sábado, 29 de junho de 2019

Rezo, rezo por vos. De Mario Orestes Vidal.




El amigo Mario Orestes Vidal tiene una página impagable, Español con Mario Vidal. Y ahora supe que, encima y como si esto fuera poco, escribe un blog con un nombre fantástico, Al tun tun (expresión y palabra hermosas, que me hizo acordar de mis abuelos), con fotos, textos y música. Sin desperdicio, para usar nuestro portuñol de contenidos, aquel que no mezcla palabras, pero sí que roba ideas, y hace un guiso delicioso de las culturas que vivimos, el amigo Mario en Minas y este servidor acá, en la Cantareira paulistana. (JV)

Mario Orestes Vidal   
Español con Mario Vidal.


"Tengo recelo de que un punto me mate, sin interrogaciones ni exclamaciones.
Que una banda de puntos supensivos, suspendidos, me secuestren en un transe inacabable. Qué la coma se coma más tiempo del que le cabe.
Un suicídio con las letras más bizarras sin herederos.
Agónica ansia espuria en el estertor. En el elevador."
M.O.V.

Rezo, rezo por vos.



Tácita tacita de café para las segundas intenciones. Intenso.
Aquel beso aquelárríco, carnudo, mordido, mojado, demorado, vale las consecuencias.
Lujos de la lujuria.
Manso leo en el mausoleo, transfigurándome en museo. Figura en figuritas repetidas.
Lengua que no lame al amo, dice y predice.
El pastor pastorea a duros pastos a su rebaño que paga el diez por ciento de peaje.
El arriero, arre, arre, al degolladero.
Santo, santo es el señor, su santidad. Los que sobramos, muñecos vudú de dios.
Divina justicia, el jurídico jura. Qué dios y la patria me lo demanden. Tan trascendental que me trasciende. Risueñas risas para tanta impunidad.
Buda de inegable gula, que se alimenta de pensamientos maduros por dentro. Mándalas, a meditar con su verdadero yo.
Privatizada, la metafísca privada.
Ateo, fuego. Fiel, aguafiesta.
Agnóstico con pronóstico reservado intentando entender intensamente en terapia intensiva.
Empírico empilchado de vivencias no se desnuda aunque quiera.
Cosmovisión por el ojo telescópico cienticista y sus lentas lentes.
Pruebas y repruebas.
La ciencia al servicio de la humanidad financiada por ardientes financistas desprendidos del sistema financiero.Altuista.
Piltrafa despilfarra sus últimos cartuchos. Gasta pólvora en chimangos.
En la jeta de ajetreado ajedrez, peones sacrificados, son los pimeros en morir. Ningunear a todos.
Muerte matada. Alaraca de alacrán.
Eutanasia y el cansancio del sufrir. Hasta que la muerte nos separe.
Paño para pasar a limpio este chiquero en las postrimerias de una mudanza.
Balde baldío el que nos seca por dentro y nos deja vacios, llenos de cosas.
Ventura y desventura.
Ventada se avecina en el ventanal de la vecina. Cortas cortinas revoleadas.
Jarra en jarra tambaleantes, flores que más muertas serán.
Deshojar la parrera y la hoja de parra.
Cubres y descubres que no era el pesado abrigo sino la libertad.
En punta, apuntando apuntes le saco punta a pensamientos punzantes, punguistas.
A mi alter ego se le están hinchando las pelotas.
Heterónimo que me plagia.
Seudónimo inicial con iniciales.
Tengo recelo de que un punto me mate, sin interrogaciones ni exclamaciones.
Que una banda de puntos supensivos, suspendidos, me secuestren en un transe inacabable. Qué la coma se coma más tiempo del que le cabe.
Un suicídio con las letras más bizarras sin herederos.
Agónica ansia espuria en el estertor. En el elevador.
M.O.V.

segunda-feira, 24 de junho de 2019

El espíritu del tiempo, por Samuel Rodríguez Medina.


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Por
Samuel Rodríguez Medina

"No quiero sonar catastrófico, pero el espíritu del tiempo nos está devastando. Curiosamente, las referencias para este texto las encontré en los muros de dos de los profesores más importantes para mi carrera, el profesor Luis Sáez de la U de Granada y el profesor Francisco Sánchez de Ciencias Políticas de la UANL salud." (S.R.M.)

Clic aquí: https://www.elhorizonte.mx/…/el-espiritu-del-tiempo-/2561182

El espíritu del tiempo


Una de las costumbres más bellas de las tribus de la Australia profunda, es la de sentarse a la puerta de la casa del anfitrión luego de haber experimentado un largo viaje. El viajero se sienta a reposar, sí, pero también a esperar la llegada de su espíritu. Entiende que la mirada no está lista para recibir tantos estímulos después de un largo viaje, y se autoimpone un necesario momento de serenidad.
Esta misma idea me atrapó mientras leía un libro y distraídamente veía el televisor. Era uno de esos programas que hacen de la realidad un espectáculo. El programa consistía en llevar a familias enteras a vivir la experiencia de la selva y luego viceversa, algunos miembros de las tribus visitaban a las familias en sus ciudades. El capítulo que me llamó la atención era el de una tribu de Indonesia cuyos miembros visitaban Barcelona. El jefe de la tribu cerró los ojos mientras avanzaba en automóvil por la ciudad. Nadie puede soportar la velocidad de su mundo, dijo a sus anfitriones. 
En Undr, un cuento poco conocido de Borges, un poeta recorre el mundo buscando la palabra sagrada, esa que le revelaría los secretos designios del universo. El poeta vaga por el mundo, guerrea, mata, esclaviza y es esclavizado, ama y traiciona, lucha por su vida en los confines de la tierra conocida. Tanta agitación lo pierde de su visión inicial. La velocidad del mundo y su propia audacia han borrado en él la posibilidad de la poesía, su motor original. En un momento determinado, el viajero se sienta a orillas de un río en el que la quietud y le genera una revelación. Su búsqueda reinicia, sabe que la palabra esta cerca, y con ella la justificación de toda su vida. 
Es verdad lo que dice el anciano de la tribu indonesia: nadie puede soportar la velocidad del mundo en que vivimos. Este es el espíritu de nuestro tiempo, no hay espacio para pensar y pensarnos. Hemos anulado en nosotros mismos la serenidad, ya no nos demoramos en el sabor del silencio, de tal manera que estamos atrapados en un laberinto móvil que cada día nos pierde más. Basta con asomarse a las plataformas virtuales para comprobar que el falso movimiento se convierte en nuestro movimiento interno. Somos movidos por un simulacro y arrebatados por mecanismos ciegos que lo único que desean de nosotros es nuestro dinero, de tal manera que nos creamos la ilusión de estar activos en la vida cuando en realidad nos encontramos conmocionados ante el espectáculo de la velocidad sin límites que cada día nos enferma. 
La salida del laberinto está al alcance de la mano, en el libro que aguarda en el estante, en los ojos de la persona amada, en el cielo abierto que espera a que nuestra mirada lo descubra, en el paseo silencioso a la orilla del atardecer, en la conversación cotidiana, en la magia de un viaje, en las miles de historias por descubrir que habitan pacientemente en nuestro derredor. De no hacer esto, corremos el peligro de ser borrados por la avalancha incontenible que se precipita todos los días sobre nosotros. El sistema de información que actualmente padecemos hará muchas cosas por nosotros, sobre todo nos enseñará a comprar con mayor rapidez, pero nunca nos hará rebeldes, ni sabios, ni sensibles, ni valientes. La revolución interna no ocurrirá mientras pasamos nuestro tiempo frente a la pantalla. Esta revolución interna, si llega, será afianzada en la reflexión y no en la locura de la movilidad impuesta por el deseo de consumo que se instrumenta en las redes y en la publicidad. Como ha dicho en una hermosa paradoja el profesor Luis Sáez, uno de los filósofos más interesantes de Iberoamérica y autor del libros tan impactantes como El ocaso de Occidente y Ser errático: "la actividad más alta se yergue sobre una pasividad creativa". La serenidad es, entonces, madre del movimiento liberador, ese que nos conecta con la necesidad de crear, de tal manera que hay que pasar por momentos de soledad, de silencio, establecer una distancia con el movimiento infame del mundo y, entonces sí, ser merecedores de nuestra propia autenticidad. 
Ray Bradbury entendió en su obra que si este es el espíritu de nuestro tiempo, es momento de abrir la mirada y combatir: ´´Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse. Y serán felices´´ (Fahrenheit 451).

sábado, 15 de junho de 2019

Guerra de soldados valientes y oficiales cobardes.

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Guerra de soldados valientes y oficiales cobardes.

O companheiro Mario, um "irrecuperável" para os militares, conta como viu, de dentro do cárcere, a queda moral e a derrota da ditadura genocida argentina (1976-83), logo depois da rendição na Guerra das Malvinas, conflito feroz no qual os oficiais torturadores brilharam pela sua covardia e pusilanimidade.



"Isto aqui é como num trem. Você agora está bem atrás, mas se assinar, pode passar para a primeira classe". O indivíduo, um coronel pelas divisas, falava detrás da mesa do escritório, vestido no seu uniforme impecável. 

"Tem certeza que tinha que me chamar? A mim, justamente?" pregunto.

"Sim, você já cumpre condena", me responde. 

"Veja bem, revise ai, por favor, que tenho coisas pra fazer".

"¡Ah! Irrecuperável", verifica. "Não importa, se você assinar, verei o que posso fazer por você".

Nos anos oitenta se instalava na administração dos cárceres o coronel Sánchez Toranzo com o seu "papelzinho" em mãos. Um texto de umas vinte linhas no qual aquele que assinava reconhecia a existência do terrorismo na Argentina e proclamava seu arrependimento. A troca, o coronel oferecia algumas melhoras nas condições da detenção: jornais, visita íntimas. 

Os presos estávamos classificados como "irrecuperáveis", dificilmente "recuperáveis" e "recuperáveis". Assim que o cara chamava a esses últimos e disparava a metáfora do trem: vagão de carga, segunda, primeira classe. 

Objetivos do "papelzinho": quebrar nossa unidade interna, cooptar nas nossas fileiras vozes que se somassem ao falso argumento da guerra interna. 

Na sua pequenez, o papelzinho foi um instrumento mais de destruição, disparador de suicídios, de quebrantos de por vida naqueles poucos que  assinaram.

A dedicação e persistência de Sánchez fazia suspeitar que o tema do papelzinho era da sua invenção. 

Depois de Malvinas, o coronel Toranzo sumiu das cadeias e foi descoberto poucos meses  mais tarde debaixo dos rolos partidários, antecipando o fim próximo da ditadura. 

O cara novo que agora eu tinha frente a mim era um substituto, menos florido e ainda menos treinado. 

"E você. onde esteve quando a Guerra das Malvinas?", pergunto.

Muda toda a expressão. Crispado, vai subindo o tom: "E isso o que importa pra você? Aqui estamos definindo o seu futuro", diz.
.
"Meu futuro eu já conheço. O que eu quero saber é se estou frente a alguém que pus o corpo lá, ou se ficou escondido em algum escritório por aqui".

"Como você se atreve. Levem esse filho da puta!". O cara se levanta e se segura na cadeira enquanto me levam fora.
 
Era outro indicio de que a ditadura já fazia água, embora a minha liberdade se adiantou um ano ao seu final.


terça-feira, 11 de junho de 2019

Vamos a sacar a la abuela afro del clóset

Tango

Hoy decidí tomar, tal cual lo vi en su publicación digital, este largo y hermoso texto de la BBC News.
Viene a reforzar otras muchas investigaciones, y también algunos de mis propios textos que coloco para la lectura más abajo. (JV)



"Aquí no hay negros": cómo se borró de la historia de Argentina y Chile el aporte de los esclavos y de los afrodescendientes

sábado, 8 de junho de 2019

Qué pena, Gardel, qué pena...

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Qué pena, Gardel, qué pena...

Alguns artistas, cantores y músicos, como C. Gardel, o grandes escritores, como J. L. Borges o M. V. Llosa, no deberían hablar de política. Nunca. No entienden nada de todo eso. Son artistas, escritores, genios en lo suyo, pero un desastre en sus opiniones políticas.

El caso de Gardel, por ejemplo, ya lo sé, es una gran decepción, sin dudas, pero bueno, como decía El Cambalache, hay épocas como la nuestra, la actual, o como la que relata Santos Discépolo, en que "la Biblia llora al lado del calefón". Y la Década Infame fue uno de esos períodos.

La Década Infame empezó en Argentina con el golpe de 1930 -el primero de varios en el siglo XX- dado por Uriburu, y se continuó con Justo, Ortiz e Castillo, en el contexto global de la Gran Depresión.
El golpe que fue llamado, como era moda entre los militares, "Revolución" del 6 de Septiembre, era de un neto corte fascista y nacionalista ortodoxo. Y como al final no recibió el apoyo total de la oligarquía criolla, que desde siempre era una gran simpatizante del liberalismo conservador, luego lo aparta a Uriburu, y se inicia a pleno, ya con Agustín P. Justo, la Decada Infame.

Y fue entonces que Carlos Gardel, sí, el gran Carlitos, se confundió tanto que no tuvo mejor idea que cantarle loas de bienvenidas al dictador José Félix de Uriburu, protagonista del primer golpe militar contra la primera gran democracia popular argentina y latinoamericana del siglo XX, la de Hipólito Yrigoyen.

Muchos años después, en su obra "La novela de Perón", Tomás Eloy Martínez nos cuenta un encuentro de Carlos Gardel con el futuro presidente Juan Domingo Perón, ocurrido un poco después del golpe contra Hipólito Yrigoyen, y que fuera recordado décadas más tarde por Perón en Madrid.

Según el Perón de la novela de Eloy Martínez, Gardel "era un hombre simple, buenazo, con más sensibilidad que inteligencia", y que fue una "víctima de la confusión política de la Década Infame", sin que eso disminuyese en absoluto los grandes méritos artísticos de Gardel, que al final, fue definido como "un gran hombre" por el Perón de Eloy Martínez.
Y, a pesar de todo, Carlitos continúa cantando cada día mejor. ¿O no?

Escuche aquí a Carlos Gardel en su -¡Viva La Patria!


Javier Villanueva, Catamarca, 8 de junio de 2019