quinta-feira, 15 de março de 2018

‘Cuando fuimos árabes’: La posverdad sobre Al Andalus


Un monaguillo bajo los arcos bicolor de la Mezquita de Córdoba.

"Cuando fuimos árabes": La posverdad sobre Al Andalus

Siempre fuimos revisionistas en este Blog JV Literatura, porque es un modo de no ser apenas receptores pasivos. Y leyendo muchas fuentes, contrastando opiniones y puntos de vista de historiadores y pensadores de diversas épocas, llegamos a la misma conclusión que este autor, Emilio González Ferrín, levanta en el texto a continuación. La España que va de los celtas e íberos, pasando por la resistencia celtíbera a la invasión romana y mezclándose en un crisol con las diversas oleadas germánica de "bárbaros" cambia radicalmente con la llegada de los árabes desde el norte africano en 711.
Antes, en 411, habían llegado varias oleadas de pueblos germánicos, los vándalos, los suevos y los alanos, desposeídos de sus tierras por las invasiones hunas y que, después de la expulsión, habían transitado por media Europa hacia occidente buscando nuevas tierras para instalarse. Los alanos eran oriundos del Cáucaso, los vándalos de origen escandinavo; los suevos, también germánicos, estaban emparentados con los anglo-sajones que por entonces se instalaron en InglaterraAunque los romanos llegaron a acuerdos para asentar estos pueblos en distintas áreas de Hispania, los suevos alcanzaron más estabilidad y se organizaron políticamente. Orosio, presbítero de Braga, relata que "rápidamente cambiaron la espada por el arado y se hicieron amigos". El reino que crearon abarcaba Galicia y la zona norte del actual Portugal, con capital en Braga, y se expandió luego hacia el sur del Duero. Los visigodos, también germánicos, habían acordado un foedus (alianza o federación) con el Imperio romano para acabar con los otros invasores y reincorporar Hispania a la autoridad romana. En realidad, actuaron como autoridad sustitutiva de la romana e independiente de ella en la práctica, con más intensidad de ocupación en el área central de la Península, donde los visigodos arrianos habrían llegado, expulsados de la Narbonense, por la presión de los francos católicos.
Esto era la Hispania, cada vez más España, antes de la llegada de los moros musulmanes en 711. (JV)

Vea el texto en El País de 6 de marzo de 2018: 
https://elpais.com/elpais/2018/03/04/hechos/1520120370_739370.html

El islamólogo Emilio González Ferrín defiende en su nuevo libro que ni hubo invasión islámica de la península Ibérica en el año 711 ni tampoco una reconquista cristiana.

Ni hubo invasión islámica de la península Ibérica en el año 711 ni tampoco una reconquista cristiana casi 800 años después. Estas son algunas de las conclusiones de Emilio González Ferrín, autor de Cuando fuimos árabes(Almuzara, 2018), un ensayo en el que analiza la posverdad sobre Al Andalus y reivindica lo andalusí como parte intrínseca de la historia de España frente al empeño en demostrar que la “esencia española es únicamente cristiana”.

Pese a que el islam sitúa su nacimiento en el 622, fecha en la que comienza el calendario musulmán por ser el año de la hégira —cuando Mahoma huyó de La Meca a Medina—, González Ferrín, profesor de Islamología de la Universidad de Sevilla, considera que “como religión no existió hasta el año 800, ya que hasta la fundación de la ciudad de Bagdad no hay una persona que hable como ‘nosotros, los musulmanes”, explica en una entrevista telefónica. De manera que, según estima, es imposible que en el 711 se produjera una “invasión islámica” y ni siquiera una “invasión árabe” en singular. Hubo “una red de conquistas sin cabeza previa”, afirma el experto, que ha dedicado los últimos 30 años al estudio de la religión y cultura islámicas.

“Es una estupidez pensar que la España árabe dependía del califato de Damasco, es un relato bastante reciente del islam fundamentalista”, explica el islamólogo. Según sostiene en su libro, que acaba de presentar en Casa Árabe y donde defiende que el islam no fue la causa sino el efecto de un tiempo convulso, desde el año 500 al 800 hay una infinidad de conflictos y batallas locales en el Mediterráneo.

“Los historiadores positivistas” cometen el error de “asumir que se puedan describir los hechos” ocurridos en el siglo VII tal y como se contarían 200 años después, asegura González Ferrín. Alude con ello a las crónicas árabes de los siglos IX y X, como las de Al Tabari (839-923) y Al Masudi (896-956), creadoras de las “historias de la conquista”, que interpretaron “las posibles realidades históricas” acaecidas en los años 600. El profesor recuerda que hay decenas de documentos del siglo VII, escritos en latín, griego o siríaco —no en árabe—, que hablan de pueblos diversos, pero no del islam y que los historiadores no siempre contemplan.

La Reconquista, entendida como la recuperación del territorio hispano invadido por los musulmanes, tampoco existió, afirma Emilio González Ferrín. “La idea de la Reconquista es una narración histórica. Por ejemplo, Fernando III entra en Sevilla en 1248, con un ejército en el que el 60% de los soldados eran musulmanes, ya que su principal aliado era el señor de Granada, que era musulmán”. “Era, por lo tanto, el rey de Castilla invadiendo tierras, y a veces se las quitaba a los musulmanes y a veces a los cristianos”, añade.

El también autor de Historia General de Al Andalus (Almuzara, 2006) considera España como un territorio más antiguo que el concepto de Estado-nación, más relacionado con la idea de nación-cultura de Menéndez Pelayo. “No se plantea la historia de España como lo que ha ocurrido en el territorio que hoy es España sino en lo que jurídicamente se considera España y de lo cual se excluye lo andalusí”, asegura González Ferrín. Según el experto, hay, sin embargo, muchos datos que sostienen esa visión de Al Andalus como parte de España. “En el año 820, al que hoy llamamos emir de Córdoba firmaba en latín como Rex Hispaniae [rey de España]”, cita como ejemplo.

González Ferrín va más allá y profundiza en la huella de lo andalusí en la historia de España y de Europa. “El árabe fue lengua culta en España y sería impensable hablar del Renacimiento europeo sin Averroes o Ibn Tufail, impulsor del antropocentrismo europeo [la idea de que el hombre es el centro del Universo y no dios]”, apunta el islamólogo, que recuerda que el gran astrónomo Johannes Kepler tenía en su laboratorio un astrolabio andalusí. Por lo tanto, en lugar de definir España “mediante la expulsión, la exclusión y la despatrimonialización” de lo andalusí, el profesor propone reivindicar como patrimonio español y europeo aquel tiempo en el que “fuimos árabes”.


Nenhum comentário:

Postar um comentário