quarta-feira, 27 de julho de 2016

San Andrés, la isla del caballito de mar

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San Andrés, la isla del caballito de mar


Por el Mar de las Antillas,
que también Caribe llaman,
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.


La poesía llena de música de Nicolás Guillén habla de Cuba, claro. Pero si en vez "largo lagarto verde" dijésemos "un gracioso caballito de mar verde", bien podríamos estar refiriéndonos  a la isla de San Andrés.

Para empezar a contar algo sobre este pedacito olvidado del paraíso, digamos que es bastante posible que las islas San Andrés, Santa Catalina y Providencia hoy pertenecientes al territorio insular de Colombia hayan sido avistadas por las carabelas de Cristóbal Colón en algún momento de su cuarto viaje, en 1502, pero no existen documentos históricos u otras evidencias que puedan confirmar esos datos. 

Algunos documentos, eso sí, dicen que los primeros pobladores de las islas eran colonos holandeses que llegaron a la isla de Providencia hacia finales del siglo XVI, aunque su presencia no duró mucho, puesto que los ingleses los expulsaron en 1632, haciéndose cargo del archipiélago, al que empezaron a poblar enseguida con cantidades de esclavos negros de Jamaica que llegaron para trabajar en sus cultivos de tabaco y algodón. 

Pero antes, en el año de 1510 el reino recientemente unificado de España había tomado posesión oficial de las tres islas, aunque nunca promovió los asentamientos de población o de furzas militares necesarios en ellas; y es porque los rudos conquistadores estaban más ocupados en ampliar los poderes -ya de por sí enormes, que habían obtenido en la península con la derrota de los moros y la expulsión de los judíos- y someter el máximo posible de áreas continentales.

Las islas San Andrés, Santa Catalina y Providencia quedaron más tarde bajo la administración de la Real Audiencia de Panamá; aunque en 1544 la corona española las pone bajo jurisdicción de la Capitanía General de Guatemala. 

El archipiélago, por fin, apareció indicado por primera vez en una Carta Universal de autoría anónima fechada en 1527 y más tarde en el Mapa de Rotz, de 1542. 

Luego, como ya adelanté, entre 1629 y 1630 se empiezan a promover los primeros asentamientos definitivos de inmigrantes europeos en el archipiélago. Se trataba de grupos de colonos ingleses que llegaron desde Bermudas y Barbados entre otros orígenes cercanos, y que se asentaron en Santa Catalina y Providencia.

Es por entonces que empieza un ping-pong de ida y vuelta de poderes, entre la corona británica y la española, cuando la segunda se la adjudica, para luego el trono inglés ganar nuevamente las islas, apoyado por el bucanero John Morgan, y de nuevo más tarde al español. Incluso en un momento el archipiélago fue declarado propiedad de Argentina por un corsario francés, para de nuevo volver a la corona española, y finalmente ser reclamado por Colombia poco después de su independencia.

El Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina que tanto en idioma inglés como en criol sanandresano se llama Archipelago of San Andrés, Providencia and Santa Catalina es un departamento de Colombia que se ubica al oeste del mar Caribe, a 775 kilómetros al noroeste de la costa Atlántica del país y a 180 km de la costa este de Nicaragua. Está formado por dos municipios: la capital departamental, que es San Andrés, y el municipio de Providencia y Santa Catalina Islas.
Es el único departamento insular de Colombia y además de San Andrés -que es la mayor isla del país- se compone de otras varias islas, cayos e islotes sobre la plataforma volcánica del oeste del mar de las Antillas. 
Recordemos que el 23 de junio de 1822 se izó la bandera de la entonces llamada República de la Gran Colombia en la isla de Providencia, y el 21 de julio siguiente se hizo lo mismo en la isla de San Andrés, cuando el archipiélago fue admitido dentro del conjunto territorial de la nueva nación, siguiendo lo que había sido dispuesto en la Constitución de Cúcuta.

Según el censo de 2005, el departamento capitalino de San Andrés tiene una población de 73.320 habitantes, y es el más densamente poblado de Colombia puesto que la suma total de sus tierras firmes es de solo 44 km², con una densidad de 1.603,5 habitantes por km²,  lo que pone al conjunto de las tres islas en una situación difícil en relación a los recursos naturales. 
Los idiomas hablados en el territorio son el criol (o criollo) sanadresano (*), el castellano y el inglés.
El criollo sanandresano es la lengua criolla hablada por la población raizal del archipiélago de San Andrés y Providencia, semejante al hablado en Bluefields y la Costa de los Mosquitos en Nicaragua, la Provincia de Limón en Costa Rica y las provincias de Bocas del Toro y Colón en Panamá. Se caracteriza por su vocabulario originado en el inglés, pero con una fonética propia, y un 7 a 10 por ciento de préstamos del castellano y de algunas lenguas africanas, principalmente de la familia de lenguas como el twi, el ewé y el ibo y también las lenguas mende y mandinka.
No se trata, sin embargo, simplemente de un dialecto con fonética o léxico diferenciados. El criollo sanadresano tiene construcciones gramaticales que le son muy propias, y es claramente una lengua diferente del inglés corriente.

Como siempre, un poco de historia
Entre los años de 1670 y 1680 Henry Morgan el famoso Pirata Morgan y Edward Mansvelt, establecieron sus base de operaciones en la isla mayor, San Andrés, motivo por el cual en 1775 la Capitanía General de Guatemala envió a Tomás O' Neille para expulsar a los ingleses y holandeses del archipiélago, bajo autoridad del virrey Antonio Caballero y Góngora. 
Mientras tanto, como la producción y venta del algodón estaba en auge, España empezó a crear un gran interés por las islas. Las relaciones entre España e Inglaterra mejoraron hasta que en 1786 se firmaron algunos tratados que exigían la salida de todos los súbditos ingleses de la Costa de Mosquitos. Aunque muchos salieron, la gran mayoría decidió permanecer a cambio de pagar los tributos debidos a las autoridades españolas. 
O'Neill pidió que el archipiélago quedara bajo la jurisdicción del Virreinato de Nueva Granada, lo que se concedió el 20 de noviembre de 1803 en que la corona española emitió una cédula real que puso al archipiélago de San Andrés y la Costa de los Mosquitos desde el Cabo Gracias a Dios hacia el río Chagres bajo la jurisdicción de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá. Y además, al gobernador Tomas O'Neill le fue concedido un sueldo de dos mil pesos fuertes anuales.
Durante la Guerra latinoamericana por la Independencia de España, las islas que hasta entonces se habían mantenido leales a la corona española continuaron sus relaciones comerciales y reconociendo la autoridad de la sede colonial provisional que, por su lado, iba perdiendo la capacidad de controlar los progressos de la emancipación de las colonias españolas en América. 
Hasta que al final, entre 1818 y 1821 el francés Luis Aury, tomó el poder en las islas y se puso al servicio de las tropas del libertador Simón Bolívar.

La independencia colombiana

Producida la emancipación, el archipiélago se mantutuvo relativamente olvidado en el primer siglo y medio de vida de la nueva república. Sus lazos más cercanos se establecían de preferencia con las demás islas del Caribe que hablaba inglés, y con la vecina Panamá; uno de los primeros actos que se dieron en las islas fue la declaración de San Andrés como un Puerto Franco y la abolición de la esclavitud, lo que provocó un exitoso movimiento alfabetizador dirigido por el pastor antiesclavista Philip Beekman Livinston.
Después de la independencia se produjo el reconocimiento de los territorios costeros sobre el mar Caribe a favor de Costa Rica de acuerdo con la Real Cédula de 1573. Lo que era una clara táctica política ya que los británicos demostraban un interés desmedido por América Central. Esto aparece bastante claro en un texto de 1852 de Tomás Cipriano de Mosquera que es citado por la historiadora especializada en estudios latinoamericanos de la Universidad de Toulouse, Lucía Duque Muñoz.

   "El límite de la Nueva Granada sigue la costa del Atlántico hasta el cabo de Gracias a Dios, comprendiéndose en esta costa los territorios de las provincias de Riohacha, Cartagena, Panamá y Veraguas, y el teritorio de las Bocas del Toro, que comprende la Mosquitia y costa de San Juan de Nicaragua en donde Gran Bretaña, hollando los derechos de la América quiere sostener á un zambo como soberano de un país cuyo dominio reconoció a la España por tratados públicos. La Nueva Granada ha ofrecido a las Repúblicas de Nicaragua y Costa Rica entrar en arreglos para cederles parte de los derechos que tomó de la España con su independencia, y es probable que limite sus pretensiones hasta el rio Culebra ó Dorces. 
De este punto continúan los límites de la Nueva Granada por la cordillera que divide la provincia de Chiriquí de la República de Costa Rica, hasta dar en la punta de Burica o golfo Dulce en el Pacífico, cuyo punto preciso está por determinarse en las dos Repúblicas".

El archipiélago perteneció al Estado Soberano de Bolívar hasta 1866 cuando le fue cedido al gobierno central colombiano para que fuera administrado directamente por su poder ejecutivo. En 1868 se creó el Territorio de San Andrés y Providencia con el grupo de islas, islotes, cayos y bajos que conforman el archipiélago.
Hay que recordar que el 23 de junio de 1822 se izó por primera vez la bandera de Colombia en las islas y en los cabildos de San Andrés y Providencia se firmaron la adhesión de los territorios insulares a la Constitución de Cúcuta después de la visita de Luis Perú de Lacroix. Las cinco islas principales se convirtieron entonces en el Sexto Cantón de la Provincia de Cartagena en 1822.
En 1912 y tras una intensa campaña dirigida por Francis A. Newball desde el periódico The Searchlight o "El Faro", en castellano fue aprobada la ley 52 del 26 de octubre de ese mismo año, que creó la Intendencia de San Andrés y Providencia, como un territorio nacional separado del Departamento de Bolívar, del cual formaba parte hasta entonces.
Más tarde, los gobiernos de Nicaragua y Colombia firmaron el 24 de marzo de 1928 el Tratado Esguerra-Bárcenas por el que el país sudamericano reconocía a Nicaragua la soberanía sobre la Costa de los Mosquitos y esta le reconocía a Colombia la soberanía sobre el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. El 5 de mayo de 1930 se firmó el Protocolo que confirmaba el Tratado de 1928.
El gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla confirmó a San Andrés como un Puerto Libre en 1953, lo cual transformaría a la isla en un centro comercial más activo y de un cierto interés turístico. Lo que también generó, como consecuencia inmediata y creciente, la llegada de mucha gente desde la Colombia continental. 
En 1972, además, los Estados Unidos renunciaron definitivamente a sus pretensiones sobre los Cayos Roncador, Serrana y Quitasueño, por lo cual Colombia amplió su soberanía a los mismos como parte del Archipiélago. 
Pero, sorprendentemente, Daniel Ortega, presidente de la Nicaragua sandinista, denunció en 1980 el Tratado Esguerra-Barcenas de 1928 y declaró que llevaría el caso hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya para probar que el archipiélago era parte histórica de la soberanía de su país, ante lo cual Colombia ratificó los tratados en cuestión. Nicaragua alegaba que el tratado había sido firmado por la presión de Estados Unidos. Colombia, a su vez, sostenía que la ratificación del tratado se firmó en 1930 cuando las tropas estadounidenses ya se estaban retirando de la invasión a Nicaragua y no había presión militar o política para la firma del mismo. Además de eso, en 1999, Colombia y Honduras firmaron un tratado de límites marítimos que reconocía San Andrés como parte de Colombia.
En 1991 se creó el Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y diez años más tarde, en 2001, la Unesco declaró al archipiélago como una "Reserva de Biósfera de Flora Marina".
Por fin y cuando ya el tema parecía olvidado, en diciembre de 2001, Nicaragua oficializó la demanda que reclamaba ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la soberanía sobre el archipiélago, alegando que Colombia no tenía ningún título legal de soberanía sobre el área.
Como respuesta, en 2003 Colombia presentó ante la Corte las "Excepciones preliminares" para contraponerse a los alegatos nicaragüenses. En diciembre de 2007, la Corte Internacional de Justicia dio su fallo oficial sobre las excepciones preliminares de Colombia, en las que estableció que el Tratado de 1928 y el Protocolo de 1930 eran válidos y que por lo tanto la soberanía de Colombia sobre las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina eran incuestionables; y además consideraba que el caso estaba cerrado, no existiendo ninguna una querella judicial al respecto. 
Sin embargo, la Corte estableció que, por otro lado, sí seguía abierta la disputa sobre la soberanía de los Cayos Roncador, Serrana y Quitasueños, los cuales no estaban incluidos dentro del Tratado de 1928 por que en aquella ocasión habían estado en conflicto entre Colombia y los Estados Unidos. También se mantuvo abierta la querella sobre la delimitación de las áreas marinas y submarinas entre los dos países.
Finalmente, el fallo de la Corte de La Haya en 2012 sobre la disputa entre Nicaragua y Colombia presentó la sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 19 de noviembre de ese año, en la cual los jueces sentencian que Colombia puede continuar ejerciendo soberanía sobre los territorios insulares las islas de San Andrés, Providencia, y Santa Catalina y las aguas inmediatas a ellos, y sobre los 7 cayos que le discutía Nicaragua, que los reclamaba como dentro de su plataforma continental. De este modo, la Corte de La Haya reconoció que el Tratado Esguerra-Bárcenas de 1928 entre ambos países era un acuerdo limítrofe en relación a las islas, al que en 1980, el entonces presidente de Nicaragua Daniel Ortega había otorgado el carácter jurídico de inválido, basado en que al momento de firmar tal acuerdo su país estaba ocupado militarmente por tropas de los Estados Unidos.
Pero en contrapartida, Colombia perdió el control sobre una importante porción de una zona marítima al este del meridiano 82º, que la corte reconoció como de soberanía de Nicaragüa, aunque da a la jurisdicción de Colombia una legua a la latitud de las islas de San Andrés y Providencia, y dos enclaves marinos de un radio de 12 millas náuticas en torno de los cayos de Quitasueño y Serrana, los que quedarán encerrados por aguas nicaragüenses, ya que, según la corte, cada isla o cayo, por pequeño que sea, debe tener en anexo un mar territorial. Los territorios en cuestión son ricos en petróleo, gas, y pesca, con gran abundancia de peces, caracoles, y especialmente de langostas.

Javier Villanueva. Bogotá, 25 de julio de 2016.

(*) En San Andrés y Providencia el criollo sanandresano es lengua oficial al igual que el español, según el artículo 10 de la Constitución de Colombia de 1991. Tanto allí como en la costa atlántica nicaragüense la mayoría de los hablantes de la lengua criolla son trilingües: hablan el "criol" nativo, además de inglés y castellano. El inglés fue conservado en las iglesias para la lectura de la Biblia, el culto y los coros. La escuela y actualmente la televisión satelital al alcance de muchas familias, han llevado a fortalecer nuevamente el uso de esta lengua entre los nativos. Por otro lado, la escuela y la televisión, junto con la creciente presencia de migrantes desde el continente y las nuevas actividades económicas, políticas y administrativas y sobre todo el turismo han extendido el español, que ahora ya es hablado más fluidamente por los jóvenes raizales.

sábado, 16 de julho de 2016

Os fantasmas do Tramway


Quem mora na serra da Cantareira alguma vez passou pela Rua do Tramway. Mas nem todos ouviram alguma vez falar das almas penadas daquele triste acidente:

Os fantasmas do Tramway

Após o pavoroso acidente ocorrido naquele 25 de março de 1944 com o descarrilamento do trenzinho, causando dezenas de vitimas fatais, coisas estranhas começaram a ocorrer na região do desastre.
Relatam os moradores mais antigos que costumavam ouvir gemidos, gritos e lamentações durante as noites. Vultos eram vistos nos quintais ou perambulando pelos trilhos.


Durante o dia ouvia-se batidas nas portas, nas janelas. Uma moradora relatou que rajadas de ventos fortes ocorriam de surpresa e se desfaziam repentinamente. As roupas no varal sacudiam eram quase arrancadas dos pregadores.

Essa situação que perdurou por vários anos, fez com que alguns moradores mais supersticiosos se mudassem. 
Uma cruz foi colocada sinalizando o local da tragédia e junto a ela eram colocadas flores por aqueles que perderam amigos e parentes.


Moradores organizavam rezas em grupos muitas vezes com o padre da Paroquia Menino Jesus. Seria uma tentativa de consolar aquelas pobres almas que não conseguiram retornar para casa naquela fatídica tarde de março.

Os passageiros noturnos se assustavam com vultos que emergiam nas janelas, ou no lado de fora, mãos suplicantes de formas indefinidas, buscavam ajuda.
 
A locomotiva envolvida no acidente foi recolhida para oficina e restaurada mas os funcionários se recusaram a trabalhar com ela. 
A Direção da Tramway resolveu mante-la por muito tempo guardada e não sabemos o que acabou sendo feito dela.

A região onde ocorreu o trágico evento, depois da criação da Avenida Cabuçu ainda foi palco de muitos acidentes de transito com vitimas fatais, sendo até hoje conhecida como " a curva da morte".

Com a sucessiva urbanização da área, esses estranhos acontecimentos foram desaparecendo, apenas um relato mais recente de um taxista que numa madrugada teria "atropelado" uma figura translucida que atravessou a pista, próximo à curva da morte".

Mas até hoje, pessoas afirmam que em alguns finais de tarde, parecem ouvir ao longe um triste apito do trenzinho !!!

Tomado de Tucuruvi Antiga
https://www.facebook.com/tucuruviantiga/posts/1711970435720376

sexta-feira, 15 de julho de 2016

El anillo de Claddagh



Dicen que la leyenda del anillo de Claddagh tiene su origen hace unos 300 años, o más; cuentan los viejos que fue en una antigua aldea pesquera en Claddagh, a las afueras de la ciudad de Galway, sobre la costa oeste de Irlanda, donde el anillo fue diseñado y fabricado por primera vez. 
Desde el siglo XVII, es costumbre que el hombre se lo entregue a la novia como símbolo de amor o como anillo de compromiso de casamiento.

La leyenda cuenta que un hombre de Galway llamado Richard Joyce decidió emigrar, como muchos lo hacían por entonces, rumbo a las Indias Orientales para trabajar y ganhar dinero; tenía la esperanza de casarse con su amada al volver de su viaje. 
Sin embargo, el barco en que viajaba fue capturado por piratas durante la travesía y Richard Joyce fue vendido como esclavo a un orfebre musulmán instalado en una ciudad de Argelia.

Pasados los años y acostumbrado –pero nunca resignado– a su destino de esclavitud, el desafortunado Richard vio que tenía que aprovechar el tiempo para aprender el oficio que el destino le había puesto entre las manos. Y fue así que se hizo práctico en el diseños de joyas y en producirlas en oro, plata y piedras preciosas.

Cuando finalmente, y pasados más de 18 años, el rey Guillermo III subió al trono inglés, les exigió a los musulmanes la liberación de todos los prisioneros británicos. En consecuencia, Richard Joyce quedó en libertad después de largos años de cautiverio. 

El joyero musulmán, pasado tanto tiempo, ya había adquirido tal respeto por Richard que decidió ofrecerle la mitad de su fortuna y además la mano de su hija en matrimonio si optaba por quedarse en Argelia; pero el cautivo liberado, fiel a su patria y a su romanticismo, rechazó la oferta y volvió a Irlanda para casarse con su amada.

Dicen que durante todo los años de esclavitud, Richard no se olvidó de su novia irlandesa y sabemos que su amada tampoco lo olvidó , y aprovechó sus pocas horas de ocio para diseñar y fabricar con sus manos un anillo que serviría como símbolo de su amor por ella.

El Claddagh – que así se llama el anillo tiene en su diseño una simbología muy implícita: son dos manos que rodean un corazón, completado con una corona, como la expresión del amor verdadero y de la amistad eterna. El corazón, claro, simboliza el sentimento amoroso del marido, las manos representan la amistad y la corona la lealtad y fidelidad.


Con el tempo y el crecimiento de la leyenda, se le agregó un destaque, que es el lema “Let love and friendship reign”, que se puede traducir como “que reinen la amistad y el amor”.

Javier Villanueva, Santiago de Chile, febrero de 2016.

quarta-feira, 6 de julho de 2016

Afro-brasileiros e neo-pentecostais, relações impossíveis. 2ª parte.


Veja a 1ª parte em:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/07/por-que-os-neo-pentecostais-professam.html


Afro-brasileiros e neo-pentecostais, as relações impossíveis.

Os atritos entre os cultos neo-pentecostais e os ritos e religiões afro-brasileiras –aqueles que cresceram no Brasil a partir do contato e as práticas entre as atividades religiosas dos africanos escravizados, os grupos indígenas, e o catolicismo trazido pelo colonizador português– continuam ainda hoje na forma do discurso ou as ações diretas dos primeiros contra os segundos.

Durante os séculos que precederam ao sincretismo dos cultos originários africanos com os ritos da Igreja Católica, o poder desta última se reafirmou através da figura das ações militares dos Cruzados contra o Islamismo e pela força de policia e judicial da Inquisição. A reafirmação do dogma católico se institucionalizou com a perseguição e condenando à fogueira e ao enforcamento dos praticantes de outras crenças que eram consideradas heréticas e demoníacas pela Inquisição católica. Este discurso se manteve presente e firme no imaginário católico ainda depois do fim da Inquisição, e marcou a história das relações com os cultos afro-brasileiros –e afro-indígenas– desde o início da colonização.

Em relação à Umbanda, uma religião afro-brasileira que nasce da síntese de elementos do catolicismo com rituais africanos e indígenas, são bem conhecidos os casos de perseguição, por parte da Igreja Católica, durante os anos de 1950 e 60.

Mas, desde que no Concílio Vaticano II o Papa João XXIII impôs um giro de tolerância e até de convivência ecumênica, os confrontos deixaram de ser provocados por católicos –o fundamentalismo estava em retirada– enquanto cresciam os ataques de diversas modalidades das novas congregações neo-pentecostais. O preconceito e as agressões contra as religiões afro-brasileiras, já sabemos, há algum tempo são divulgados pela mídia, e têm sido objeto de estudo por parte de uns poucos pesquisadores originários de variadas áreas do conhecimento acadêmico.

A base dos confrontos dos dois grupos religiosos está na associação que os evangélicos fazem dos cultos afro-brasileiros com uma suposta ação do demônio. Todo evangélico é inserido pelos seus pastores numa “batalha espiritual”, na qual as forças cósmicas do bem e do mal combatem incansavelmente pela posse das almas dos fieis.

Os evangélicos neo-pentecostais, partem da Bíblia como sua única referência, à qual vem apenas pelas antigas matrizes protestantes –e aqui estou me referindo às batalhas do século XVI(*) de Lutero, Calvino e Enrique VIII de Inglaterra– com uma leitura cada vez mais estreita e monotemática que os leva  a se colocarem num combate similar ao dos antigos cruzados e inquisidores católicos com o propósito de convencer o maior número possível de fies a se afastarem das forças do mal.

A ação de muitas das igrejas neo-pentecostais, em especial a Igreja Universal do Reino de Deus, tem como ponto de partida uma teologia assentada na ideia de que a causa dos males deste mundo deve ser atribuída ao demônio, que é geralmente associado aos deuses de outras denominações religiosas, principalmente as afro-brasileiras, embora também incluam o espiritismo e em menor medida à igreja católica.

Mas os cultos afro-brasileiros são, sem dúvida, os alvos preferenciais destes ataques, que são reforçados e multiplicados nos programas da TV e nos discursos cotidianos dos pastores, sempre com o objetivo claro de desqualificar os símbolos e as crenças do panteão afro-brasileiro.

São frequentes nos templos neo-pentecostais os rituais com a benção das rosas e do óleo, as orações através de copos de água, benção de fotos ou objetos, que seriam capazes de curar enfermidades, apenas com a imposição de suas mãos. Os pastores, por sua vez, gritam a viva voz ter o dom de curar em nome de Jesus, e são mostrados como tendo um total domínio sobre o diabo que está incorporado na pessoa que frequenta outros cultos. 

Passado o tempo, e com o surgimento de novas congregações que concorrem com a Universal do Reino de Deus, tirando dela espaço e fiéis, o foco da congregação de Emir Macedo foi mudando de uma igreja que era tida com foco na cura dos males da alma para uma de abundancia e riquezas para quem coopera fielmente com ela. Em seus programas de TV são mostrados os casos de sucesso financeiro uma vez que, quanto mais o fiel doa a igreja, mais Deus lhe dará de volta. 

A Igreja Internacional da Graça, assim como a mais nova das neo-pentecostais, a Igreja Mundial do Poder de Deus, oferece o poder de curas de males do corpo, e seus rituais mágicos são parecidos com os da Universal do Reino de Deus. 

Por outro lado, essas igrejas têm muitos dos seus rituais bastante parecidos com os dos cultos afro-brasileiros, mas para eles a prosperidade vem de Deus. Esta prédica estimula o crescimento pela evasão de adeptos dos terreiros e da deturpação da imagem pública destes últimos.

O neo-pentecostalismo, a partir da crença de que é preciso eliminar a ação do demônio no mundo, tem como foco classificar as outras denominações religiosas como pouco engajadas nessa batalha, ou até mesmo denunciá-las como espaços privilegiados da ação desses demônios, os quais se disfarçariam atrás das divindades cultuadas nesses outros ritos rivais. É o caso, sobretudo, dos exus e da pomba-gira, que são vistos pelos neo-pentecostais como simples manifestações dos demônios.

Dai o paradoxo de constatar hoje que há uma crescente incorporação da liturgia afro-brasileira nas práticas neo-pentecostais por parte de algumas igrejas novas.

Mas o que surge claramente com o passar dos anos é que a visão das igrejas neo-pentecostais sobre os cultos afro-brasileiros é fruto do próprio desenvolvimento do sistema teológico e doutrinário do antigo pentecostalismo, vindo ao Brasil nos primeiros anos do século XX, e já em franco crescimento a partir dos anos de 1950 e 1960, quando o movimento religioso tomou um novo perfil, expandindo as bases das igrejas, e ampliando o número de denominações, de modo de ir ganhando assim maior peso social e visibilidade. Ao se destacar pela ênfase no dom da cura divina e pela estratégia persistente de proselitismo e conversões em massa, essa segunda onda do pentecostalismo  potencializou as características evangelizadoras e catequizadoras com a doutrina dos dons carismáticos da fé, a profecia, a cura miraculosa, acrescentando-as a um sectarismo e ascetismo crescentes.


A terceira fase do movimento pentecostal, iniciada nos anos de 1970, teve uma grande projeção nas duas décadas seguintes; essa etapa foi marcada por algumas diferenças significativas no perfil das igrejas surgidas então, e nas práticas adotadas, o que lhe valeu a classificação de "neo-pentecostal". Com o acréscimo do prefixo "neo", pretendiam expressar a ênfase que as novas igrejas nessa fase assumiram ao abandonar ou afrouxar o ascetismo, valorizando o pragmatismo da gestão empresarial no gerenciamento dos templos, a ênfase na teologia da prosperidade e, sobretudo o uso da mídia no proselitismo em massa por isso mesmo chamadas de "igrejas eletrônicas" e o foco da teologia na batalha espiritual contra as outras religiões, sobretudo as afro-brasileiras e o espiritismo.

(*) Como sabemos, a Reforma do século XVI começou com o desafio ao catolicismo medieval lançado pelo monge alemão Martinho Lutero -1483-1546- a partir de 1517. A 1ª igreja reformada que resultou foi a Igreja Luterana. Pouco depois do início da dissidência luterana na Alemanha, surgiu nos cantões de língua alemã da Suíça, em Zurique, uma 2ª reforma protestante, às vezes chamada de “Segunda Reforma.” O movimento teve como líder inicial o sacerdote Ulrico Zuínglio -1484-1531- que, querendo reformar a igreja de modo mais profundo que Lutero, foi chamado de Movimento Reformado, e seus seguidores de “reformados”. Depois da morte de Zuínglio em 1531, os “reformados” tiveram um novo líder, João Calvino -1509-1564-, mais influente que o anterior. O humanismo que empolgou os primeiros líderes das igrejas reformadas, Zuínglio e Calvino, foi o extraordinário movimento intelectual na transição entre a Idade Média e a Moderna. Uma das características do movimento foi um profundo interesse pela antiguidade clássica, época áurea da civilização greco-romana. E entre as obras clássicas estava a Bíblia, em especial o Novo Testamento, o que levou a nascer um grupo específico de humanistas bíblicos dedicados ao estudo das Escrituras em seus originais gregos e hebraicos. O maior desses humanistas cristãos foi Erasmo de Roterdã -1466-1536-, cuja edição crítica do Novo Testamento baseada em textos gregos, que os reformadores da Suíça estudaram e usaram avidamente.

Continuará

Javier Villanueva. Córdoba, 6 de julio de 2016.

segunda-feira, 4 de julho de 2016

Por que os neo-pentecostais professam tanta aversão contra os cultos afro-brasileiros? 1ª parte.




Por que os cultos neopentecostais professam tanta aversão contra as religiões afro-brasileiras?

Até os começos da década de 1980 o censo do IBGE revelava que o número de evangélicos pentecostais era de apenas 6,6% da população; mas já no último censo, esse número tinha tido um aumento de mais de 16%, subindo para 22,2% na última medição demográfica, a do ano de 2010, que visitou 67,6 milhões de domicílios nos 5.565 municípios brasileiros.

Enquanto isso, nesse mesmo censo de 2010, o número de praticantes dos cultos afro-brasileiros, como o candomblé e a umbanda não passavam de 0,3% da população. Esses dados demostram uma preferencia crescente das capas médias por outras opções religiosas, sobretudo o espiritismo –bem que semioculto ou sincretizado com o catolicismo mais conservador– e indicam também o enorme crescimento dos cultos evangélicos, principalmente os neo-pentecostais.  

E porque então tanta perseguição aos adeptos a às religiões oriundas da África negra, uma vez que a religião com maior número de fieis continua sendo o catolicismo com quase um 64% da população? E, por outro lado, quais são os reais atrativos que os cultos neo-pentecostais têm para crescer tanto em novos adeptos? Quais são as semelhanças e diferenças, e o que fazem essas igrejas com um público relativamente pequeno, mas tão forte em ações agressivas –sobretudo contra o catolicismo e especialmente contra o candomblé, a umbanda e o espiritismo em suas diferentes variantes–, e por que essas igrejas tem tanta força política, expressada hoje no congresso e no poder executivo? 

Nascidos como excisões de outras igrejas pentecostais, a Congregação Cristã do Brasil, Deus é Amor e Assembleia de Deus, os cultos neo-pentecostais adotam novos conceitos e novas práticas religiosas. Essas novas atividades são o crescente abandono ou abrandamento do ascetismo, uma notável valorização do pragmatismo, a utilização de modelos de gestão empresarial no gerenciamento dos templos, uma forte ênfase na teologia da prosperidade, acompanhada de uma utilização muito inteligente da mídia para o proselitismo em grandes massas e de propaganda religiosa –até por isso tem sido chamadas de igrejas eletrônicas–.

As novas igrejas ne-pentecostais também tem feito um dos centros da sua teologia na batalha espiritual contra as outras denominações religiosas, sobretudo as afro-brasileiras e o espiritismo, segundo documenta o professor Vagner Gonçalves da Silva, do departamento de antropologia da USP.

Os diversos cultos neo-pentecostais têm em comum entre si a adoção da mídia para pregar aos fiéis –com nada menos que quatro canais privados de programação diária e contínua–, além dos cultos em estilos espetaculares e a realização sistemática de práticas de exorcismo, talvez o mais atrativo para os setores menos favorecidos da sociedade. O lei-motiv da doutrina da prosperidade diz que “a fé agrada a Deus” e que “Deus pode multiplicar o dinheiro e os bens materiais”. Insistem também no outro lei-motiv que prega que “o demônio é a origem de todos os males”, para o qual oferecem a ação dos pastores que segundo os neo-pentecostais, possuem o dom de libertar os crentes dos demônios.

O nascimento dos cultos mencionados acima –a Congregação Cristã do Brasil, Deus é Amor e Assembleia de Deus– ocorre no  Brasil entre as décadas de 1950 e 60 (se bem que os suecos Daniel Berg e Gunnar Vingren da última dessas igrejas já tinham chegado a Belém do Pará em 1910), e foram tomando novos contornos, expandindo agressivamente a base social das igrejas, adensando suas práticas num número também crescente de denominações, e ganhando cada vez mais visibilidade e presença social e política desde os anos de 1980. 
A ênfase no dom da cura divina –e por isso mesmo são chamadas às vezes de "igrejas da cura"– e as fortes estratégias de proselitismo e conversão em massa, uma segunda onda do neo-pentecostalismo manteve as características básicas do movimento, como a doutrina dos dons carismáticos –a ênfase na fé, nas profecias, nas curas milagrosas, etc.– assim como acentuou o sectarismo e o ascetismo, como também relata o professor Vagner Gonçalves.

A partir dos anos de 1970 surge no Brasil uma das maiores igrejas do movimento neo-pentecostal, a Igreja Universal do Reino de Deus, fundada por Edir Macedo em 1977, no Rio de Janeiro. Edir Macedo é um ex-católico que passou pela Umbanda, e foi convertido à Igreja Nova Vida na qual permaneceu durante mais de 10 anos, até que, já obreiro da igreja na qual Romildo Ribeiro Soares era pastor e com quem fundou a Igreja Universal do Reino de Deus. Por causa de uma forte briga pelo poder na direção da Igreja, Soares saiu –ficando a direção total para Edir Macedo– e fundou a Igreja Internacional da Graça de Deus. 

Depois de expandir-se por diversos estados, já na década de 1990 Emir Macedo abriu a primeira Igreja Universal do Reino de Deus em Nova York, e logo em seguida mais uma em Toronto, Canadá. Nos inícios dos anos de 1990 chegou a Portugal, logo depois no Japão, na Índia e também em Moçambique e Angola.

E voltamos à pergunta lançada logo na primeira página deste ensaio: por que com tanto poder acumulado em tão pouco tempo, os neo-pentecostais podem se incomodar tanto com os escassos 1,3% da população com preferência nos ritos espiritas, umbandistas e candomblecistas; e, sobretudo, por que não se concentra em atacar a igreja católica, que detêm 64% da população brasileira? No início houve, sim, os ataques as imagens, virgens e santos do catolicismo. Mas logo depois do surgimento dos cultos neo-pentecostais vemos que os ataques se concentraram contra as religiões afro-brasileiras, mais como uma ação direta de proselitismo junto às populações de baixo nível socioeconômico, na qual convivem e são as principais consumidoras, tanto dos cultos afro-brasileiros como dos neo-pentecostais. 

O foco na aversão e os ataques aos ritos afro-brasileiros também é consequência do papel que os aspectos mágicos e as experiências do transe místico ocupam na própria dinâmica dos neo-pentecostais, posta em contrate com os repertórios relativamente semelhantes que existem nos cultos afro-brasileiros.

Entre os ataques mais acirrados dos neo-pentecostais contra a as religiões afro-brasileiras, os principais são da parte do pastor Edir Macedo, que foca na “guerra contra as forças malignas” no seu livro Orixás, Caboclos e Guias, deuses ou demônios? lançado pela Unipro e que se transformou em best-seller tendo já chegado a  mais de 3 milhões de exemplares vendidos. Nessa obra são expostas suas convicções religiosas, e Edir Macedo denuncia as "manobras satânicas" do espiritismo, da umbanda, e do candomblé. Segundo Macedo, esses cultos são as responsáveis por todas as doenças, as desavenças familiares e sociais, as obsessões, a dependência química e todos os males aos quais a espécie humana está sujeita.

Antes do lançamento de Edir Macedo, o pastor McAlister, fundador da pentecostal Nova Vida, igreja na qual começou Edir Macedo, lançou seu livro Mãe de Santo em 1968.

Orixás, caboclos e guias. Deuses ou demônios? repete a estrutura e amplia os assuntos centrais de Mãe-de-santo. Com argumentos mais detalhados, e num tom bem muito mais agressivo, frisa na condenação e no alerta sobre os perigos aos quais estão expostos os fieis que cultuam o espiritismo e, sobretudo os ritos afro-brasileiros.

Nos começos das suas transmissões pela TV, a Universal do Reino de Deus, como principal igreja de ataque ao diabo, que têm em seus cultos muitos rituais parecidos com os das religiões afro-brasileiras, como as sessões de exorcismo e as manifestações de entidades. Em muitos desses programas eram –e ainda são– exibidas as já famosas "reconstituições de casos reais" com grande dramatização, nas quais muitos dos símbolos e elementos dos cultos afro-brasileiros são retratados como meios espirituais, apenas e somente, para a obtenção de diversos malefícios, como a morte de inimigos, a disseminação de doenças, a separação dos casais ou as desavenças familiares. 

É muito visto também nesses programas-show de fé televisivos, o testemunho de conversão de pessoas que se apresentam como ex-frequentadores de terreiros de candomblé ou umbanda. Esses novos fieis, ao ser entrevistados pelo pastor, contam os malefícios dos quais teriam sido vítimas das entidades afro-brasileiras, os chamados "encostos". Os mais explorados são os testemunhos de quem se mostra como ex-sacerdote dos cultos afro-brasileiros, os supostos "ex-pais-de-encosto", que detalham  como faziam os despachos e a má-intenção dos mesmos.

Continuará


Javier Villanueva. Catamarca, 2 de junho de 2016.

La vida de luchas de Durruti. 2ª parte.





La vida de luchas de Durruti

Revolucionario anarquista español, figura de gran destaque del movimiento libertario ibérico y de sua organización sindical, la CNT, em 1924, luego de años de lucha gremial y social, y encorralado por la represión, Durruti y su camarada Ascaso, decidieron irse de España rumbo a América, dispuestos a recaudar fondos para la revolución. Dos años antes, en Barcelona, como respuesta a la represión y al pistoleirismo patronal, había formado con Francisco Ascaso, Ricardo Sanz, Joan García Oliver y otros compañeros, aquel que sería uno de los grupos de acción directa más conocido dentro del anarquismo español: "Los Solidarios".

Primero llegaron a La Habana, donde trabajaron como estibadores en el puerto y participaron activamente en la organización del sindicato. Por causa de esta militancia, empezaron a ser perseguidos por la policía local. Con un compañero cubano se fueron a trabajar como macheteros en los cañaverales donde, indignados ante la tortura de un militante gremialista, tomaron venganza y outra vez fueron perseguidos por la represión patronal.

En 1925, llegaron a México donde se juntaron a Gregorio Jóver, para dar un golpe expropiatorio, con lo que pudieron destinar buena parte del dinero obtenido para costear una escuela racionalista para los pobres del país y el resto para financiar una biblioteca en París.

Durruti escribió a sus camaradas franceses en una carta: "Estos pesos los tomé de la burguesía, pues no era lógico que me los diesen por simple acuerdo". Desde México se dirigieron a América del Sur.

Luego de una permanencia corta en Perú, el grupo que ahora se autodenominaba “Los Errantes” tomó rumbo hacia Chile y a la Argentina, en donde realizaron algunos asaltos a bancos con el objetivo de recaudar dinero para la lucha contra la dictadura fascista de Primo de Rivera en España.

Durante el mismo año pasaron por Chile y protagonizaron allí el primer asalto a un banco ocorrido en la historia del país.

En 1926, se refugiaron en Montevideo y en Buenos Aires entre los grupos de compañeros anarquistas. Luego volvieron a España, donde retomaron la lucha, la cárcel y el exilio. Fueron quince meses de intensa batalla, de acciones de expropiaciones muy notables, persecuciones dignas de una película y fugas espectaculares; todo lo cual hizo que sus hazañas heroicas y sus nombres se convirtieran en una verdadera leyenda del anarquismo expropiador.

Durante su nuevo exilio, ahora en Francia, Durruti trabaja como mecánico en la fábrica Renault, mientras su amigo y camarada  Ascaso, asume las labores de camarero. Hasta que, finalmente, ambos fueron detenidos después que llegara un pedido de extradición desde España y otro de Argentina, donde ya estaban condenados a muerte. Su detención provocó un intenso repudio por parte de la sociedad francesa que de inmediato logró movilizar a los sectores más combativos del espectro antifascista.

Mientras estaban en Francia, los compañeros conocieron a dos jóvenes lugareños, quienes a partir de entonces los acompañarán en nuevas acciones revolucionarias.

Buenaventura Durruti y la que más tarde sería su compañera para toda la vida, la revolucionaria Emilienne Morin, se enamoraron en el exilio y pelearon juntos en el frente de batalla durante la guerra civil, cuando Emilienne se alistó en la Columna Durruti. Los anarquistas no creen en el casamiento tradicional por considerarlo una institución burguesa, pero sí creen en el amor y en la amistad, que a las que consideran una y la misma cosa, imposibles de separar. Los lazos que une a los compañeros anarquistas no está consagrado por la iglesia o por el gobierno. Ese vínculo está sostenido solamente por el propio amor que los protagonistas sienten uno por el otro y es basado en la libertad de ambas partes. Emilienne fue la que mas lloró la muerte de su amigo del alma, con un dolor inmenso, igual que su amor por él, y siguió luchando hasta su propia muerte por el ideal anarquista por el que murió Durruti y muchos otros de sus compañeros.

La misma muerte de Durruti permanece, aun hoy, como un tema muy discutido. Existen tres hipótesis sobre cuál sería la procedencia de la bala fatal que terminó con su vida. Algunos dicen que fueron los comunistas del PCE, partidarios de la UGT; otros sostienen que fueron sus propios compañeros anarquistas, y una tercera hipótesis afirma que fue un simple accidente. 

La situación en la que se debatía España en los días de la muerte de Durruti era dramática. La guerra estaba a un punto de perderse por parte de los republicanos; los fascistas ya llegaban a las periferias de Madrid. Entonces, todos, sin ninguna distinción de partidos o de grupos, le pidieron a Durruti que se llevara una buena parte de sus tropas desde Aragón a Madrid. Pero aunque ni García Oliver en Madrid, ni Buenaventura Durrut en Aragón, estaban muy convencidos, entendieron por fin que, si no se salvaba Madrid, se desmoronaría el frente antifranquista y era ese el fin de la república. 
Por fin, Durruti se trasladó con una parte de sus tropas sin desmantelar totalmente el frente de Aragón.

El avance fascista se detuvo, pero el costo fue muy alto. Durruti murió. Su entierro en Barcelona fue multitudinario. Kaminski lo describe así: 

"El cadáver llegó a Barcelona tarde por la noche (...) En la casa de los anarquistas, que antes de la revolución había sido la sede de la Cámara de Industria y Comercio, los preparativos ya habían comenzado el día anterior. (...) La ornamentación era simple, sin pompa ni detalles artísticos. De las paredes colgaban paños rojos y negros, un baldaquín del mismo color, algunos candelabros, flores y coronas: eso era todo.

Durruti era un amigo. Tenía muchos amigos. Se había convertido en el ídolo de todo un pueblo. Era muy querido, y de corazón. Todos los allí presentes en esa hora lamentaban su pérdida y le ofrendaban su afecto. Y sin embargo, aparte de su compañera, una francesa, sólo vi llorar a una persona: una vieja criada que había trabajado en esa casa cuando todavía iban y venían por allí los industriales, y que probablemente nunca lo había conocido personalmente. Los demás sentían su muerte como una pérdida atroz e irreparable, pero expresaban sus sentimientos con sencillez.

Callarse, quitarse la gorra y apagar los cigarrillos, era para ellos tan extraordinario como santiguarse o echar agua bendita. Miles de personas desfilaron ante el ataúd de Durruti durante la noche. Esperaron bajo la lluvia, en largas filas. Su amigo y su líder había muerto. (...)

El entierro se llevó a cabo al día siguiente por la mañana. Desde el principio fue evidente que la bala que había matado a Durruti había alcanzado también el corazón de Barcelona. Se calcula que uno de cada cuatro habitantes de la ciudad había acompañado su féretro, sin contar las masas que flanqueaban las calles, miraban por las ventanas y ocupaban los tejados e incluso los árboles de las Ramblas.

Todos los partidos y organizaciones sindicales sin distinción habían convocado a sus miembros. Al lado de las banderas de los anarquistas flameaban sobre la multitud los colores de todos los grupos antifascistas de España. Era un espectáculo grandioso, imponente y extravagante; nadie había guiado, organizado ni ordenado a esas masas.

Nada salía de acuerdo a lo planeado. Reinaba un caos inaudito. El comienzo del funeral había sido fijado para las diez. Ya una hora antes era imposible acercarse a la casa del Comité Regional Anarquista. (...) Los obreros de todas las fábricas de Barcelona se habían congregado, se entreveraban y se impedían mutuamente el paso. (...) A las diez y media, el ataúd de Durruti, cubierto con una bandera rojinegra, salió de la casa de los anarquistas llevado en hombros por los milicianos de su columna. Las masas dieron el último saludo con el puño en alto.
Entonaron el himno anarquista "Hijos del pueblo". 

Se despertó una gran emoción. (...) Las motocicletas rugían, los coches tocaban la bocina, los oficiales de las milicias hacían señales con sus silbatos, y los portadores del féretro no podían avanzar. (...) Los puños seguían en alto. Por último cesó la música, descendieron los puños y se volvió a escuchar el estruendo de la muchedumbre en cuyo seno, sobre los hombros de sus compañeros, reposaba Durruti. Pasó por lo menos media hora antes que se despejara la calle para que la comitiva pudiera iniciar su marcha.

Transcurrieron varias horas hasta que llegó a la plaza Cataluña, situada sólo a unos centenares de metros de allí. Los jinetes del escuadrón se abrieron paso, cada uno por su lado. (...) Los coches cargados de coronas dieron un rodeo por las calles laterales para incorporarse por cualquier parte al cortejo fúnebre. Todos gritaban a más no poder.

No, no eran las exequias de un rey, era un sepelio organizado por el pueblo. Nadie daba órdenes, todo ocurría espontáneamente. Reinaba lo imprevisible. Era simplemente un funeral anarquista, y allí residía su majestad. Tenía aspectos extravagantes, pero nunca perdía su grandeza extraña y lúgubre. Los discursos fúnebres se pronunciaron al pie de la columna de Colón, no muy lejos del sitio donde una vez había luchado y caído a su lado el mejor amigo de Durruti.

García Oliver, el único sobreviviente de los tres compañeros, habló como amigo, como anarquista y como ministro de Justicia de la República española. (...) Se había dispuesto que la comitiva fúnebre se disolviera después de los discursos. Sólo algunos amigos de Durruti debían acompañar el coche fúnebre al cementerio. Pero este programa no pudo cumplirse.

Las masas no se movieron de su sitio; ya habían ocupado el cementerio, y el camino hacia la tumba estaba bloqueado. Era difícil avanzar, pues, para colmo, miles de coronas habían vuelto intransitables las alamedas del cementerio.
Caía la noche. Comenzó a llover otra vez. Pronto la lluvia se hizo torrencial y el cementerio se convirtió en un pantano donde se ahogaban las coronas. A último momento se decidió postergar el sepelio. Los portadores del féretro regresaron de la tumba y condujeron su carga a la capilla ardiente. Durruti fue enterrado al día siguiente".



Pero volvamos otra vez a Osvaldo Bayer

"El 19 de mayo de 1919 tuvo lugar el primer asalto con fines políticos en nuestro país. Y por la fecha y el ambiente en que se vivía no pudo haber sido organizado sino por rusos. Así es: el mundo social vivía atormentado por la Revolución Maximalista de Petrogrado y Moscú. En nuestro país, las filas anarquistas contaban con una profusión de apellidos eslavos que salían a relucir en los tiroteos frente a los sindicatos o en los atentados con bombas. Radowitzky, Karaschin y Romanov habían perturbado la tranquilidad de los porteños. 

Por eso, cuando los diarios dieron los autores del primer asalto político, los lectores deben de haber exclamado moviendo la cabeza. ¡No podía ser de otra manera, tenían que ser rusos!

Es que en este primer asalto todo es insólito, pero aún más lo son sus protagonistas. Tal vez el relato de un mero cronista no llegue a dar el matiz justo en la descripción de estos personajes, del ambiente conspirativo, de la mística nihilista y de la aceptación religiosa del destino de sufrimiento que rodea a los dos desesperados políticos que rompieron a tiros la tranquilidad del barrio de Chacarita en ese atardecer de mayo de 1919. 

Son personajes exclusivos para un Dostoievsky. O tal vez también para la melancólica ironía de un Chéjov. El asalto bien de época, por otra parte- comienza en tranvía. Había miedo en Buenos Aires. Hacía muy pocas semanas que a Hipólito Yrigoyen se le había ido la cosa de las manos y todo había terminado en la matanza de los talleres Vasena. El proletariado se había quedado con la sangre en el ojo. El “Peludo” tendrá que aguantarse 367 huelgas en ese año, dos más que todos los días juntos del año. 

Y mientras los intelectuales anarquistas siguen discutiendo entre sí la forma en que se desarrollará la vida cuando no halla más gobiernos, los anarcoindividualistas aplican la acción directa y queman tranvías o hacen saltar panaderías por el aire. Ya para ese entonces se había producido un nuevo desgarramiento en las izquierdas, que iba a repercutir en la vida sindical de la Argentina: una parte de anarquismo apoyará la Revolución Rusa, es decir, a los maximalistas (bolcheviques). Pero el resto del comunismo anárquico casi la mayoría- atacará tanto al capitalismo como al gobierno de Lenin por ser para ellos dictaduras iguales con formas distintas. 

La polémica era durísima. Los anarquistas “prácticos” que apoyan a la Revolución Rusa- defienden su criterio desde las columnas de “Bandera Roja”, mientras que los anarquistas comunistas, los anarquistas expropiadores intransigentes, los llaman oportunistas y traidores desde “La Protesta”, “El Libertario” y “Tribuna Proletaria”. 

De las filas del grupo anarquista que apoyaba a la Revolución Rusa salieron los dos personajes que serán protagonistas del asalto de mayo de 1919. Pero no lo harán por “oportunistas” sino por rusos: el fin de ellos era obtener dinero para sacar un periódico en idioma ruso y explicar a sus connacionales en la Argentina lo que estaba ocurriendo en la lejana “madrecita” Rusia. El matrimonio Perazzo es joven y los negocios van bien. Tienen una agencia de cambios en Rivadavia 347, en el antiguo local de la Bolsa de Comercio. Cierran el local a las 19, arreglan sus cosas y regresan juntos a su casa, en el barrio de Chacarita. Para ello toman el tranvía 13 en el centro, que los deja a pocos metros de donde viven. 
Pedro A. Perazzo suele llevar, cuando se retira del trabajo, un maletín. En los primeros días de la segunda quincena de mayo, la señora de Perazzo ha notado en el negocio que a través de la vidriera la miran extraños ojos de extranjero. Primero uno, más bien rubio, con cara de polaco, y luego otro, de ojos negros, brillantes. Se lo hace notar al marido quien no da importancia al hecho. Esa noche del 19 de mayo el matrimonio Perazzo sale a las 19:30 del local y toma el obligado tranvía 13 rumbo a casa.

Él lleva el acostumbrado maletín. Durante el trayecto, la señora está inquieta. Esta segura que el pasajero sentado detrás de ellos es el desconocido con cara de polaco que los ha estado espiando últimamente. Se lo dice a su marido que la tranquiliza aunque no deja de estar alerta porque él ha notado otra cosa extraña: el tranvía es seguido por un automóvil que varias veces se ha aproximado y uno de sus dos ocupantes ha lanzado miradas hacia ellos. Llegan a destino. Perazzo se tranquiliza. En esa esquina de Jorge Newbery y Lemos hay mucha iluminación y tránsito. Dos vías de tranvía cruzan por allí y a poco más de 50 metros pasa la concurrida calle Triunvirato. Pero al bajar, su señora le tira de la manga del saco y se queda paralizada. El pasajero de cara de polaco ha bajado también en esa esquina. 
El tranvía sigue su marcha. El auto misterioso para allí mismo y de él baja el de los ojos negros y brillantes. El cara de polaco se abalanza sobre Perazzo con un revólver en la mano. La mujer sale corriendo a los gritos. Perazzo se ha quedado tan paralizado que retiene aún más el maletín. El cara de polaco le pega dos o tres tirones pero no logra quedarse con el bulto. Entonces pierde la calma y empieza a tirar tiros a todos lados. En eso llega un tranvía 87 con un bagaje definitivo para los asaltantes: dos agentes de policía en la plataforma. Al ver el insólito espectáculo y oír los tiros, los uniformados sacan sus armas y atacan al auto y al hombre rubio que ha disparado los tiros y que (ahora sí) ya ha logrado arrancar el maletín. 
El otro asaltante, que ha bajado del auto, vuelve al mismo al ver que la cosa se pone fea y le grita al que acaba de arrancar el maletín a Perazzo que suba enseguida al vehículo. Pero este no lo oye; está tan nervioso que huye a pie mientras sigue tirando a cualquier lado. Uno de los balazos va a dar en el pecho del guarda del tranvía 87 quien cae (pero no le pasó nada; luego, el gallego contará a los cronistas que lo que le salvó la vida fue el hecho de haberse puesto dos camisetas gruesas de frisa ya que el balazo luego de rebotar en el suelo le atravesó la chaquetilla, la primera camiseta y no tuvo fuerza ya para perforar la segunda). 
Otro de los balazos del enloquecido asaltante hiere en un pie a uno de los agentes. El de los ojos penetrantes y el chofer del misterioso automóvil han huido ante la imposibilidad de recoger a su compañero, quien perseguido por el otro agente toma por la calle Lemos, dobla por Leones y va hacia el norte por esa calle que es de tierra y oscura como boca de lobo. De allí desemboca en la calle Fraga pero, decididamente tiene mala suerte. En el numero 225 de esa calle viven dos agentes de policía, quienes al oír los tiros han salido a la calle con sus respectivas armas. 
Al ver venir al asaltante que ya ha arrojado el maletín en cualquier parte- se parapetan detrás de los árboles y le hacen fuego graneado. El asunto ya se pone serio: una de las balas le rompe el brazo izquierdo al asaltante, quien enfurecido, va a buscar detrás del árbol donde se esconde el vigilante y le descerraja un mortal tiro en el pecho. Es el último tiro porque ya no le quedan más balas y se mete en un corralón de carbonería. El carbonero, curioso, había salido al portón a mirar y recibe un balazo en un ojo que dispara uno de los agentes perseguidores. 

El asaltante, sin balas y mal herido se refugia detrás de unas macetas con malvones y helechos y allí caerá exhausto y será prendido Los anarquistas expropiadores por sus perseguidores. Todo había terminado mal. Un verdadero “zafarrancho”. Un agente muerto, el carbonero y el asaltante heridos graves -este último por la pérdida de sangre -, y el matrimonio Perazzo y un vigilante heridos leves. Total, para nada. ¿Quiénes eran los asaltantes?"

(Texto parcial de Los anarquistas expropiadores, de Osvaldo Bayer)

Continuará

Javier Villanueva. Córdoba, 2 de julio de 2016