cuando le dice a su servil lacayo, el peligrosísimo López Rega: “No vamos a asustar a la Historia, Lopecito, vamos a hacer de la memoria un enorme fardo de olvidos”.

Recuerdo haberlo dicho mejor en frases como “la memoria es lo que va desde los relatos de nuestros abuelos, contándoles a nuestros hijos lo que a él le contaban mis bisabuelos.” 
Pero ¿y la Historia, así, con H mayúscula?

“Y la Historia, en cambio, es lo que está más allá, tres o cuatro generaciones atrás de la nuestra, y de la época de mis hijos y nietos”- fue lo que escribí en dos o tres cuentos y crónicas, y recuerdo que me gustó.

Pero Barrionuevo me habló de otra cosa: dice que en 24 años ya leyó y releyó unas cuatro a seis veces el libro “El Espejo Enterrado”, de Carlos Fuentes; y me cuenta que dictó tres cursos o seminarios sobre el tema del libro, que es justamente la diferencia entre memoria e historia; o, para ponerlo en el orden cronológico, entre historia y memoria.

— Pero parece que Carlos Fuentes no lo sabe, aunque lo diga y lo repita varias veces a lo largo de las exactas 440 páginas de la edición del libro por el Fondo de Cultura Económica de México. Ni después de hablar durante horas en los videos de la TVE que en Brasil se conocieron a través de la TV Cultura de São Paulo – me dice Barrionuevo, levantando el tono de voz y llamando la atención de los pocos parroquianos que toman su “pingado com pão com manteiga” a las 7 de la mañana en el Bar Violeta de la Rua Augusta.

— Él, Carlos Fuentes, digo, habla de la cultura, y tiene razón; es lo que más se parece con la memoria; pero también están – como subtítulos dentro de ella-. Las tradiciones, el folclore, las modas y costumbres, los comportamientos sociales, que son todos “menos” que la literatura y las artes, pero “más” que una mera decisión individual o familiar.

— “Los bosques de la memoria serán cada vez más verdes y altos. Cambiarán los derroteros de los vientos y nos protegerán de la mira de los destructores de la vida. Arboles de fuertes brazos que nos señalan el horizonte y las nubes. A esos bosques irán nuestros hijos y nuestros nietos a preguntar por nuevas ideas y a beber el rocío silvestre de la dignidad, de la generosidad”- me cuenta Barrionuevo que le había dicho el historiador argentino Osvaldo Bayer.

— Por otro lado, ya sabemos, la memoria casi siempre se acuerda del pasado por partes, de una forma segmentada, dejando “arrugas” de olvido entre los pliegues, o fragmentos de un pasado más doloroso- insiste en filosofar Barrionuevo. Pero no, me retruca, no es filosofía, es historiografía pura; es así que funcionan los mecanismos entre la memoria y la historia escrita.

— Podríamos decir que la memoria es como un estómago que deja entre sus dobladuras lo que le es más difícil de digerir. Lo que los lleva a pensar a algunos, erróneamente, que quizá sea mejor olvidar aquello que ya no puede solucionarse, aquello que no se asimila. Pues, dicen ellos, no se trata de dejar de lado la historia, sino de aprender a convivir, e ir apartando sus atrocidades para poder vivir en paz con ella. Es como cuenta Tomás Eloy Martínez que el mismísimo Perón le dice, todavía en su exilio dorado en Puerta de Hierro a su secretario, el Brujo López Rega, futuro jefe de las Tres A:

— “Haremos con todo eso un buen fardo de olvido. Seamos piadosos con la memoria, López. No la asustemos”—. Y Barrionuevo se olvida que ya me lo había contado unas tres o cuatro veces.

— “Lo novedoso de esta manera de escribir la historia es que rompe con el hábito cronológico. Partimos del presente para hacer un inventario de aquellos objetos, hombres o lugares que pertenecen a la herencia colectiva"-  dice el historiador francés Pierre Nora.
Además de crear una nueva forma de narrar la historia, Pierre Nora logró establecer una línea clara de separación entre dos conceptos que son cercanos y con frecuencia muy contradictorios:

— “No hay que confundir memoria con historia”, dice Pierre Nora, que nació en 1931, hijo de una familia judía de la burguesía parisiense. Su padre era un reputado cirujano, y a los 12 años tuvo que tirarse por una ventana para escapar de la Gestapo y salvar su vida. Dicen que, para olvidar, se consagró al estudio de la historia, las letras y la filosofía.

Y Barrionuevo coincide con sus conceptos al hablar de memoria y de historia:

— “Memoria e historia funcionan en dos registros radicalmente diferentes, aun cuando es evidente que ambas tienen relaciones estrechas y que la historia se apoya, nace, de la memoria. La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual”.

— ¿No es verdad, Javier? – me pregunta Barrionuevo y, sin esperar mi respuesta, continúa hablando y gesticulando, citando a Pierre Nora, que dice que, al contrario, la historia es una construcción “siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros”. Y es a partir de esos rastros, “controlados, entrecruzados, comparados”, que el historiador se esfuerza por tratar de “reconstituir lo que pudo pasar y, sobre todo, integrar esos hechos en un conjunto explicativo”.

— La memoria, Javi, dice Pierre Nora, depende en gran medida de lo mágico y solo acepta aquellas informaciones que le convienen- me repite. La historia, por el contrario, es una operación puramente intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos. La historia permanece; la memoria va demasiado rápido. La historia reúne; la memoria divide-  son palabras de Pierre Nora, ¿eh?

— Pensá por ejemplo, Javi- dice Barrionuevo y se entusiasma cada vez más con el asunto- pensá en la 2ª Guerra Mundial y en la época del gobierno colaboracionista de Vichy. Francia vivió esa experiencia trágica y salió de ella totalmente dividida entre la memoria de los resistentes, y la de los racistas, la de los colaboracionistas, y además había una memoria de los que habían sido ocupados, al norte del país, y otra de los no ocupados; además de la de los de los prisioneros y los miles de familiares de desaparecidos y muertos.

No sé, no sé, cuanto más lo pienso me parece que la Historia - con H mayúscula- es el estudio de los procesos sociales y políticos, y los acontecimientos más relevantes del pasado, para llegar a una mejor la comprensión del mismo. Tal vez tratando de entender cada hecho o personaje histórico como único e irrepetible, y comprender mejor qué fue lo que lo provocó, cómo se desarrolló, y cuáles fueron sus consecuencias. La Historia con H mayúscula es una disciplina, y exige un método, una sistemática. 
Y la historia sin mayúscula, entonces, es el pasado de forma narrativa. Como en la literatura, o en las películas, que nos cuentan una historia como una concatenación de sucesos. 

La memoria es nuestra reconstrucción del pasado, que puede ser individual, basada en los recuerdos de una persona, o colectiva, apoyada en los recuerdos de un grupo. Es una reconstrucción que surge de los elementos que llegan del pasado y no es una reproducción o una copia tal cual del pasado. 
Tal vez por eso, ninguna de las tres - Historia, historia y memoria pueden ser  la verdad absoluta, o la subjetividad del pasado. La una es metódica, la otra narrativa y la tercera un proceso mental individual o social, pero ninguna de las tres dirá la verdad absoluta de lo que ocurrió en el pasado.



La memória familiar en los álbumes. Y los cambios en las costumbres familiares.

En todo el mundo existió la costumbre de los álbumes fotográficos familiares. Las fotos sacadas en fiestas y aniversarios, y con la modernización de las cámaras, las imágenes fotográficas en álbumes eran en otros tiempos la alegría y diversión en los hogares de todo el mundo. Pero la vieja acumulación compulsiva de registros fotográficos familiares y de viajes, que siempre fue un gusto del argentino, del brasileño y del mexicano, viene transformándose desde la llegada de las cámaras digitales y luego de la incorporación de las mismas a los teléfonos celulares.
Aquellas viejas situaciones embarazosas en las que los amigos eran invitados para ver la historia familiar en viejos álbumes, a veces con tapas de madera, y otros más modernos con cubiertas de plástico, fueron desapareciendo por la capacidad de memoria de los smartphones o con el moderno almacenamiento en línea de las redes sociales – Facebook, Google Plus, Twitter y WhatsApp.

En algunos países, los jóvenes de antes usaban un ingenioso entretenimiento, que era un cuaderno comunitario que se hacía circular de mano en mano por cada aula de la escuela, para contar las novedades y chismes*. Se trataba del chismógrafo. Pero cuando el perfeccionamiento del chisme se redondeó de verdad, y además se agregó al uso y abuso de las fotos, fueron con las redes sociales que, incluso con reglas bastante rigurosas de convivencia, todavía causa muchos dolores de cabeza a adolescentes y jóvenes adultos en todo el mundo.


Ver más en:
https://www.lanacion.com.ar/1630418-el-album-de-fotos-esa-costumbre-que-ya-es-pasado

Javier Villanueva, 11 de noviembre de 2013.




sexta-feira, 30 de março de 2018

Viriato, héroe lusitano. ¿Solo portugués o también español?

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La conquista romana de Hispania duró casi doscientos años. Dos siglos en los que a lo largo de un duro proceso los pueblos célticos, ibéricos y celtibéricos terminaron formando parte de Roma. 
Durante ese largo período se sucedieron episodios históricos y grandes momentos épicos y de heroísmo: la Segunda Guerra Púnica, las Guerras Celtibéricas y Lusitanas, las Guerras Sertorianas, la Guerra de César y Pompeyo, las Guerras Cántabras. 
En todo este proceso y como paradigma de la resistencia nativa ante los avances de la conquista romana, surgen las luchas de un líder, Viriato, y de un pueblo, Numancia. Lusitanos y Celtíberos frente a los invasores romanos, un líder guerrero y una ciudad, pequeña e indomable. Dos nombres para la Historia.

La conquista romana de Hispania: Viriato y Numancia Parte I.

Viriato, héroe lusitano. ¿Solo portugués, o también español?

Hablar del caudillo lusitano Viriato, símbolo de la resistencia celtíbera contra las invasiones romanas supone remontarnos hasta siglo II a.C, tiempos en los que no existían ni España ni Portugal como las naciones y países que hoy conocemos, sino la provincia romana de Hispania. 

Lusitania fue creada oficialmente por Augusto en el año 27 a.C, y era la zona geográfica del centro-occidente de Hispania que comprendía el actual Portugal y las actuales provincias españolas de Salamanca, Zamora, Cáceres y parte de Toledo. Sin embargo, algunas áreas de Andalucía estaban incluidas en el concepto primitivo de Lusitania, cuya denominación, con el pasar del tiempo terminó asociándose exclusivamente al territorio portugués aunque realmente nunca fue así. 

"Cuando pensemos en el origen de Viriato debemos pensar en un territorio que no es con toda seguridad portugués", le explica al reportero del diario español ABC el historiador Amílcar Guerra, de la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa. 

"No hay que reclamar un origen portugués o español a Viriato, que era un lusitano, de un territorio que englobaba zonas a ambos lados de la frontera actual", agrega. 
Es difícil determinar quiénes eran en aquella época de las guerras celtíberas contra Roma los lusitanos. Justamente, "lusitano" fue un término creado por los propios romanos que "revela una dificultad en identificar las poblaciones locales". 

El historiador luso remarca que fue sobre todo en los años 80 cuando se empezaron a estudiar las fuentes latinas y griegas y "subrayaron el hecho de que la geografía de la las luchas de Viriato era bastante diferente a la que la historiografía normalmente refería". 

Es decir, hasta los años 80, la historiografía estaba muy condicionada por una asociación antigua que decía que Lusitania era el antiguo Portugal, cuando en los primeros conceptos se la reconoce mucho más hacia el sur de la península. 

Pero, volviendo a la figura de Viriato, cuenta el historiador romano Lenón, que el héroe lusitano era tan fiero que hasta los animales salvajes huían al verlo, y que bastaba una mirada suya para dejarlos paralizados, sabiendo que frente a él era mejor claudicar que luchar. 
Igual pensaban los romanos, una vez que Viriato los había derrotado en cuanta batalla le pelearon, aniquilándoles legiones enteras y forzando al Senado a firmar tratados de paz a contragusto. 

Pero no fue el lusitano quien venció a Roma, sino ella la que vio a su enemigo derrotado. Sin embargo, su espíritu rebelde sobreviviría al tiempo y al espacio para renacer en una ciudad ibérica que hasta ese momento se había mantenido ajena al epicentro de la guerra: Numancia. 

A inicios del siglo II a.C., Hispania era prácticamente un dominio romano. La derrota de Cartago en la Segunda Guerra Púnica había expulsado a los perdedores de la península y el latín ya era la lengua dominante incluso en  regiones hasta entonces aisladas. En una de ellas, la Lusitania, territorio entre los ríos Guadiana y Duero, rico en minerales, aunque pobre en cultivos y ganadería, sus tribus acostumbraban saquear las fértiles haciendas vecinas para llevarse lo que ellos no podían cultivar. Habían actuado de ese modo durante décadas, y pensaban los lusitanos que así continuarían haciéndolo. 

Pero Roma había decidido terminar con los saqueos e imponer su ley a toda costa, y en el 151 a.C., el general Servio Sulpicio Galba lanzó un ataque a gran escala que llevó a los lusitanos a pedir la paz.

Galba dividió entonces a los lusitanos en tres grandes grupos, prometiéndoles rehubicarlos en tierras más fértiles. Era una trampa, y cuando miles de combatientes lusos dejaron sus armas, Galba ordenó a sus tropas rodearlos y darles muerte, eliminando ancianos, hombres, mujeres y niños. 
Unas 5 mil personas murieron en la emboscada y otras 9 mil fueron esclavizadas. 

La masacre causó repugnancia hasta a los mismos romanos, como al cronista Apiano que escribió: "Pagó la traición con traición, un romano indigno que imitó a los bárbaros". Traición era era el tema, porque se refería a que los lusitanos que dejaron las armas mientras otros de sus compañeros exigían seguir la lucha, puesto que nada bueno debían esperar de Roma. 
Extrañamente, entre los que no pensaban así estaba Viriato, caudillo de la sierra de la Estrella que ya había obtenido varias victorias contra los romanos por lo que los celtíberos en general, y los lusitanos en particular, le tenían gran aprecio.

Viriato confiaba que los romanos los dejarían en paz y por eso concordó con la entrega de las armas y la reubicación de las familias que lo desearan. Pero cuando llegó a sus oídos la mala noticia de la matanza, el sentimiento de culpa lo invadió, huyendo a las montañas por la vergüenza que le daba encarar las miradas de sus compañeros.

Pero el odio y el ansia de venganza superaron enseguida la vergüenza y Viriato volvió a su gente, ordenando juntar en una noche de luna llena los restos incinerados de los asesinados, y metido hasta la cintura entre las cenizas de los muertos, juró pelear contra los romanos, del mismo modo que décadas atrás el cartaginés Aníbal jurara contra los mismos invasores su odio eterno. 

Durante diez años el lusitano Viriato guerreó contra las legiones que enviaron desde Roma para combatirlo, venciéndolas siempre. 
En la lucha los lusitanos llevaban armaduras livianas y un escudo corto que, con una espada curva -la llamada falcata-, les daban un poder temible. En las espaldas llevaban una lanza que arrojaban con habilidad, atravesando las corazas enemigas a muchos metros de distancia.

Viriato conocía muy bien la disciplina y la mejor formación de su enemig romano, por lo que sus tácticas eran siempre la de presentar pequeñas escaramuzas rápidas para, enseguida, simular una desbandada y atraer a los romanos a los desfiladeros o barrancos en donde podría emboscarlos y eliminarlos más fácilmente. 

De este modo venció a las tropas del cónsul Vetilio en la sierra de Ronda, a las del general Quinto Fabio Máximo Emiliano en Osuna, a las de Plaucio en Segóbriga.

Sobre esta última batalla el historiador Frontino dice: "Viriato envió unos hombres para que les quitasen a los segobrianos sus rebaños. Cuando los soldados lo vieron, salieron corriendo a toda prisa en gran número. Entonces los asaltantes huyeron, conduciendo a los segobrianos hacia una emboscada en donde fueron destrozados". 

JV. São Paulo, junio de 2011

quinta-feira, 29 de março de 2018

Los celtíberos y su tiempo.

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Un poco más para el Curso El Espejo Enterrado sobre los pueblos celtas e íberos, primeros habitantes de la península que lleva su nombre.

Los celtíberos

Cuando llegaron los romanos a la Península Ibérica, los celtíberos eran gobernados por príncipes, no por reyes,​ y formaban una gran confederación que empezaba a ejercer influencia en regiones muy alejadas de su territorio. 
Las relaciones entre la Celtiberia y la Oretania, en el valle alto del Betis, eran intensas. En Cástulo en un cementerio del siglo IV a. C., se encontraron abundantes armas y broches típicos de la Celtiberia.​ 
La tendencia a la unificación de la Celtiberia no parece que fuera la obra de algún jefe político o militar, sino más bien un proceso interno por la posesión de las minas.​
Las fuentes clásicas, al referirse a la Celtiberia, mencionan un país pobre, de clima riguroso, y un hábitat diseminado, generalmente poblado, de extensión muy reducida. La principal actividad económica de  los celtíberos era la ganadería influidos por la pobreza del suelo, desconocimiento de las técnicas agrícolas avanzadas y concentración de la riqueza en una jerarquía guerrera, lo que originó una fuerte desigualdad social que se traduciría en la organización de bandas de mercenarios y bandoleros que buscaban en el uso de las armas una posible salida a esa tradicional penuria.
Se calcula que la población de la Celtiberia prerromana podría ser entre 225 y 585 mil habitantes, según un la densidad demográfica estimada de 5 a 13 habitantes/km², en un territorio de aproximadamente 45 mil km². Sobre esta base, los estudiosos modernos creen que en la región había entre 18 y 50 mil iuventus capaces de usar armas, lo que se confirma por el tamaño de  los ejércitos celtiberos más grandes, entre 15 y 35 mil combatientes.​

La Oretania, a su vez, era una región de orígenes y cultura íbera, que en una época posterior, durante el siglo VII a. C. presentará una fuerte influencia celtíbera reflejada en los restos de cerámica que se supone que llegó hasta ellos por medio del comercio intenso con esta región, que abarcaba la parte sur oriental de la Meseta, alrededor las actuales ciudades de Montiel, Valdepeñas y Almagro, y la zona oriental de Sierra Morena -alrededor de las ciudades que hoy se llaman Linares, Úbeda/Baeza, La Carolina. La región abarcaba la mitad sur de la provincia de Ciudad Real, la parte centro-norte de la provincia de Jaén, y la región oeste de la provincia de Albacete.
Los enclaves prerromanos oretanos eran fortalezas que se emplazaban encima de una colina. El "oppidum" era una auténtica ciudad-estado, que debía organizarse en confederaciones en momentos de crisis, sometiéndose a un rey como autoridad centralizadora superior. La ciudad-estado es mencionada en diversas fuentes clásicas, como Estrabón, Polibio y Ptolomeo; ellos narran también la fuerte resistencia de los oretanos contra los cartagineses Amilcar Barca y Asdrubal el Bello. 
Cuentan que Aníbal Barca por fin logró casarse con la princesa Himilce y unir así la Oretania a sus posesiones.

JV. Marzo de 2016.

quarta-feira, 28 de março de 2018

Las 10 estrategias de manipulación masiva, según Noam Chomsky




Estaba leyendo este texto en otra fuente cuando me llegó por el FB la misma nota, pero desde otro Blog, el de Jose Daniel Riveros Giraldo, por vía de la amiga Concha Moreno. Lo copio acá para no repetir algunos comentarios que considero equivocados hacia el pensador Chomsky. (JV)

Las 10 estrategias de manipulación masiva, según Noam Chomsky


Noam Chomsky es uno de los intelectuales más respetados en el mundo. Este pensador estadounidense ha sido considerado el más importante de la edad contemporánea por The New York Times. Uno de sus principales aportes es haber propuesto y analizado las estrategias de manipulación masiva que existen en el mundo de hoy.

Noam Chomsky se dio a conocer como lingüista, pero también es filósofo y politólogo. Al mismo tiempo, se ha convertido en uno de los principales activistas de las causaslibertarias. Sus escritos han circulado por todo el mundo y no dejan de sorprender a los lectores.

Chomsky elaboró un texto didáctico en el que sintetiza las estrategias de manipulación masiva. Sus reflexiones al respecto son profundas y complejas. Sin embargo, para efectos didácticos, lo resumió todo en principios sencillos y accesibles a todos.


1. La distracción una de las estrategias de manipulación masiva

Según Chomsky, la más recurrente de las estrategias de manipulación masiva es la distracción. Consiste, básicamente, en orientar la atención del público hacia temas irrelevantes o banales. De este modo, mantienen ocupada la mente de las personas.

Para distraer a la gente se le atiborra de información. Se le da excesiva importancia, por ejemplo, a los eventos deportivos. También a la farándula, a las curiosidades, etc. Esto hace que la gente pierda de vista cuáles son sus problemas reales.

2. Problema-Reacción-Solución

A veces el poder, deliberadamente, deja de atender o atiende en forma deficiente ciertas realidades. Hacen ver esto a los ciudadanos como un problema que demanda una solución externa. Ellos mismos proponen la solución.

Esta es una de las estrategias de manipulación masiva para tomar decisiones que son impopulares. Por ejemplo, cuando quieren privatizar una empresa pública e intencionalmente desmejoran su servicio. Al final, esto justifica la venta.

3. La gradualidad

Esta es otra de esas estrategias de manipulación masiva para introducir medidas que usualmente la gente no aceptaría. Consiste en aplicarlas poco a poco, de tal manera que resulten prácticamente imperceptibles.

Es lo que ha pasado, por ejemplo, con la reducción de los derechos laborales. En diferentes sociedades han ido implementando medidas, o formas de trabajo, que terminan haciendo ver como normal el hecho de que un empleado no tenga ninguna garantía de seguridad social.


4. Diferir

Esta estrategia consiste en hacer pensar a los ciudadanos que se toma una medida que temporalmente resulta perjudicial, pero que hacia el futuro puede traerle grandes beneficios a toda la sociedad y, por supuesto, a los individuos.

El objetivo es que la gente se acostumbre a la medida y no la rechace, pensando en el supuesto bien que traerá en el mañana. Llegado el momento, el efecto de “normalización” ya ha operado y la gente no protesta porque no llegan los beneficios prometidos.

5. Infantilizar al público

Muchos de los mensajes televisados, especialmente de la publicidad, tienden a hablar al público como si fueran niños. Emplean gestos, palabras y actitudes que son conciliatorios y que están impregnados de un cierto halo de ingenuidad.

El objetivo es vencer las resistencias de la gente. Es una de las estrategias de manipulación masiva que busca neutralizar el sentido crítico de las personas. Los políticos también emplean estas tácticas, mostrándose a veces como figuras paternales.

6. Acudir a las emociones

Los mensajes que se diseñan desde el poder no tienen como objetivo la mente reflexiva de las personas. Lo que buscan principalmente es generar emociones y alcanzar el inconsciente de los individuos. De ahí que muchos de esos mensajes estén llenos de emotividad.

El propósito de esto es crear una especie de “corto circuito” con el área más racional de la gente. Con las emociones se capta el contenido global del mensaje, no sus elementos específicos. De este modo, se neutraliza la capacidad crítica.


7. Crear públicos ignorantes

Mantener a las personas en la ignorancia es uno de los propósitos del poder. Ignorancia significa no otorgar a la gente las herramientas para que puedan analizar la realidad por sí mismos. Contarle los datos anecdóticos, pero no darle a conocer las estructuras internas de los hechos.

Mantener en la ignorancia también es no poner énfasis en la educación. Promover una amplia brecha entre la calidad de la educación privada y de la educación pública. Adormecer la curiosidad por el conocimiento y darle poco valor a los productos de la inteligencia.

8. Promover públicos complacientes

La mayoría de las modas y tendencias no se crean espontáneamente. Casi siempre se inducen y promueven desde algún centro de poder que ejerce su influencia para crear oleadas masivas de gustos, intereses u opiniones.

Los medios de comunicación habitualmente promueven ciertas modas y tendencias, la mayoría de ellas alrededor de estilos de vida tontos, superfluos o hasta ridículos. Convencen a la gente de que comportarse así es “lo que está de moda”.

9. Refuerzo de la autoculpabilidad

Otra de las estrategias de manipulación masiva es hacer creer a las personas que ellos, y solo ellos, son los culpables de sus problemas. Cualquier cosa negativa que les suceda, solo depende de sí mismos. De este modo se les hace creer que el entorno es perfecto y que si se presenta una falla es responsabilidad del individuo.

Por lo tanto, las personas terminan tratando de encajar en su entorno y sintiéndose también culpables por no lograrlo del todo. Desplazan la indignación que podría provocarles el sistema, hacia una permanente culpabilización de sí mismos.


10. Conocimiento minucioso del ser humano

Durante las últimas décadas, la ciencia ha logrado recopilar una impresionante cantidad de conocimientos acerca de la biología y la psicología de los seres humanos. Sin embargo, todo ese acervo no está al alcance de la mayoría de las personas.

Al público solo llega una mínima cantidad de información al respecto. Entre tanto, las élites disponen de todo ese saber y lo usan a conveniencia. Nuevamente se hace patente que la ignorancia facilita la acción del poder sobre la sociedad.

Todas estas estrategias de manipulación masiva tienen por objeto mantener el mundo tal y como le conviene a los más poderosos. Bloquear la capacidad crítica y la autonomía de la mayoría de las personas. Sin embargo, también de nosotros depende dejarnos manejar pasivamente, u ofrecer resistencia hasta donde sea posible.

quarta-feira, 21 de março de 2018

María Pita, otra hembra de armas tomar.

María Pita
Adaptado de: http://www.abc.es/historia/abci-maria-pita-espanola-irreductible-salvo-coruna-flota-sanguinario-corsario-ingles-drake-201703140130_noticia.html

María Pita, otra hembra de armas tomar.

Mayor Fernández de la Cámara y Pita es más conocida en las páginas de la historia como María Pita. Poco interesa si su nombre era ese o no, aunque debe haber sido, como tantos, un error de registro, meramente burocrático. Lo destacable es que fue una heroína que logró, en 1589, levantar los ánimos de los soldados españoles de La Coruña para que combatieran sin desfallecer contra la asustadora flota naval del corsario Drake. La armada de asalto, enviada por potestad de la corona inglesa para tomar la ciudad gallega y acabar con los restos de la que una vez había sido "la Armada Invencible", o la "Grande y Felicísima Armada" estacionada en su puerto, no esperaba encontrarse con esta mujer. 
María Pita, la gallega e ícono coruñés, fue una heroína que, tras acabar con un alférez enemigo, se lanzó a la lucha enarbolando la bandera que este había dejado caer. 
A mediados de marzo y a pocos días de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, recordamos la historia de María Pita, cuya vida estuvo marcada por la tragedia.

La Contra Armada

Recordar la lucha de María Pita es volver las páginas de la historia hasta 1589, un año después de que las fantasías de Felipe II -soñando conquistar los reinos británicos- se hundieran junto a la "Grande y Felicísima Armada Invencible". La situación no podía ser más propicia para Isabel Iª de Inglaterra, ya que se había sacado de encima la flota que se proponía tomar el archipiélago.

Pero no les bastó disfrutar del desastre español y, ávida de venganza, la corona británica decidió organizar una flota de corsarios para exterminar los restos de los buques de Felipe IIlos pocos navíos que, resistiendo contra todo tipo de contrariedades habían logrado refugo en los puertos peninsulares para no ser cañoneados.

El historiador  Cesáreo Fernández Duro en su obra "Historia de la Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón", cuenta que "La reina Isabel […] pensó en evitar segunda acometida de las escuadras de España buscando a D. Felipe ocupación en sus Estados y alejando del propio país el teatro de la guerra". 

María del Carmen Saavedra Vázquez, licenciada en Historia su texto "María Pita y la defensa de La Coruña en 1589", agrega que "la documentación inglesa de la época prueba que, desde la perspectiva real, la prioridad del viaje era destruir los barcos españoles refugiados en los puertos cantábricos".

Sin embargo, lo que no sabían los ingleses es que tierras gallegas les esperaban las tropas españolas y una heroína de sus tierras. Felipe II, vencedor de los moros en Lepanto, - en donde se batiera Miguel de Cervantes y ganara su apodo de "El Manco"- podría rehacerse de la pérdida de "La Armada Infalible", una de las mayores derrotas de toda su vida.

Drake, hacia España

El corsario Francis Drake, pupilo de sir John Hawkins, fue encargado de llevar acabo el plan de Isabel Iª. El corsario - no confundir con pirata, pues el primero tiene el apoyo total de la reina, su socia, en la guerra a los españoles- partió de Plymouth el 13 de abril de 1589 con una flota de unas 150 naves, y alrededor de 23 mil hombres.

El historiador Fernández Duro afirma que la flota era compuesta por 150 velas y 23.375 hombres, aunque Isabel Valcárcel - autora de "Mujeres de armas tomar" dice que eran solo 126 naves y 23 mil hombres "entre oficiales, marineros, soldados, comerciantes...".

En su obra, Valcárcel dice que "En la nave almiranta, la “Revenge”, se encontraban dos prestigiosos generales: Sir Francis Drake y sir John Norris. El primero, máximo jefe de la Armada. El segundo, jefe de las tropas de desembarco. Los acompañaban los generales Walter Devereux y sir Edward Norris, encargados de la caballería y la artillería, respectivamente". La orden estaba clara: dar toda la guerra que pudieran por mar y tierra a los destrozados restos de la "Grande y Felicísima Armada".

Fernández Duro también cuenta en su obra que Don Antonio, lusitano prior de Crato, aliado de la corona inglesa, a su vez, quería cruzar hasta Portugal a través del río Miño para insuflar la insurrección armada de los lusos contra el rey comun con España, Felipe II
Los ingleses, claro, querían ayudar “a Crato a recobrar el reino de Portugal si la opinión pública le era favorable” y siempre según Duro, para ello, llevaban en sus bodegas “armas y monturas con que poner en pie de guerra a sus partidários”. 

¿Por qué Drake y los ingleses eligieron La Coruña para su ataque?  Fernández Duro opina que Isabel Iª dirigió sus naves hacia las costas gallegas porque creía equivocadamente que Felipe II reunía allí una “200 naves con víveres, municiones, cables y pertrechos en preparación de segunda jornada a Inglaterra”. 
Inglaterra pensaba, erróneamente entonces, que España preparba un nuevo ataque contra las costas inglesas desde Galicia. 
Drake, el corsario, iba con la idea de que en la plaza se habían guardado "cinco millones en oro", según el escritor.


Drake y su armada llegaron a  La Coruña durante la noche del 3 al 4 de mayo

El mismo lugar donde les esperaban, según la autora de "María Pita y la defensa de La Coruña en 1589", "seis navíos que habían regresado de Inglaterra", entre otros, el galeón San Juan, "de 1.050 toneladas, integrante de la escuadra de Portugal y que, en el momento de la partida, contaba con 50 piezas de artillería". 
También había tropas de la guarnición ordinaria de la ciudad y otras siete compañías más. "En La Coruña había cerca de 600 soldados profesionales, a los que se les deben sumar las cuatro compañías de Milicia", agrega la historiadora, y pero cuenta que se desconocen las cifras exactas de los defensores que combatieron a los ingleses.
De cualquier modo, en la ciudad no había solamente hombres deseosos de defender su terruño, sino también cientos de mujeres que, durante la resistencia, llevaban alimentos a los defensores, pero entre ellas se destacaba una que iría a tener una participación especial. Era María Pita.

El combate

En mayo Drake y la armada inglesa llegó al puerto de La Coruña, durante la noche del 3 al 4. Las intenciones británicas de arrasar la ciudad no eran conocidas, y por eso Don Juan Pacheco, el capitán general de Galicia, ordenó enviar dos galeras para descubrir qué quería aquella flota.

Esperaba que los ingleses se acercasen solo para negociar o abastecerse. Pero, para su desgracia, quedó claro que venían en son de guerra cuando cañonearon los dos pequeños navíos enviados a su encuentro. 

Valcárcel cuenta que “Salen las galeras “Diana” y “Princesa”. Desde una de ellas se lanza una andanada sin carga para cerciorarse del carácter de semejante visita. La respuesta: una bomba con carga, no deja lugar a dudas”.


Drake ordenó desembarcar ese mismo día a 10 mil de sus hombres en 14 lanchones para ir tomando posiciones. Confiaba totalmente - igual que los ingleses que tratarian de invadir Buenos Aires más tarde, en 1806 y 1807- en el enorme número de combatientes que dirigía
Pero su avance fue detenido por los cañonazos de los barcos españoles que defendían la ciudad. No sabían que eran solamente una nao, dos galeras y un galeón, que no pudieron impedir que los sorsarios finalmente lograran llegar a tierra firme.
Los ingleses de Drake y la reina Isabel Iª tomaron el barrio de la Pescadería, fuera de los muros de la ciudad, matando 70 defensores. Fue una primera victoria importante, que permitió que los ingleses capturasen la artillería del galeón español San Bernardo, en arreglos en puerto. Solo dos días después los ingleses exigieron a los 1.500 defensores la rendición. La respuesta española fue una salva de cañón.

La valiente Pita

Luego de tratar de entrar en la ciudad usando escaleras de asalto, los ingleses explotaron una mina en la parte de la muralla que quedaba más  cerca del convento de Santo Domingo. El explosivo no abrió un hueco en el muro, pero lo dejó muy dañado. "Desde ese momento los esfuerzos coruñeses se dirigen a reparar el muro. Tarea en la que tomarán parte activa las mujeres e incluso los niños", dice Saavedra. Los corsarios ingleses, mientras tanto, seguían firmes en tratar de hacer volar las defensas con nuevas cargas de demolición.

El día 14 fue el peor, pues era en el que estaba planeado el asalto final inglés. El estallido no se hizo esperar, y después de que saltara por los aires la muralla, la infantería británica cargó por la abertura. Los españoles les recibieron con una salva de arcabuz en primer lugar, y las pertinentes picas después. Todo ello, acompañado a coro por un sin fin de baterías de cañones que bramaban balas contra los enemigos. Sangre y muerte y por aquí y por allá. Por la reina y por venganza unos, y por el rey y por salvar su tierra otros.

María Pita

El cansancio era terrible en ambos laldos en combate. "Cuando estaban exhaustos unos y otros, un alférez inglés alentó a sus hombres a seguirlo. Sacó fuerzas de flaqueza y cruzó la muralla derruida portando la bandera de su regimiento", escribe la autora de "Mujeres de armas tomar". 
Los ingleses volvieron al ataque y cargaron contra el agujero en la muralla, y cuando la tropa inglesa ya estaba entrando en La Corunha, la valiente mujer que durante el asedio había visto como los ingleses mataban a su marido, en las palabras de Valcárcel, María Pita mató al alférez, le quitó la bandera y la levantó para llamar al combate y dar ánimos a sus compañeros exhaustos. 
Hay varias versiones legendarias sobre cómo ocurrió la gesta, pero las más conocidas cuentan que lo María le tiró una pedrada, mientras otros relatan que lo hizo con su propia espada.

"Cuando la entrada del enemigo parecía inminente, serán las mismas mujeres las que se lancen a la lucha"
agrega Saavedra: "Cuando la entrada del enemigo parecía inminente, serán las mismas mujeres las que se lancen a la lucha. La intervención de una de ellas, Mayor Fernández de la Cámara y Pita, citada expresamente en el “Diario Anónimo” (de la batalla) que se custodia en la Biblioteca Nacional, sirvió para hacer de ella un mito y un símbolo de los deseos de libertad de la ciudad herculina".
"María Pita consiguió derribar a un abanderado inglés y de este modo enardecer a los defensores, que consiguieron rechazar el ataque”, completa Saavedra. 
Duro, por su parte, nombra a la heroína al contar que al día siguiente - el 18 de mayo- los agresores corsarios reembarcaron y salieron del puerto gallego yéndose por dónde habían venido, igual que las tropas invasoras de Beresford en Buenos Aires, en 1806, y luego Whiteloche, en 1807.
Los ingleses, claro, tienen sus propias versiones de tales asaltos frustrados. 

Un grave error

La historia de esta heroína hubiera quedado en el olvido si no fuera porque, después del asedio, se levantaron multitud de pedidos al monarca para que homenajerara la figura Maria Pita, una mujer de esas de armas tomar.
Así lo cuenta Valcárcel, quien afirma que María Pita se llamaba en realidad Mayor Fernández de Cámara Pita: "La confusión de llamarla María Pita surgió cuando un fraile administró la extremación a la hermana menor (de ella), que se llamaba María Pita, y que falleció en La Coruña en 1638El padre Santamaría, que así se llamaba el fraile, la tomó por Mayor Fernández, y la describió como una “gigantona”. Si su hermana se le parecía físicamente, es probable que también fuese una moza grande atractiva".

La vida de Mayor Fernández de Cámara Pita está llena, desde su inicio, de un cierto misterio. Por ejemplo, no se conoce la fecha de su nacimiento. La mayor parte de las fuentes afirman que ocurrió entre 1562 y 1568. Esto es lo que piensa Saavedra. Valcárcel, por su lado, es más preciso: "Si en 1589 a nuestra heroína se le supone una edad en torno a los 25 años, su nacimiento habría ocurrido en torno a 1564". 
Se sabe, eso sí, que su cuna fue La Coruña, y que su familia era muy pobre.

 

La Viuda negra

Pero sí están muy bien documentados sus amores. Su primer marido fue Juan Alonso de Rois, carnicero de profesión en San Cristóbal das Viñas. "El oficio de carnicero era uno de los menos considerados en la escala social y seguía al de verdugo", afirma Valcárcel. Sin embargo, en lo económio no le fue mal el casamiento, con él tuvo una hija llamada María Alonso Pita y heredó "algunas tierras en San Cristóbal das Viñas y tres casas en La Coruña".
Debía ser bonita e inteligente Mayor Fernández, según cuentan algunas fuentes, porque poco después que su marido murió, ella se casó con Gregorio de Rocamonde, otro carnicero de profesión, en noviembre de 1587. Con él vivía cuando ocurrió el ataque de Drake. El asedio le costó caro a Pita, porque en él perdió a su segundo esposo. 

Tras la marcha de Drake, Pita volvió a casarse en 1589. Esta vez, sin embargo, con Sancho de Arratia - un capitán de infantería con el que tuvo una hija, pero la mala suerte la perseguía, y seis años después enviudó de nuevo. 
"En 1599 celebró su cuarto y último matrimonio con un funcionario de la Real Audiencia y socialmente hijodalgo, Gil Bermúdez de Figueroa, hombre de posibles con el que tuvo dos hijos", cuenta Valcárcel.
El nuevo marido le impuso una norma antes del matrimonio: si él moría, no podría volver a casarse. La pena sería perder su herencia en caso de desobediencia.
Saavedra agrega que, después de la muerte del último marido -que ocurrió en 1613- Pita enviudó para siempre. Eso sí, bastante rica para su condición social: "Se sabe que poseía algunas propiedades en Santiago de Sigrás, donde cultivaba pan y vino que vendía por pipas".

También prestaba dinero, daba animales para críasexportaba mulas a Portugal -un privilegio que tuvo gracias a su participación en el combate de La Coruña- y administraba sus haciendas y las de sus hijos. 
Murió viuda, el 21 de febrero de 1643, "en la feligresía de Santiago de Sigrás", según la autora. 
En su testamento, pidió ser inhumada en La Coruña, donde había combatido contra el pirata Drake.

Pita era mujer de armas tomar en la batalla, y en los juzgados. Así lo demuestra el que protagonizara varios pleitos en su vida. El primero le costó dos años de destierro y una multa, y ocurrió después que tratara de expulsar de su casa a un capitán. Luego le dieron la razón y le concedieron varias cédulas reales en su favor.

"El otro gran pleito en el que se vería envuelta esta heroína sería el relativo a la propiedad del coto de S. Pedro de Ledoño, iniciado por su marido Gil de Figueroa", cuenta Saavedra. El último lo perdió, y en él cargó contra un hombre que construyó un edificio en una propiedad que, según María Pita decía, era de su propiedad.


Adaptado de:
http://www.abc.es/historia/abci-maria-pita-espanola-irreductible-salvo-coruna-flota-sanguinario-corsario-ingles-drake-201703140130_noticia.html
Javier Villanueva, São Paulo, 21 de marzo de 2018.