quinta-feira, 15 de março de 2018

Numancia y San Isidoro, obispo de Sevilla.

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La España de los moros duró casi 8 siglos, y fue un crisol de tres culturas que, en - guerra abierta al mismo tiempo que en convivencia y en sincretismo cultural de árabes, judíos y cristianos- produjo una Escuela de traductores de Toledo, por ejemplo, que marca en la historiografía, desde el siglo XIII, a los distintos procesos de traducción e interpretación de textos clásicos greco-latinos alejandrinos, vertidos del árabe o del hebreo a la lengua latina, y usando el romance castellano o español como lengua de transición.

Pero antes de la llegada de los árabes o moros en 711, hubo romanos invadiendo la península ibérica y celt-iberos resistiendo.
Y un gran intelectual, Isidoro, que recopiló la tradición greco-romana para dar reglas y normas a la dispersión y al individualismo de los nuevos invasores, los godos.



Numancia

En el siglo II a.C., los romanos se envolvieron en una secuencia de guerras contra los celtíberos, habitantes de la meseta de Hispania, en el centro de lo que hoy llamamos España. 

La dureza de la tierra y del clima y el salvajismo brutal de la lucha armada en la que se empeñaron ambas partes - los celtíberos en la resistencia y los romanos en el ataque-, marcaron un conflicto que parecía terminado en el año 133, cuando, en una apoteosis horroripilante, cayó la ciudad arévaca de Numancia después de 20 años de sitio por los romanos. 

Sin embargo, otra ciudad de la misma tribu, Tiermes -Termes o Termancia-, continuó su lucha contra el invasor romano durante otros 35 años más, hasta que fue, también ella, conquistada, demolida y reconstruida por los romanos. Las ruinas de la antigua ciudad, a 102 kilómetros de Soria, y sus alrededores son hoy un yacimiento arqueológico clave de España.


Isidoro, obispo de Sevilla

Etimologías (Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri viginti) es la obra más conocida del obispo Isidoro de Sevilla. ​Su nombre viene del procedimiento de enseñanza que usa, ya que explica el origen o etimología de cada palabra relacionada con un determinado tema, a veces de forma forzada o pintoresca. El título también puede deberse a la materia de la que trata uno de los 20 libros que componen la obra (el 10º). La escribió Isidoro un poco antes de morir, ya en su plena madurez (de 627 a 630), a pedido de Braulio, el obispo de Zaragoza.

Es una inmensa compilación en la que Isidoro de Sevilla – luego llamado San Isidoro- sistematiza y condensa todo el conocimiento de su época. Durante gran parte de la Edad Media fue el texto más usado en la educación y también fue muy leído durante el Renacimiento - unas diez ediciones fueron impresas entre 1470 y 1530. Gracias a Etimologías, fue posible conservar la cultura romana y transmitirla a la España visigoda.

Fue una recopilación de la cultura clásica que, de tan apreciada, en gran medida reemplazó el uso de los clásicos a cuyo saber se refiere Etimologías, de tal modo que muchos dejaron de ser copiados y están perdidos, como por ejemplo las obras del gran erudito romano Marco Terencio Varrón. San Isidoro tenía un gran conocimiento de los poetas griegos y latinos. Entre todos, cita un total de 154 autores. A muchos de ellos los leyó en textos originales y a otros en otras compilaciones que estaban en uso en su época.

El estilo de la obra es conciso y claro y su orden, admirable. Braulio, a quien Isidoro le pidió su corrección, y a quien se la dedicó, la divide en 20 libros. Los tres primeros introducen el trivium y el quadrivium.
El primer libro está todo dedicado a la gramática, incluida la métrica. Siguiendo el ejemplo de Casiodoro y de Boecio mantuvo la tradición lógica de la escuela dejando el 2º libro para la retórica y la dialéctica, y el 3º para las matemáticas.

San Isidoro le debe mucho a las traducciones del griego de Boecio. Celio Aureliano, traductor latino e intérprete de autores griegos entre los que se destacan Asclepíades de Bitinia y Sorano de Éfeso, es la fuente principal de la parte del 4º libro dedicada a la medicina. Lactancio es el autor más largamente citado en el 11º libro, dedicado al hombre. Los libros 12º, 13º y 14º se basan en escritos de Plinio el Viejo y Cayo Julio Solino. El plan general de la obra debe haberse basado en la historia natural de los Prata de Suetonio, hoy definitivamente perdidos.

La difusión e influencia de las Etimologías fue enorme y su autor ganó la admiración de grandes intelectuales como Beda el Venerable y Tomás de Aquino. Dante Alighieri, en su Divina Comedia escrita en el siglo XIV, lo incluyó en la 4ª esfera del Paraíso, como uno de los doce sabios de la Iglesia: Vedi oltre fiammeggiar l'ardente spiro d'Isidoro, di Beda e di Riccardo (canto X, 130-131).
Pese a su condición de obispo de San Isidoro, su obra tiene abundante información sobre el  extinguido mundo pagano, sobre sus dioses y costumbres, sin eliminarlos por su condición de rivalidad con los principios cristianos, lo que le da aun más valor a la compilación realizada por Isidoro.

Javier Villanueva, São paulo, 15 de marzo de 2018.

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