Me miró al pasar, yo le sonreí y le quise hablar.**




Pasaron los años, y la chica del vestido azul se volvió una mujer. Se fue a Francia, pero no se olvidó de sus raíces criollas.
La encontré una vez en París, casi en frente al número 20 de la Rue des Grans-Augustins. Me miró al pasar, yo le sonreí y le quise hablar. Me pidió que no, que otra vez será. Y yo pensé -no sé por qué, en Leonardo Favio-.
La volví a cruzar, otros 15 o 20 años después, en plena Avenida Paulista -al 1200, creo- en un día de otoño, típicamente paulistano.

No creo que se acuerde todavía de cuando nos vimos por primera vez, casi 40 años atrás, en casa del viejo Pedro Milesi. Pero eso sí, yo no me olvidé jamás de su vestido azul.

JV. Paris, agosto de 1980.










Nenhum comentário:

Postar um comentário