sábado, 9 de dezembro de 2023

                                                                             


               La aventura del Graff Spee en el Río de la Plata

Muy poca gente, fuera de Uruguay o Argentina, conoce aquella gesta que cuenta la batalla de los ingleses en el Plata, en pleno siglo XX, y no contra argentinos, -como en las invasiones de 1806 y 1807- sino contra los marinos alemanes que luchaban a las órdenes del Alto Mando de Hitler.

El Graf Spee era un minúsculo acorazado alemán que, allá por los años de 1939, se dedicó a hacerles la vida un infierno a las flotas aliadas que patrullaban las aguas del sur, antes y durante la 2ª guerra, atacando incluso a las naves brasileñas, cuyo gobierno no se definía de qué lado del conflico estaba.

Fue perseguido y acorralado por los ingleses después de la batalla del Río de la Plata en aguas uruguayas, país que no quería entrar en la guerra, manteniéndose totalmente neutral. Por obra de la presión de los aliados EEUU y Gran Bretaña, Uruguay se negaba a autorizar los arreglos que el acorazado tenía que realizar en Montevideo después del combate; las reparaciones llevarían unas dos semanas según calculaba el capitán alemán; mientras, por otro lado, se sucedían las presiones de la embajada del gobierno de Hitler para que se le permitiera una tregua, para hacer lo que era necesario.

Reparado el Graf Spee, por fin, pudieron huir en rápida fuga hacia aguas fluviales en las que suponían que estarían a salvo, o al menos más protegidos, ya en territorio de Argentina, país también neutral como Uruguay, pero con gobernantes sabidamente más favorables a los hombres de Hitler. No nos olvidemos que quién dirigía los destinos del país era en ése entonces el G.O.U., grupo militar simpatizante de Mussolini y del Eje, el mismo que, algunos años más tarde, y tras un nuevo cuartelazo, terminaría controlado por el coronel Juan Perón.

Luego de ser recogidos de las aguas frías del Plata por barcos de la prefectura naval argentina, el grueso de los marineros y oficiales alemanes fue llevado, muy pronto y en sigilo, a un pueblito serrano de Córdoba. Muchos otros de ellos fueron concentrados en diversas fincas en las sierras de la provincia mediterránea, la mayoría en Villa General Belgrano, y algunos otros en el Valle de Punilla, La Cumbre y La Falda, ubicadas en la misma provincia, más de 740 km al norte de Buenos Aires.

-¿Esto significa acaso que los que viven en nuestra querida Villa General Belgrano son todos nazis, aunque se hayan integrado en la vida de la comunidad, trabajando y conviviendo con las personas que ya estaban radicadas en el local?- decía el intendente municipal de la villa.

Bueno, en los años 20 y 30 ya había planes de los nazis alemanes para separar la Patagonia y crear una nación pro germánica; y luego de la caída de Hitler, muchos huyeron a Argentina, sobre todo a las sierras de Córdoba, y hasta más al sur de Bariloche, en la zona andina de lagos, como el Nahuel Huapi, en donde descubrieron al ex-oficial de las SS, Erich Priebke, que fue extraditado en 1995 para Itália, juzgado y condenado por la matanza de las Fosas Ardeatinas, en Roma, al final de la 2ª Guerra.

JV. Córdoba, enero de 2012