sexta-feira, 27 de novembro de 2020

Los Silencios y el Grito. Por Juan Pablo Martín




Los Silencios y el Grito.

Juan Pablo Martín

Homenaje a Maradona. Por Juan Pablo- El Estudiante.

Hay algo que une a miles de personas, sin que lo sepan o intuyan.
Un gigantesco iceberg sumergido, compuesto por diversos silencios. Lo que no sabemos decir, lo que no podemos decir, lo que no nos dejan decir, lo que no nos sirve de nada decir, lo que no nos escuchan decir. Todo ese hielo bajo el océano no tiene otro destino sino no ser visto ni sentido, permanecer almacenado en los anaqueles del ninguneo y del olvido.
Habíamos visto los aviones ingleses volando sobre nuestras cabezas, no tan altos que no se hicieran odiosamente presentes, ni tan bajos que pudieran ser alcanzados por alguna piedra o insulto. No había nada que decirles. Se sabía cuál era su misión y el cobarde silencio de nuestro gobierno permitiendo que estos pájaros de muerte nos sobrevolaran rumbo a su conocido y no anunciado fin: fusilar a cientos de muchachos argentinos helados, hambrientos y mal alimentados que habían sido enviados a las Fuck-lands, disfrazados de soldados, ni sabían para qué.
De ese silencio de muerte y de todos los silenciamientos oprimidos, de millones de gargantas y callados subalternos nace de una sola y definitiva vez, una Verdad revelada, no expresada en palabras ni silogismos, una explosión que sale de dentro, un desahogo, un grito, una unánime voz: GOLLLLL.
No se trata de la mágica técnica de las piernas cortas de Diego, un antiatleta suburbano, caravaggio del regate, ni de lo espectacular del tanto. Se trata de la aparición redentora del Milagro, de la Humillación de los soberbios, de la definitiva Venganza poética de los nadies.
Y este profeta del Gol, no podría ser otro que Maradona. Él se encargó de sustituir la palabra, lo que se sabe y no se dice, intentar expulsar a los mercaderes del Estadio, llevar la buena nueva de Esperanza, decirnos que uno nunca se rinde, aunque le costuren a patadas y le sirvan educadas zancadillas, anunciar la resurrección de la belleza y que aunque uno haya nacido barrilete en una villa miseria, puede ser enviado de la Mano de Dios para desencadenar, esta vez sí, el GRITO de gol de todos los tiempos, el que sale de tripas y estómago, el de que no nos rendiremos, jódanse gringos, chúpenla y vuélvanla a chupar, las Malvinas son nuestras huevones, déjennos soñar.
Y por un rato, la Justicia se hizo VOZ, la Mano mostró el Camino y la Vida, algo que, a pesar de todo, merecía la pena ser vivida: GOOOOOOOOOOOOOOOOOL.

quinta-feira, 26 de novembro de 2020

Si yo fuera Maradona. Por Samuel Rodríguez

 


Si yo fuera MaradonaPOR: SAMUEL RODRÍGUEZ

Ayer murió un poco el fútbol para mí. Diego Armando Maradona, genio y rebeldía, ha dejado este mundo para convertirse plenamente en lo que siempre fue: mito y leyenda.

Su gol contra los ingleses en el mundial de México´86 siempre fue mi bandera. Siempre vi en ese gol una reivindicación profunda de tantas cosas: de las clases populares sobre la fuerza de los dueños del mundo, de la Latinoamérica unida por primera vez relamiendo sus heridas y saltando como un puma sobre la gloria que siempre intentaron robarnos. Aquel gol fue capaz de reinventar el mundo, con esa arrancada mística desde medio campo, derribando rivales con el golpe de su cadera, deletreando el viento en esa mirada firme y decidida del héroe que besa los labios del sol y en su vuelo el mundo es potencia pura. Con esa pierna zurda que aprendió a esquivar a la muerte hasta el día de hoy, con esa fuerza de búfalo indomable lista a correr en nombre de la genialidad que hace del instante un sitio de milagros terrenales.

La selección de Argentina que ganó el mundial de 1986 era una selección distinta, de alguna manera nos representaba a todos más que nuestro propio país. Representaba a los que resistieron a una andanada de violencia inigualable en la historia de la América Latina. Argentina salía de una dictadura cívico-militar que se dedicó a exterminar a jóvenes deseosos de reinventar el mundo, la dictadura los rompió por todos lados. En esta atmósfera terrible, la Argentina de Diego Maradona nos hizo saber a todos que la resistencia es posible, que es posible resurgir del barro y la inmundicia social. En ese campeonato todos fuimos Maradona anotando desde la oscuridad más densa.

Su vida también deambuló entre el exceso y el abismo; sin embargo, en una cancha de fútbol, el abismo se convertía en elevación y la estética del cuerpo encontraba un espacio de libertad sublime al servicio del deporte más hermoso del mundo. Diego siempre fue un ángel de barrio, un dios en fuga que vivió entre sobredosis de fama y la necesidad de encontrarse con un destino que rodaba al ritmo de una pelota de fútbol. Fue un semi dios griego instalado en el fin del mundo sudamericano. Tan humano que le fue imposible soportar su propia genialidad, tan divino que le fue imposible asimilar su propia finitud. En su figura, genial en la cancha, crepuscular fuera de ella, todo un país, toda una cultura, la cultura del fútbol, encontró un pico tan alto que es imposible de momento condensarlo en palabras. Maradona fue el caudillo que le regresó la autoestima a todo un pueblo en una cancha de fútbol. Diego era un héroe del ocaso que tocó el cielo mientras se consumía en un infierno que sólo él conocía. Maradona fue el estandarte de una generación que salía de la tumba para tocar con sus manos la posibilidad de la resistencia.

Queda un vacío, una soledad tan honda en cada cancha, en cada calle de barrio, en cada aficionado, en cada pelota que rueda entre el barro. En los estadios queda un silencio extraño, un silencio azul que nos acompañará hasta el nacimiento del nuevo prodigio del deporte. Diego querido, Diego el mito, Diego el hombre, siempre fuiste rebeldía. "Si yo fuera Maradona, viviría como él, mil cohetes, mil amigos, lo que venga a mil por cien. Si yo fuera Maradona, viviría como él, porque el mundo es una bola que se vive a flor de piel." Manu Chao. 

Gracias, Diego, por haber jugado a la pelota.

@samuelrodriguezdiciembre


terça-feira, 24 de novembro de 2020

Sueños artísticos extrañamente conectados

 


Sueños artísticos extrañamente conectados

Soñé la noche entera. Me cansé de hablar de pintura, de dibujos, pinceles y espátulas, de oleos y trementina. Hablamos de arte y de literatura, de Kandinsky y de Roberto Arlt, de Klimt y Horacio Quiroga. Y soñé que te tocaba distraídamente el ombligo mientras pensábamos en colores y formas, luces y sombras, matices y degradés, que íbamos dibujando graciosamente en el aire con los dedos.
 
Hablábamos de geometría, preguntándonos si las líneas rectas serían más sensuales que las curvas, o si las curvas lograrían ser más racionales que los ángulos rectos o los agudos. 
Soñé que me convencías que no era ni lo uno ni lo otro, sino lo contrario de todo eso: que las diagonales, cuando son muy coloridas, o las curvas suaves y contrastantes - me decías en el sueño -, pueden ser más insinuantes que cerebrales, y a la vez, más racionales que sugestivas. 

¿Pintura acrílica u oleo? ¿Acuarelas o aguafuertes?, te preguntaba. Nada, nada, cualquier técnica o material, apenas círculos suaves alrededor de tu ombligo, te contestaba yo mismo, buscando la centralización de la racionalidad y jugando con una radiación suave de la sensualidad de colores, formas y texturas. 

También hablamos en sueños - imágenes oníricas extrañamente conectadas -, de los vientos calientes y húmedos que vienen del Infierno Verde y nos reímos al acordarnos de Quinquela Martín, cuando decía que  “La Boca es un invento mío”, y solo nos pusimos un poco más serios con Ernesto Sábato, escritor y también pintor, cuando recordamos que solía decir que, de verdad, "no hay desnudez más auténtica y terrible que la expresión artística".

Y soñamos juntos que veíamos a Hermann Hesse, conocido por su novela El lobo estepario, y que empezó a pintar después del trauma que vivió en la 1ª Guerra Mundial y con el fin de su matrimonio.  Autodidacta, pintó bellos paisajes de ricos colores y sombras tenues.  

Soñábamos que hablábamos también largamente con el autor de Marinero en tierra, Rafael Alberti, otro poeta que le dio a la pintura tanta importancia como a las letras en su enorme creatividad. Miramos cada uno de sus cuadros y entonces entrecruzamos pensamientos irónicos, y nos reímos tanto al comentar que Alberti pintaba parecido a Joan Miró, que nos despertamos, asustados con nuestras propias carcajadas. 

Entonces nos fuimos, despiertos y avergonzados, cada uno hacia su propia casa, sin atrevernos a levantar la vista, de puro miedo que teníamos de confirmar todo lo que habíamos soñado.

JV. Catamarca, agosto de 1999.

segunda-feira, 23 de novembro de 2020

Joan Manuel Serrat y Antonio Machado.

 


La literatura (y la Historia) detrás de la Canción.

Joan Manuel Serrat y Antonio Machado.

Con esta denominación se celebró en 2019 un doble aniversario: el de los 80 años de la muerte en 1939 de uno de los más trascendentes poetas españoles del siglo XX, Antonio Machado, hombre del pequeño Siglo de Oro, más conocido como el Siglo de Plata español, y los 50 años de la edición en 1969 del álbum que le dedicó el más importante de los cantautores españoles, y el más conocido en Hispanoamérica, el catalán Joan Manuel Serrat. 

Se trata de un disco lleno de canciones, que a su vez están repletas de historias cotidianas y de la Historia grande, con H mayúscula.

La Guerra Civil Española se puede contar de muchos modos; inclusive a través de la muerte de tres poetas que se fueron convirtiendo en mitos y en leyendas por parte de la España republicana que perdió la guerra: Federico García Lorca, asesinado por los fascistas en 1936; Antonio Machado, muerto en el exilio en 1939; y Miguel Hernández, preso por los franquistas, enfermo de tuberculosis y muerto en una cárcel franquista en 1942. 

La guerra y la posguerra crearon estos tres mártires del lado de los vencidos y sus poemas son hoy parte de canciones de cantautores de América como Leonard Cohen y Alberto Cortez y españoles como Paco Ibáñez, Raimon y Joan Manuel Serrat, los cuales les pusieron música a sus poemas a finales de los años sesenta. 

Y esa suma de poesía de los años 30 y música de los 60, fue el fondo musical, o la banda sonora de un tiempo nuevo de resistencia a la dictadura de Francisco Franco en sus años finales, y también a la lucha contra las dictaduras en la América Latina de esa segunda época.

Una persona le preguntaba a Alberto Cortéz en cierta ocasión por qué el argentino Almafuerte es un poeta tan poco conocido y difundido en España. Y Cortéz responde que porque fue un poeta más argentinista que universalista, si bien para él, es el padre de la poesía argentina. Cortéz; sin embargo, realizó un trabajo sobre su obra para editar un disco sobre el poeta. Y agrega que, aunque haya musicalizado a Machado y a algunos poetas del Siglo de Oro español, no es un experto en la materia, y ama la poesía de Rubén Darío y  admira a Gabriela Mistral, pero no cree ser el músico más capacitado para musicalizar sus poemas.

Joan Manuel Serrat empezó su obra en 1969 y, a pesar de la censura franquista, eligió un disco de homenaje con 12 poemas del gran poeta de España: Antonio Machado. Era su primer disco totalmente en castellano después de varios años de grabar en catalán, lo que además de problemas con el franquismo en el poder, le trajo grandes enojos en Cataluña. 

La canción que abre el disco es “Cantares”, compuesta con estrofas de los “Proverbios y Cantares” del poemario “Campos de Castilla”:

“Caminante, no hay camino: se hace camino al andar / 

Al andar se hace camino y al volver la vista atrás / 

se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar / 

Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar”. 

Todo eso, aunque había sido escrito en 1912 por Antonio Machado, volvía a ser vigente en 1969, ya que era un propósito tenaz de libertad, esperanza y modernidad ante la asfixia del camino nacionalista y católico impuesto por Franco y el que aquella España ultra conservadora. 

Serrat agregó algunos versos propios que hablan desde el futuro rememorando el exilio y muerte del poeta y sacándolo del olvido: 

“Murió el poeta lejos del hogar / 

le cubre el polvo de un país vecino / 

Al alejarse le vieron llorar / 

Caminante no hay camino, se hace camino al andar / 

Golpe a golpe, verso a verso / Golpe a golpe, verso a verso”.

Reconocido como “poeta universal y de la humanidad” por la Unesco, la obra del escritor y poeta español Antonio Machado pasó en 2019 al dominio público al cumplirse los 80 años de su muerte y liberarse sus derechos, según establece la Ley de Propiedad Intelectual.

Machado falleció un 22 de febrero de 1939, en Colliure, Francia, a los 64 años, donde se exilió huyendo del franquismo español. Ahora sus obras están disponibles para todos.


domingo, 22 de novembro de 2020

El locro de la tía Gringa

 



El locro de la tía Gringa es especial: trigo, poroto blanco, pedacitos de chorizo, carne de puchero y tocino. Bien, me dirán, hasta ahí no hay nada que lo diferencie de los otros locros. Pero no, los dos tipos de quesos que la Gringa le pone a último momento a su locro lo hacen diferente de todos e insuperable.

Aquel día había llevado una ollada entera, y después de la reunión me comí un plato y me fue a dormir la siesta. Ya sé que no es lo más recomendable, pero fue irresistible. Como dirían los Chalchaleros: "la pucha como i comío!".

Un rato después, sin que pueda calcular ahora si habían pasado diez minutos o una hora entera, escucho gritos y ráfagas disparadas a ciegas, veo humo y siento olor a pólvora; en minutos se multiplican los movimientos furtivos en la calle, y por la ventana se ve llegar cinco hombres de un grupo de tareas -los horribles- que empiezan el asalto a la casita de Lomas del Mirador, a los tiros.

Mi duda, después que todo pasó, fue si el ataque venía del simple hecho de haber salido demasiado rápido el grupo de compañeros que estaban en la reunión y por haber sido vistos por algún vecino con malas intenciones; o si, tal vez, todo proviniera de la detención de un compañero, una semana antes, después de la cual se sucedieron muchas caídas de casas de la organización que él conocía. Y con eso, la desaparición o muerte en combate de una decena de militantes.

Pero en ese momento no había nada que pensar, tenía que ponerme atrás de la única pared protegida dentro de la casa, una de piedra y cemento, y disparar hasta que las otras dos compañeras de la contención, parapetadas atrás de la puerta de la cocina, que también era una de las más reforzadas, tuvieran tiempo de resistir tirando una con un fusil liviano, y la otra con la Itaka, para que Polo y el Tucumano pudieran salir por un pasaje en la pared de los fondos.

El terreno tenía una salida, oculta en el muro por una tipa gigante, que daba a un viejo sendero estrecho entre dos hileras de álamos, atrás de un arroyo cubierto de sauces, que terminaba en una callecita trasera, totalmente invisible para quién no fuera del lugar. Hacia allí corrieron Polo y el Tucumano, acompañados por las compañeras de la custodia, y escaparon hacia un caserío a doscientos metros detrás de la casa y cerca de un barrio popular donde ya habían dejado estacionado por las dudas un coche – un Citroën 3CV- con apariencia insospechable, pero con un motor potentísimo de Ford Falcon, preparado justamente para la ocasión de una fuga.

Mitad de todo esto lo vi en medio del tiroteo infernal, y el resto lo estaba imaginando, cuando de pronto un impacto como de bazuka y una luz blanca me apagaron todos los sentidos y pensamientos. Poco después todo se puso negro, y yo me imaginaba desmayado y herido, aunque no sentía ningún dolor. Aún así, me levanté y vi en el piso dos cuerpos destrozados por la metralla, y por la ventana, el camión del ejército en una esquina, y en frente a la casa los tres Ford Falcon.

Giré rápido para hacer el mismo camino que habían seguido el Polo y el Tucumano y casi me muero del susto: ahí mismo, atrás de la pared de piedra y cemento estaba yo, con la Itaka que debían haberme dejado las compañeras de la contención y el cuerpo todavía caliente. Los ojos y la boca abiertos, mirando hacia arriba.

Miré hacia la derecha y la izquierda de la calle y solo vi soldados y policías con ropas civiles entrando para llevarse los cuerpos y cargar todos los muebles y pertenencias que pudieran levantar. Pero atrás de cada cuerpo abatido por las balas había otras figuras, iguales pero más livianas, transparentes, casi flotando y juntándose unas a las otras. y hasta ahí fui yo también, tan liviano y transparente como ellos, a levantar las banderas que los horribes pensaban habernos arrancado de las manos durante el ataque.

Pero ahora sé que, ni nuestras banderas, ni la memoria, ni el locro de la tía Gringa, nada de eso me sacaron. Siguen allí, como si fuera ayer.

JV. Agosto de 1979.

sexta-feira, 20 de novembro de 2020

Caída de las Repúblicas Populares del este europeo y disolución de la URSS

     Ao dizer no vídeo da última unidade (a 13) do Curso El Espejo Enterrado que a URSS caiu em 1989, acho que não deixei muito claro que esse foi na realidade o início do relativamente longo processo que finalmente se confirmou e teve seu fim em 1991. Esse foi o ano do fim da URSS e da Guerra Fria. Vou tentar ser mais claro e detalhado neste texto a seguir. JV.


La caída de las Repúblicas Populares del este europeo y la disolución de la URSS

En septiembre de 1991, la URSS reconoció la independencia de las tres repúblicas del Báltico: Estonia, Letonia y Lituania. La proclamación de independencia de otras repúblicas se fueron sucediendo y, junto al colapso económico, el presidente de la URSS, Gorbachov, perdía su autoridad. El 8 de diciembre de 1991, Gorbachov anunció la disolución de la Unión Soviética.

El fin de la Unión Soviética

La guerra fría que se extendió desde 1945, al ser derrotado el nazismo por sus dos grandes enemigos: las potencias occidentales -Gran Bretaña, Francia e EEUU- por un lado, y la URSS por el otro, terminó por el derrumbe de uno de sus contendientes. El proceso de reformas iniciado por Gorbachov en la Unión Soviética en 1985 precipitó una dinámica interna que terminó llevándose por delante la propia existencia del estado socialista fundado por V. I. Lenin en 1917.

La profunda crisis económica, y una población que, gracias a la glasnost (que en ruso signifiga apertura, transparencia), cada vez estaba más consciente de la crueldad y la corrupción de la era estalinista, el nacionalismo terminó siendo un factor incontenible de disgregación del estado soviético, que como heredero del Imperio zarista había mantenido el control de un enorme territorio bajo el mando del estado ruso.

El movimiento centrífugo empezó en las repúblicas bálticas, - Estonia, Letonia y Lituania-, que ya en  1989 dejaron claro querer romper con la URSS a la que se habían unido como víctimas del Pacto entre Molotov y Von Ribbentrop en 1939. El nacionalismo surgía también en las repúblicas caucásicas, por causa del enfrentamiento entre armenios y azeríes en Nagorno-Karabaj en 1988.

En febrero de 1990, Gorbachov  dio un paso adelante en su perestroika (reforma económica para desarrollar una nueva estructura de la URSS), al renunciar al monopolio político del PCUS -Partido Comunista de la URSS-, y llamar a elecciones parcialmente pluralistas. En Lituania, Letonia, Estonia y Moldavia ganaron los independentistas, y Lituania declaró de inmediato su independencia, creando un precedente para las demás repúblicas que formaban la URSS.

La desintegración de la URSS, sin embargo, no ocurrió por causa de los pequeños países bálticos. El movimiento que derrumbó la URSS vino de Rusia, la nación que primero había construído el imperio zarista, y luego el estado soviético. En mayo de 1990, Boris Yeltsin, expulsado del PCUS en 1987, fue elegido presidente del parlamento ruso. Desde esa posición de poder, Yeltsin tomó medidas que aceleraron el fin de la URSS.

En julio de 1990, el 28º Congreso del PCUS vio la rápida decadencia del partido que había sostenido al estado soviético por décadas. El propio ministro de exterior,  Eduard Shevarnadze renunció en diciembre en protesta por lo que veía como un inminente golpe que llevaría al país de vuelta a la época de Breznev.

Acorralado entre los comunistas conservadores, -que querían  anular el proceso de reformas-, y los reformistas y nacionalistas, Gorbachov trató de negociar un nuevo Tratado para reconstruir sobre nuevas bases de mayor libertades nacionales la vieja URSS. Sin embargo, los comunistas ortodoxos intentaron una solución de fuerza: el 19 de agosto de 1991, Gorbachov fue secuestrado en su casa de verano en el Mar Negro, mientras un grupo de comunistas de línea dura amenazaban con un golpe militar. La falta de unidad en el ejército y las protestas populares en Moscú impideron el golpe. Entonces Borís Yeltsin, se puso al frente de la protesta contra el golpe en la capital del país.

El golpe militar frustrado fue la señal que lanzó la huída de todas las repúblicas de una URSS ya no les interesaba. Mientras, el PCUS,  instrumento político de aglutinación de la URSS, era prohibido.

El 1º de diciembre de 1991, 90.3 % de los ucranianos votaron por la independencia. El día 8, en una solución improvisada, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, -Borís Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkevich-, se encontraron en Brest-Litovsk y concordaron en que las tres repúblicas eslavas abandonaran la URSS y formaran una Confederación de Estados Independientes. El 21 de diciembre, ocho de los doce repúblicas restantes de la URSS (Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia ya habían optado por la independencia pura y simple) siguieron el ejemplo de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.

Abandonado por todos, Gorbachov renunció a la presidencia de la URSS el día 25 de diciembre de 1991. La bandera roja soviética fue arriada en el Kremlin y sustituída por la rusa. Rusia tomaba el lugar de la URSS en la escena internacional: las embajadas, el sillón permanente en el Consejo de Seguridad, el control del armamento nuclear soviético. El mundo bipolar de la guerra fría llegaba a su fin. Según el presidente Bush a principios de 1991, nacía un nuevo orden mundial, que algunos interpretaron como "el fin de la Historia", como veremos luego.

JV. 2013


Século XIX. O liberalismo na Espanha.

 Ao longo do curso El Espejo Enterrado tenho insistido muito em dizer que a decadência da Espanha começou logo depois da morte dos Reis Católicos Isabel e Fernando e culminou em 1898, com a derrota ante os EUA e as perdas de Cuba, Puerto Rico e Filipinas.

Mas acho que deixei sem detalhar melhor o reinado de Isabel II, que foi uma tentativa mais séria, mesmo que contraditória, de tirar a Espanha do atraso e levá-la ao capitalismo moderno em crescimento no resto da Europa e nos Estados Unidos. JV.


Los inicios del liberalismo español

Fueron muchos los ilustrados que no secundaron la campaña reaccionaria desplegada con motivo de la Guerra de la Convención (o Guerra del Rosellón, también llamada Guerra de los Pirineos), fue un conflicto entre la monarquía de Carlos IV de España y la Primera República Francesa entre 1793 y 1795 (durante la Convención Nacional francesa), dentro del conflicto que enfrentó a Francia con la Primera Coalición contrarrevolucionaria. Hubo incluso un sector al que los sucesos revolucionarios franceses los llevaron a superar los postulados moderados de la Ilustración, y al nacimiento de un movimiento claramente liberal. Juan Pablo Forner, escritor ilustrado español, en una carta le contaba a un amigo de Sevilla el ambiente que se vivía en Madrid:

                "En el café no se oye más que batallas, revolución, Convención, representación nacional, libertad, igualdad; hasta las putas te preguntan por Robespierre y Barrére, y es preciso llevar una buena dosis de patrañas gacetales para complacer a la moza que se corteja".

En los años 90 del siglo XVIII también hubo una importante agitación liberal con el crecimiento de pasquines sediciosos, ostentación de símbolos revolucionarios, circulación de panfletos subversivos, impulsada desde Bayona por los ilustrados españoles exiliados que apoyaban los principios de la Revolución Francesa. El más destacado de este grupo era José Marchena, editor de la Gaceta de la Libertad y de la Igualdad, escrita en español y en francés, cuya finalidad era "preparar los espíritus españoles para la libertad". José Marchena fue redactor de la proclama A la Nación española, publicada en Bayona en 1792 con 5.000 ejemplares, en la que pedía la supresión de la Inquisición, el restablecimiento de las Cortes estamentales o la limitación de los privilegios del clero —un programa bastante moderado, ya que Marchena era cercano a los girondinos franceses—. Con Marchena  estaban Miguel Rubín de Celis, José Manuel Hevia y Vicente María Santibáñez, tal vez el más radical, cercano a los jacobinos, que defendía la formación de Cortes que representaran a la "nación".

En el interior de España también hubo agitación liberal, cuya acción de más impacto fue la "conspiración de San Blas", descubierta el 3 de febrero de 1795, día de San Blas. El líder era el ilustrado mallorquín Juan Picornell, preocupado hasta entonces solo en la pedagogía y la educación pública, y los conspiradores querían dar un golpe de estado apoyado por las clases populares madrileñas para "salvar a la Patria de la entera ruina que la amenaza". Si golpe triunfase, formarían una Junta de gobierno provisional representando al pueblo, que iba a elaborar una Constitución y llamar a elecciones. No estava claro si los conjurados querían una Monarquía constitucional o la República, aunque sí sabían que la divisa del nuevo régimen sería libertad, igualdad y abundancia. Picornell y otros tres  fueron condenados a la horca, pero la pena fue conmutada por cadena perpetua en la prisión de La Guaira en Venezuela, pero escaparon de allí en junio de 1797, colaborando desde entonces con los criollos en la independencia de las colonias españolas de América. 

El liberalismo contaba con algunos pensadores austracistas e ilustrados que antes de la Revolución Francesa defendían el parlamentarismo británico frente a las Monarquías absolutas europeas y que habían asimilado los postulados de la revolución norteamericana que dio nacimiento a los Estados Unidos. Juan Amor de Soria, del "austracismo persistente", José Agustín de la Rentería, Valentín de Foronda y León de Arroyal, son los fundadores de, liberalismo español. Así se expresaba León de Arroyal:

            "El poder absoluto del rey no hay quien pueda templarle, y no siempre nos podemos prometer que sean de una absoluta sabiduría muchas veces los efectos de su abuso [...] nuestro mal será incurable en tanto que subsistan las barreras que en el día tienen el Rey como separado de su reino; pues mientras no oiga al vasallo que lo necesita, es tanto como si estuviese en el Japón o California.

            "La suprema autoridad está repartida en multitud de consejos, juntas y tribunales, que todos obran sin noticia unos de otros; y así lo que uno manda, otro la desmanda, y todo en nombre del rey, por lo cual, decía un amigo mío que la potestad regia estaba descuartizada como los ajusticiados. Yo comparo nuestra monarquía, en el estado presente, a una casa vieja sostenida a fuerza de remiendos, que los mismos materiales que pretende componer un lado, derriban el otro, y sólo se puede enmendar echándola a tierra y reedificándola de nuevo".


El liberalismo lucha contra el antiguo régimen.

España, 1833 a 1868:

El reinado de Isabel II es el período de la historia contemporánea de España entre la muerte de Fernando VII en 1833 y el triunfo de la Revolución de 1868, que obligó a la reina a marcharse al exilio. 

Su reinado está dividido en dos grandes épocas: la minoría de edad (1833-1843) durante la que fueron regentes, primero, su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y, después, el general Baldomero Espartero. El reinado efectivo empieza con la declaración de las Cortes en 1843 de su mayoría de edad adelantada con solo trece años. A lo largo de su reinado ocurrió la configuración del Estado liberal en España.

Al morir Fernando VII en septiembre de 1833, su esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias asumió la regencia con apoyo de los liberales, en nombre de su hija, la futura reina, Isabel II. El conflicto con su cuñado, Carlos María Isidro de Borbón, que aspiraba al trono,  produjo la Primera Guerra Carlista.

El reinado de Isabel II fue un intento modernizador contenido por las tensiones internas de los liberales, la presión que ejercían los partidarios del absolutismo, los militares, el fracaso ante los problemas económicos y la decadencia de la Unión Liberal que permitió vivir el Sexenio Democrático. También pesó en su reinado la personalidad de la reina Isabel, sin dotes para gobernar y presionada por la Corte, por su propia madre, y por los generales Narváez, Espartero y O'Donnell, lo que impidió que se consolidase el paso del Antiguo Régimen al Estado Liberal, por lo que España llegó al último tercio del siglo XIX en condiciones muy desfavorables respecto a otras potencias europeas.

Durante el reinado de Isabel II se establece el Estado Liberal en España, en parte por un contexto internacional favorable después de la ruptura del orden impuesto por la Restauración absolutista (a la caída de Napoleón) con las oleadas revolucionarias de 1830 y 1848, que llevan al triunfo del liberalismo en Europa. Sin embargo, el nuevo Estado fracasa por la exclusión de la mayor parte de la población de la vida política, el fracaso de la Revolución Industrial y el fortalecimiento de las tendencias democráticas, lo que explica el intento democratizador del Sexenio Revolucionario de 1868 a 1874.

El siglo XIX en España debe verse como un período de transición entre el Antiguo Régimen y el mundo capitalista y liberal en el que vivimos hoy en día. Las principales características del Antiguo Régimen llamado a desaparecer durante el siglo XIX son tres:

­* En lo político predomina la Monarquía Absoluta: el Rey es la única fuente del poder y del derecho. Aunque el monarca concentre todo el poder, normalmente delega el ejercicio del mismo en otros organismos o personas.

­ * En lo social, la división entre nobles, clérigos y pueblo, separados no en función de su riqueza y propiedad de los medios de producción (como en la sociedad de clases), sino por el goce de diferentes derechos, que los nobles adquieren por nacimiento. Los privilegiados, nobles y clero, pagaban menos impuestos, y podían juzgar a los que vivían en sus señoríos y ser juzgados por tribunales propios

­ * La economía giraba en torno a la agricultura, sin regirse por el libre juego de las fuerzas del mercado, como en el capitalismo. Las tierras de nobles y clérigos no se podían comprar ni vender, ya que ambos estamentos estaban protegidos contra los riesgos de una mala gestión económica por dos privilegios particulares: el de mayorazgo -propio de la nobleza- y el de "manos muertas" -propio del clero-. El clero además se apropiaba de un 10% de las cosechas por medio del "diezmo". También la nobleza cobraba algunos impuestos. El comercio por lo general estaba sometido a severas restricciones y al pago de tarifas e impuestos muy elevados por las aduanas interiores.

Todo esto era mul perjudicial para los intereses de los burgueses comerciantes, que veían muy disminuido su derecho de acumular capital.

­ * En el plano cultural se ensalzaba la tradición y los valores religiosos. Como la naturaleza humana es inmutable, para los conservadores absolutistas, el pasado es el patrón de todas las cosas.

El Antiguo Régimen se definía por el privilegio, el prestigio y el honor pesando más que la posesión de las riquezas y el  dinero.

Frente al Antiguo Régimen, el liberalismo presenta un modelo alternativo y totalmente opuesto:

­ * En lo político, el liberalismo niega que la soberanía nazca de la voluntad divina, sino de los derechos naturales e innatos del hombre: la libertad, la igualdad y la propiedad. La libertad de pensamiento, de expresión y de culto, el derecho a oír los cargos y de alegar ante un juez antes de ir a prisión, la oportunidad de mejora y de movilidad social son derechos del hombre que las leyes deben reconocer. La falta de libertad o el privilegio son situaciones "antinaturales". El mejor modo de garantizar esos derechos y de evitar abusos por parte de los que mandan es el sistema político representativo parlamentario, basado en la división de poderes -ejecutivo, legislativo, judicial-, y que deben aprobar la mayor parte de los gobernados. Las condiciones de ese "contrato" entre individuos se plasma en una "constitución" política, un acuerdo solemne y casi siempre escrito, y que ninguna de las partes -gobernantes y gobernados- pueden alenterar sin el consentimiento del otro. El régimen político resultante de ese pacto puede ser una República o una Monarquía Constitucional, -en la que el Rey está sometido a la voluntad de la nación-. 

En el Antiguo Régimen la fuente del poder venía "de arriba", de Dios o el Rey. En el liberalismo procede "de abajo".

­* En lo social, el liberalismo defiende la "igualdad ante la ley". Las leyes son iguales para todos, nazcan donde nazcan. La sociedad liberal abierta: los individuos pueden ascender o descender en la escala social por méritos o deméritos propios. No como en el Antiguo Régimen, por  pertenecer a un estamento u otro. La sociedad estamental es sustituida por la sociedad de clases, en la que el criterio distintivo es la propiedad de los medios de producción y, aunque no sea exclusivo, también por la posesión de dinero. Tal es el sentido de la llamada "igualdad de oportunidades": en ausencia de privilegios derivados del nacimiento, el Estado no puede poner trabas a ningún individuo para que se enriquezca en el ejercicio de su libertad. La igualdad liberal debe considerarse como igualdad ante la ley y como igualdad de oportunidades, pero no de riquezas. La naturaleza no ha repartido equitativamente la razón y la voluntad entre los hombres, de modo que unos estarán más capacitados que otros para enriquecerse y lograr la ansiada felicidad.

­ En lo económico se proclama el derecho de todos los hombres a ser propietarios y acumular riquezas, sin que el Estado interfiera en los legítimos apetitos individuales. La propiedad es para los liberales un derecho fundamental en tanto que sería el fruto del trabajo con el que se había añadido valor a las cosas naturales. En una sociedad sin privilegios, formada por productores honrados y trabajadores, la propiedad era para Locke un signo de igualdad: en teoría, todos pueden aspirar a ser propietarios. Además, y en oposición al Antiguo Régimen, en la sociedad liberal se glorifica la libertad de comercio y la formación de un único mercado nacional; las trabas a la libre circulación de bienes y servicios entre particulares son un mal absoluto. 

En paralelo con la difusión de las ideas liberales se consolidan el despertar de la economía capitalista y el despegue de la industrialización, que cambiarán por completo los sistemas de producción y asignación de recursos.

­ En el plano intelectual, la Ilustración caracteriza al individuo como principio básico de toda sociedad. Se ensalza la razón como la fuerza con la que puede contar este hombre nuevo, liberado de los prejuicios religiosos y de la cadena del pasado. Ya no se acepta inexorablemente el destino. Para los liberales la virtud y la felicidad es el objetivo último de la existencia humana, el hombre libre es aquel dotado de la fuerza necesaria como para cambiar el curso de la Historia. 

El ritmo de esa transición no es igual ni en todos los sitios, ni en todos los lugares. Se puede hablar de una mezcla de elementos antiguos derivados de un Antiguo Régimen que se resiste a morir, y de otros innovadores y modernos que conducirán al siglo XX.

España no es la excepción: la del Antiguo Régimen, como el resto de la sociedades europeas, se caracterizaba por el privilegio. Aun así, la de 1800 no era una sociedad "fosilizada" de nobles y campesinos. Varios factores habían debilitado la sociedad tradicional a lo largo del siglo XVIII. La difusión de las ideas ilustradas, a pesar de la censura y del control de la Iglesia sobre las lecturas de los españoles a través de la Inquisición, propugnaban un nuevo tipo de propiedad libre, en la que el interés individual fuera el motor de la producción.

No eran menores los cambios en lo económico y social: entre otros, el aumento de la población española, que pasa de 7,5 millones en 1717 a 10,5 en 1797. El aumento del comercio, sobre todo con América, la expansión agrícola o el aumento de precios de la 2º mitad del siglo XVIII, que en conjunto proporcionaron mayores rentas y beneficios a los sectores más dinámicos y al desarrollo de una burocracia al servicio de la Monarquía. 

Estos cambios eran "bombas de tiempo" que necesariamente iban a desvirtuar el orden tradicional absolutista, y así ocurrió: bajo la capa aparentemente inmóvil del Antiguo Régimen nacieron nuevas elites enriquecidas, que no gozaban de los privilegios que la nobleza y el clero. Estos nuevos ricos burgueses pagaban más impuestos que los privilegiados y no podían invertir su capital comercial en la compra de tierras, impedidos de tener la propiedad de la tierra y de bienes inmobiliarios en general, pués las mejores propiedades pertenecían a la nobleza y al clero, que permanecían fuera del mercado por privilegios especiales de mayorazgos o "tierras muertas". Según algunos cálculos, 2/3 partes de las tierras de cultivo española estaban en esta situación, sin ser compradas ni vendidas. Hacia 1760, en España como en Europa, la inversión rentable de capital comercial era muy difícil. La crisis ocurría porque las estructuras tradicionales ya no podían contener e integrar lo que la propia evolución económica, social e ideológica había creado. 

En el caso español, además, a finales del siglo XVIII la Monarquía absoluta se embarcó en empresas militares muy costosas, y superiores al nivel de ingresos, creando un problema de falta de liquidez que en poco tiempo acabaría con ella. 

Como si esto fuera poco, las dificultades en el comercio con América, ya muy evidentes en 1800, redujeron los ingresos fiscales de la Monarquía en casi un 15%. En este contexto se fue gestando la convergencia de intereses de las burguesías mercantiles y agrarias con los grandes propietarios, algunos de ellos nobles. Todos ellos, entusiasmados con las ideas ilustradas (muy conocidas en España a pesar de la Inquisición), pedían la eliminación de trabas jurídicas que pesaban sobre la propiedad, una reforma institucional que estructurase un mercado nacional, y una política fiscal y económica que beneficiara a los propietarios. 

La caída del Antiguo Régimen será fruto del crecimiento económico e intelectual que venía mostrando la sociedad española, y no de su estancamiento. Si la sociedad y la economía de un país son más dinámicas que sus estructuras políticas, es muy probable que haya una revolución. Sólo faltaba encontrar el momento, y ese momento llegó a comienzos del XIX: la conjunción entre la crisis financiera de la Monarquía, arruinada como se dicho tras muchos y fracasadas aventuras militares, las dificultades del comercio con las colonias americanas, las malas cosechas, y la ruina de la Monarquía que culminó con la invasión napoleónica de 1808, facilitó el primer triunfo de las ideas liberales: tanto el rey Carlos IV como su heredero Fernando VII renunciaron a sus derechos sobre el trono español forzados por Napoleón, pero estas renuncias no fueron aceptadas por la mayoría de los españoles, que las consideraron ilegales. Los liberales se hicieron fuertes en Cádiz, ciudad que jamás pudieron conquistar los invasores franceses. Y los rebeldes no eran solo burgueses o comerciantes ricos, sino también funcionarios, clérigos, intelectuales, en los que había prendido con fuerza el ideal ilustrado. 

De todos ellos nació la Pepa, Constitución liberal de Cádiz en 1812. 

¡Viva la Pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (fiesta de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz, promulgada ese día, por lo que es denominada popularmente la Pepa, porque a los llamados José se les dice Pepe.

terça-feira, 17 de novembro de 2020

Margarita y el Ekeko.

 



Margarita y el Ekeko.

– Buenos días, señora. Vengo de parte de doña Inés Herrera. Soy Margarita Gutiérrez, y me recomendaron para trabajar de muchacha.

– Ah, sí, buen día, pase, por favor.

Y así empezó la vida de Margarita en la calle Bedoya 868, Alta Córdoba, donde trabajó más de 29 años, hasta que ocurrió algo que podría llamarse extraño, pero que luego fue definiéndose como simplemente maravilloso, o fantástico.

La máquina de escribir de don Víctor era medio antigua; una Underwood a la que de vez en cuando le fallaban las teclas, y el Negro tuvo la idea de regalarle una eléctrica semi nueva. Una máquina de escribir fantástica, con una agilidad de cambio de renglón asombrosa, que se debía a un poderoso resorte que hacía que el rodillo donde se prendía y giraba el papel mientras iba siendo escrito, fuera rápidamente de la izquierda a la derecha, dejando el margen izquierdo de la hoja listo para empezar una nueva línea.

Esa era la gran ventaja de la Olivetti eléctrica sobre las antiguas máquinas de dactilografía mecánicas, pero fue la desgracia del Ekeko de la familia. Para quién no lo sabe, el Ekeko es una especie de estatua, un muñeco según otros, que es el símbolo de la prosperidad, tiene origen antiguo y posee comprobados poderes. Según cuenta la tradición, es muy celoso, y si llega a caer en manos de una mujer, ya no se separa más de ella. Se viste con el atuendo típico de la región -un sombrero, un chullo, bufanda y poncho –, y siempre va cargado con todo tipo de cachivaches en miniaturas: casas, billetes de dólar, electrodomésticos, televisores, autos y alimentos.

La cosa es que esta estatuita estaba siempre ubicada a la derecha de la máquina de escribir de don Víctor, y cuando la vieja Underwood mecánica fue cambiada por la flamante Olivetti eléctrica, nadie se acordó de separarla un poco más hacia la derecha, ni de contarle a Margarita sobre las particularidades del carro con el rodillo fuerte y veloz que bastaba tocar el botón de cambio de renglón y daba una especie de patada, justamente para el lado derecho.

Bueno, pasó lo que tenía que pasar: al limpiar la máquina, Margarita toco sin querer la tecla que accionaba el rodillo y el Ekeko de yeso fue golpeado con una fuerza tal que quedó reducido a escombros, con centenas de pedacitos de no más de un centímetro cada uno desparramados por todo el escritorio. Fue entonces que Margarita, sin dejar de sonreir ni un solo instante -era muy simpática y pintoresca con sus lindos ojos negros aindiados y su boca rojísima- le dijo a doña Tina, la dueña de casa, que no se preocupase, que ella misma iría a llevarse todas las partecitas del Ekeko y arreglarlo muy pronto.

Nadie le creyó, pensaron que se trataba de meras buenas intenciones de Margarita, y le dijeron que no tenía importancia, que al final no era más que un muñeco. Pero pasadas tres semanas, hete aqui que Margarita llega a la casa de doña Tina con un lindo paquetito y al abrirlo sale, sonriente y con sus brazos bien abiertos, el Ekeko que todos daban por muerto y enterrado. Cómo había hecho para juntar todas las partes, reconocer cuál pedazo se debería pegar con cuál otro, era un mistério que nunca fue resuelto en la casa de la calle Bedoya.

Pero lo realmente fantástico ocurrió casi enseguida, con diferencia de apenas otras cuatro o cinco semanas: primero, Margarita llegó un día y contó que tendría que marcharse de inmediato a su pueblo natal, Villazón, Bolivia, del otro lado de la frontera argentina del cuál había salido muy jovencita. La familia la necesitaba con urgencia y debería marcharse dentro de unos pocos días.

En menos de una semana, otra vez un nuevo accidente con el Ekeko, que sin que mediara ningún golpe, empujón, viento fuerte ni nada parecido, de pronto se cayó al medio del escritorio, partiéndose en dos. Vean bien el detalle: cuando Margarita lo quebró por primera vez, sin querer, con el movimento abrupto del carro del rodillo, el muñeco se desintegró en centenas de minúsculos pedacitos de yeso. Esta vez, no; puede ser que al rearmarlo, Margarita haya exagerado con la cola o el yeso, vaya a saber qué fue lo que usó; pero el caso es que el Ekeko quedó partido en dos, y doña Tina, para que el Negro y Víctor no se enojasen al ver el lo que había ocurrido, decidió juntar las dos partes y dejar el conjunto, aparentemente en buen estado, encima de la biblioteca.

Y así pasaron otros diez o doce años. Doña Tina y el Negro se fueron de este mundo y Víctor decidió mudarse a una casa menor. Cuando estaba haciendo los paquetes y juntando las cajas para el traslado, nueva caída del Ekeko. Inexplicable caída nuevamente, si bien que Víctor solo se había enterado de la primera, y su madre le había ocultado la segunda, después de la restauración tan bien hecha por Margarita.

Pero allí fue que la sorpresa fue mayúscula, porque cuando Víctor se agachó para levantar el cuerpecito caído del Ekeko, de su interior sale un sobre. No demasiado grande, pero lo suficiente para guardar un papel sellado en Potosí, Bolivia, en el que se lo nombra propietario de una enorme cantidad de hectáreas en el Cerro de Potosí, conocido como Cerro Rico de Potosí. El documento estaba escrito em castellano y en quéchua, y Víctor entendió que se trataba del Sumaj Orck'o o cerro hermoso, más conocido en el pasado como Orck'o Potocchi, que significa "cerro del que brota plata".

O sea que Víctor, gracias a la generosidad sín limites de Margarita Gutiérrez, ahora era el dueño de una montaña de los Andes, en la ciudad de Potosí, la antigua Villa Imperial.

Una semana después, Víctor llegaba a La Paz, y de allí viajaba a Potosí, en busca de Margarita, para agradecerle la donación, pero sobre todo para preguntarle el por qué de tanta bondad. 

Víctor pasó catorce días y sus noches en Potosí, hablando con escribanos en los registros de la propiedad, que le confirmaron la autenticidade del documento. Pero nadie pudo localizar a Margarita. Ni en la policía, ni en las oficinas de registro civil de las personas de la ciudad y de otras -hasta Villasón viajó en su desesperación-, en ninguna parte encontraron rastros de Margarita.

Hizo más de diez llamadas telefónicas a sus hermanos en Córdoba para ver si hallaban a los descendientes de doña Inés Herrera, la señora amiga de doña Tina que había recomendado a Margarita para trabajar en su casa. Nada, ni doña Inés Herrera ni ninguno de sus parientes en la ciudad, ni rastros de Margarita Gutiérrez en Bolivia.

Víctor se durmió profundamente aquella última noche en Villasón, antes de cruzar a la Quiaca y volverse a Córdoba. Había pasado la última hora y media pensativo, triste y lleno de culpas, pero no dejó por ello de saborear su cena boliviana. Pidió pique macho con carne picada muy sazonada, chorizos, papas al bastón, tomate picado y locoto. No faltaba la cebolla, pedacitos de salchicha, pollo, queso y huevo.

Tal vez por la digestión demorada y el soroche o puna, que le había hecho sentirse mareado tantas veces en esos días, tuvo todo tipo de sueños y pesadillas hasta que, en medio de la noche, se abrió la ventana del cuarto de hotel y se le apareció Margarita, que con voz suave le dijo: 

– No me busques más, yo no existo; soy un alma penada que vino a pagar sus culpas y a ayudar a tu família. Nada más. Vete en paz a Potosí y quédate con la estancia en el  Sumaj Orck'o. Es tuya. Adiós.

En el marco de la ventana Víctor encontró a la mañana un nuevo Ekeko. No se separó nunca más de él.


JV, Villasón, Bolivia. 2001

segunda-feira, 16 de novembro de 2020

Século de Ouro e Século de Prata

 Século de Ouro e Século de Prata

Vamos ver agora dois períodos separados por quatro séculos: o Século de Ouro (o XVI ao XVII), e o que alguns chamam, comparativamente, de o Pequeno Século de Ouro, ou o Século de Prata, de 1898 a 1936. Em ambos houve um extraordinário florescimento das artes e da literatura espanhola no primeiro, e espanhola e hispano-americana no segundo. Embora no primeiro ciclo que veremos, as riquezas das Américas (o Ciclo do Ouro) sustentassem as artes, já no segundo, a pobreza da Espanha era a base de uma crise social e política generalizada, amenizada pela ajuda dos “espanhóis indianos” -os emigrados espanhóis em Cuba, Puerto Rico e México, como veremos em outro texto mais adiante- que voltavam à península como enriquecidos mecenas. (JV)

 



O Século de Ouro (1521-1643)

O período que vai da segunda metade do século XVI à primeira do século XVII é conhecido como o Século de Ouro pelo florescimento das artes, a literatura e as ciências.

Ao longo do século XVI, a Espanha levou uma grande fortuna em ouro e prata extraídos das "Índias". Durante o reinado de Filipe II, em que "o Sol não se punha no Império", o vasto território foi se mostrando impossível de governar. Com o centro em Madri, que era a sede da Corte de Filipe II, e em Sevilha o centro a partir do qual se administravam as possessões ultramarinas.

Depois dos Reis Católicos, -e graças aos casamentos estratégicos de seus filhos-, seu neto Carlos I herdou a coroa de Castela na Península Ibérica, e o império castelhano na América herdou de sua avó Isabel; as possessões da coroa de Aragão no Mediterrâneo italiano e ibérico herdou de seu avô Fernando; as terras dos Habsburgo na Áustria, na qual incorporou a Boêmia e a Silésia, tornando-se (depois de uma dura eleição com Francisco I da França), imperador do Sacro Império Romano-Germânico, com o nome de Carlos V da Alemanha; além dos Países Baixos, onde conquistou novas províncias e o Franco Condado, herdado da sua avó Maria de Borgonha; conquistou a Tunísia e, numa disputa com a França, a Lombardia. Era um império formado por um conjunto de territórios herdados, anexados ou conquistados.

Os Habsburgo gastavam as riquezas da coroa castelhana (desde os tempos de Carlos V, e ainda mais depois de Felipe II) vindas das Américas em guerras por toda a Europa para proteger os territórios adquiridos, o catolicismo e seus interesses dinásticos. Tudo isso levou a crescentes dívidas com os banqueiros, primeiro os alemães e depois os genoveses. Assim a Espanha foi à falência. Os objetivos políticos da coroa eram:

      O monopólio dos produtos americanos -ouro e prata- e asiáticos -porcelana, especiarias e seda-.

      Reduzir o poder da França e detê-la nas fronteiras orientais.

      Manter a hegemonia dos católicos Habsburgo na Alemanha, defendendo o catolicismo contra a Reforma Protestante.

      Defender a Europa do Islã, especialmente do Império Otomano. Além disso, neutralizar a pirataria berbere, que atacava as possessões espanholas e italianas do Mediterrâneo.

 

Arte y literatura en el Siglo de Oro de 1521-1643. La creación de Don Quijote

Mesmo não acumulando quase nada do fluxo constante do ouro e prata vindo das Américas, e de fato repassando tudo para os banqueiros, a passagem dos caudais pela Espanha permitiram o auge das belas artes durante cento e vinte anos.

 

Miguel de Cervantes y El Quijote

 Es muy posible que Cervantes no ganara demasiado dinero con “El Quijote” por causa, en gran medida, de las muchas ediciones piratas.

Como un modo de compensarlo, la fama que Don Miguel de Cervantes Saavedra ganó con su obra principal le permitió publicar muchas otras producciones literarias que de otra manera, tal vez habrían quedado en algún cajón escondido. Ese es el caso de las “Novelas ejemplares”, las “Comedias y entremeses”, y “Persiles y Segismunda”.

En 1605, casi a punto de cumplir sus 60 años, Miguel de Cervantes publicó en Madrid, una novela que era totalmente ajena a todos los cánones literarios de su época.

El éxito inmediato de “Don Quijote” fue tan fulminante en España, que siguió como un reguero de pólvora hacia toda Europa y América.

Si es que es verdad – como se supone- que Miguel de Cervantes concibió su Quijote durante su estadía en la prisión de Sevilla, probablemente debió empezar a escribir la obra al salir de la cárcel, en la misma ciudad, pero con seguridad que la terminó en Madrid, justo un poco antes de mudarse a Valladolid.

 

Madrid, la 1ª parte de “El Quijote”

La primera edición tenía 664 páginas y muchísimas erratas. La llamada “novela que cambia la novela” es producida en la imprenta de Juan de la Cuesta, en la calle Atocha, en Madrid.

El librero Francisco de Robles, que es dueño de los derechos de autor, la vende al precio de 200 maravedíes y medio.

Esa 1ª edición no demora mucho en agotarse, y enseguida se suceden centenas y miles de reediciones, muchas de ellas clandestinas o sea, no autorizadas, y a veces ignoradas incluso, por el dueño de los derechos de autoría y por el proprio Miguel de Cervantes.

La obra fue lanzada en enero de 1605 y enseguida cosechó un éxito masivo e incontenible. Al cabo de dos meses se realizó una 2ª edición, a la que siguieron otras muchas en Lisboa, Valencia, Bruselas, Milán, Barcelona.

En el mismo año de 1605 se enviaron los primeros lotes de la novela al nuevo continente, América.

Muy pronto “El Quijote” se tradujo al inglés, en 1612, y al francés en 1614. El propio Cervantes escribiría en 1615, en la 2ª parte de Don Quijote:

“Tengo para mí que el día de hoy estai impresos más de 12.000 libros de tal historia... a mi se me trasluce qi ie no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga”.

No se equivocaba Miguel de Cervantes en su previsión: el Instituto Cervantes inauguraba el 21 de abril de 2005, al cumplirse 400 años del lanzamiento de la obra, su exposición "Quijotes por el mundo", con 185 ediciones en 56 lenguas, precedentes de las 60 bibliotecas que la institución posee en todo el mundo.

La obra, desde 1612 hasta el siglo XXI ya se tradujo - sea integral o parcialmente- a más de 140 idiomas y variedades lingüísticas diferentes, y continúa siendo traducida en nuevas ediciones a lenguas como el coreano, el quíchua o el guaraní.

Esta 2ª parte, que tuvo una recepción por parte del público igual de entusiasta que la primera, fue una tentativa por parte de Cervantes de cerrar el paso a los plágios, imitaciones de textos y falsas continuaciones de su primer volumen, entre ellas la más conocida, firmada por Alonso Fernández de Avellaneda en 1614.

Desde el principio, Don Quijote, el protagonista de la novela cervantina se volvió un personaje proverbial que circulaba en boca de todos y al que, incluso, se lo hacía desfilar en los carnavales callejeros de Europa. Y esto no ocurría solo en España, sino también en Flandes y Alemania.

 

Cervantes se despide del mundo y de sus amigos

Unos franceses que lo visitaron en 1615 se quedaron escandalizados al descubrir que Miguel de Cervantes vivía en la total pobreza: “¿Pues a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?”, dijeron.

Pero con seguridad tal pobreza no era absoluta, porque parece que Cervantes siguió metiéndose en diversos tipos de negocios casi hasta el final de su vida.

Consta que murió de una sed insaciable que es uno de los síntomas de diabetes o de la cirrosis biliar, enfermedades que afectan el páncreas y el hígado. Cuentan que tres días antes de fallecer dictó la dedicatoria del Persiles:

“Ayer me dieron ia Extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan”. Dos días antes, escribía en el prólogo: “Mi vida se va acabando. Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos”.

 

Volviendo al principio, ¿cuándo y dónde nació Cervantes?

Durante siglos esta pregunta representó un mistério doble. El primero se aclaró después de ser encontrada su partida de bautismo, con fecha del 9 de octubre de 1547, labrada en la parroquia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares.

Sobre la fecha exacta, solo se puede suponer que fue un 29 de septiembre, el día dedicado en el santoral a San Miguel.

Sigamos volviendo un poco hacia atrás. En 1581 Don Miguel de Cervantes llega Lisboa buscando nuevas oportunidades, que al final se quedarán otra vez en la nada. La nueva corte lisboeta está llena de buscavidas – como el mismo Cervantes- y de aspirantes a cualquier cosa que les evitara trabajar, y hierve de vida comercial:

“En ella se descargan las riquezas de Oriente y desde ella se reparten por el universo”, dice el autor que luego va a desempolvar esos recuerdos amargos de ese paso, con su estadía inútil en Portugal, en algunos pasajes de la obra “Persiles”.

En 1592, en Castro del Rio, Córdoba, sufre un encarcelamiento fugaz, pero muy productivo. Cuentan los cronistas de la época que la vida de un recaudador de impuestos – y este era el oficio principal de Cervantes- no era nada fácil. El autor de “El Quijote” será acusado de vender trigo sin tener autorización e irá a pasar unos días arrestado en Castro del Río.

Muchos estudiosos de la obra cervantina suponen que fue allí donde nació en Cervantes la idea de “El Quijote”; pero otros tantos sostienen que fue más adelante, durante un nuevo encarcelamiento en la ciudad de Sevilla.

 

En Valladolid, 1603, siguiendo a la corte

Dicen que muy cerca del matadero municipal y en los cuartos superiores de una taberna, en un pequeño edificio en el que vivía mucha gente pobre amontonada, se instala toda la familia de Cervantes – el escritor, su mujer, hermanas, su hija y su sobrina– que llegan hasta la ciudad de Valladolid atrás de la corte y nuevas esperanzas de mejorar de vida. Cuentan los investigadores cervantinos que es en medio de este clima de necesidades terribles, que Don Miguel de Cervantes termina la 1ª parte de “El Quijote”.

 

Agonía y muerte en Madrid, en 1616

Cuatrocientos años atrás, y ya promediando el mes de abril, el escritor comienza a convivir con la muerte que se le aproxima. La familia se había instalado en su casa de la Calle del León, en la esquina de la calle Francos - hoy llamada, claro, Miguel de Cervantes-.

Recibe la extremaunción y firma la dedicatoria del libro “Persiles”; tres días después, el 22 de abril, muere, y al día siguiente es enterrado en una tumba del convento de las Trinitarias Descalzas.

J. Villanueva, São Paulo, 15 de octubre de 2016

 



La cultura española desde inicios de la Edad de Plata hasta 1936, comienzo de la Guerra Civil.

El primer tercio del siglo XX se llama Edad de Plata de la cultura española por la alta calidad de los intelectuales, literatos y artistas de la época. Este grupo de intelectuales es tradicionalmente clasificado en generaciones: la del 1898, la de 1914 y, finalmente, la de 1927.

La Institución Libre de Enseñanza y otras ligadas a ella como la Residencia de Estudiantes y el Instituto-Escuela, tuvieron un gran protagonismo en esta explosión cultural. Intelectuales como Machado, Juan Ramón Jiménez, Julián Besteiro o Fernando de los Ríos vienen de esas instituciones.

Es sorprendente como en un país con una mayoría (80%) de analfabetos y con 38 mil estudiantes universitarios en 1930 surgieron generaciones literarias de tan alta calidad.

Tras la generación de 1898, que estuvo activa todo el periodo, con Baroja, Azorín, Unamuno, Machado, Valle-Inclán o Maeztu, vendrá la generación de 1914, con intelectuales como Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Marañón o Gómez de la Serna.

Finalmente, en la segunda mitad de los años veinte, empieza a destacarse la 3ª generación, la de 1927,que alcanza su plenitud intelectual durante la IIª República.

No sólo la literatura brilla en la Edad de Plata. Junto a hombres de letras, hay científicos como Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel en 1906, o filósofos como Ortega y Gasset o María Zambrano.

 

La vida cultural de la Segunda República

Los intelectuales tuvieron un protagonismo especial en la 2ª República. Muchos jefes republicanos y socialistas, -Manuel Azaña, Fernando de los Ríos o Julián Besteiro-, venían del mundo cultural. Otros, como Ortega y Gasset, Antonio Machado o Gregorio Marañón, apoyaron al gobierno a través de la Agrupación al Servicio de la República.

El apoyo unánime se fue quebrando más tarde. Desde 1932, algunos intelectuales, como Ortega o Unamuno, tuvieron una posición crítica con el Gobierno republicano-socialista.

Pero la mayoría apoyó la política reformista del gobierno de Azaña y colaboró en la acción cultural del Gobierno republicano-socialista. Las compañías teatrales, integradas por actores profesionales y estudiantes, visitaron pueblos lejanos del país llevando las principales obras del teatro español. La más conocida de ellas fue La Barraca, un proyecto personal del poeta García Lorca.

Las Misiones Pedagógicas tenían un objetivo similar, la difusión de la cultura en una población en su mayoría analfabeta: bibliotecas ambulantes, conferencias, recitales de poesía, proyecciones de cine, exposiciones con reproducciones de obras del Museo del Prado.

La generación del 27 pasó al primer plano durante el período republicano. El grupo de poetas fue excepcional: Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Miguel Hernández y García Lorca. Ramón J. Sénder fue el más destacado novelista.

 

Las artes

La arquitectura vive a inicios del siglo XX el auge del modernismo en Barcelona. Doménech y Montaner construye el Palau de la Música Catalana, y Antonio Gaudí marca el paisaje de la ciudad con obras como la Casa Milá, la Casa Batlló y la Sagrada Familia.

En un estilo más convencional, en Madrid se construye gran parte de los edificios al borde de la Gran Vía, el Palacio de Comunicaciones en la Plaza de Cibeles, y muchos palacetes que sobreviven hoy en la Castellana y en el barrio de Salamanca.

En la pintura y la escultura surgen artistas de tradición figurativa como el escultor Mariano Benlliure o los pintores Zuloaga y Romero de Torres, con figuras clave en el desarrollo del arte mundial del siglo XX.

Sobre todas ellas se destaca Pablo Picasso, que en este primer tercio del siglo evoluciona hasta llegar al cubismo. Con Picasso, inician su carrera pintores geniales como Juan Gris, Joan Miró y Salvador Dalí, y escultores como Pablo Gargallo. Como ocurre con los artistas de vanguardia eran solo conocidos por una pequeña elite social. En el cine se destaca Luis Buñuel, de la generación de 1927 y ligado al círculo de García Lorca y Dalí. Sus primeras películas forman parte del movimiento surrealista.

Por último, este primer tercio del siglo XX es también la época más brillante de la música española. Figuras como Isaac Albéniz, Enrique Granados y, sobre todo, Manuel de Falla marcan un momento muy importante del período.

 

 

quarta-feira, 4 de novembro de 2020

La máquina de escribir

 



La máquina de escribir

Juancito soñaba que escribía un cuento. En las páginas que surgían de su imaginación soñada, Teresa lo miraba con un dejo de admiración. Pero desde los misterios del sueño, ella veía algo extraño y se preocupaba.

En su sueño, Juan dejaba de escribir y se apoyaba en la máquina, y Teresa lo contemplaba con aflicción desde las páginas del cuento soñado y se retorcía las manos, desesperada.

Juan dejaba el cuerpo caer sobre su vieja máquina de escribir, y ella, desconsolada, lloraba tratando de salir del sueño. Y, al mismo tempo, desde las páginas inconclusas del cuento, le gritaba y lo llamaba.

El infarto fue fulminante y Juan nunca escribió ni siquiera una línea más.

 

JV. San Julián, Patagonia argentina, 2018.