3ª parte.
Lea la 1ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/que-representan-los-cultos.html
Lea la 2ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2016/06/los-cultos-neopentecostales-y-el.html
¿Qué es la lumpenburguesía y el lumpen-neoliberalismo?
¿Y qué tienen que ver con los neopentecostales?
Nuestras burguesias nacionales son
cada vez más los hijos abandonados del desarrollismo que llegó con todas las
características del subdesarrollo hasta el actual sistema de globalización, en el que
la dependencia crónica se convirtió en un saqueo abierto que devino en la destrucción
tanto de las antiguas formas de producción capitalista, como de la
sustentabilidad ecológica, y también de la propia concepción histórica, teórica
e ideológica de la burguesía.
Lo vimos en la Italia de Berlusconi, como consecuencia indirecta de la operación Mani Puliti -Manos Limpias, en español-, en la Argentina de Menem, y en el Perú de Fujimori.
Lo vimos en la Italia de Berlusconi, como consecuencia indirecta de la operación Mani Puliti -Manos Limpias, en español-, en la Argentina de Menem, y en el Perú de Fujimori.
“Lumpenburguesía y lumpendesarrollo”
fue como llamó André Gunder Frank a la vieja “burguesía nacionalista” y al viejo
nacional-desarrollismo de los años de 1960 que, respaldados por la Alianza para
el Progreso de John Kennedy, trataron en los años 90 de reeditarlo con las
migajas de un nuevo imperialismo a lo George W. Bush, que ya se había desinteresado
por América Latina y centraba su acionar en Europa y Asia. Era la etapa siguiente al nuevo liberalismo de los Chicago Boys de Pinochet, claramente explicitado en las "relaciones carnales" del menemismo con los EEUU.
El subdesarrollo no es un momento o
una situación en particular, sino una relación crónica entre las naciones
periféricas y las del capitalismo central -los países imperialistas, antiguos beneficiarios del colonialismo- que, bajo las reglas de la globalización
y la hegemonía del libre mercado, transformó y agudizó todos los aspectos y
todas las condiciones del subdesarrollo.
La vía por la que los países antes
llamados del 3er Mundo llegaron a la actual situación fue el endeudamiento
externo e interno, resultado de esta burguesía “mínima”, muy protegida y que alguna
vez soñó con ser monopólica, que vio hundirse la nación desde el salva-vidas de
su profundo egoismo de clase privilegiada, que terminó en la subordinación casi absoluta al capital fianciero
internacional.
De a poco, durante las sucesivas crisis
periódicas, se fueron creando las condiciones para una casi inexistencia de una
verdadera burguesía autónoma en América Latina; una burguesía que explote con un mínimo
de eficiencia, con visión de medio y largo plazos, en los términos de un
capitalismo que tenga un mínimo de competencia sin hacer la acumulación por mero decreto, ni por ser favorecida por un estado oligárquico, que en los últimos 30
años, además, pretende generar una democracia política, pero sin ninguna competencia
económico-social para sostenerla.
Todo el sistema político y
la casi totalidade de los partidos brasileños (más de 30 en la actualidad!) están
sujetos a lo que decida esta oligarquía anticuada, monopólica y protegida.
Es a ella a la que podemos darle el nombre de lumpenburguesía, según la descripción que Gunder Frank hizo en su crítica al desarrollismo, que en los últimos treinta años -pero sobre todo después de los años de 1990- quiere presentarse con una máscara de modernidad y de liberalismo democrático, como el PSDB, DEM y PSB en Brasil.
Es a ella a la que podemos darle el nombre de lumpenburguesía, según la descripción que Gunder Frank hizo en su crítica al desarrollismo, que en los últimos treinta años -pero sobre todo después de los años de 1990- quiere presentarse con una máscara de modernidad y de liberalismo democrático, como el PSDB, DEM y PSB en Brasil.
Esta lumpenburguesía entregó
históricamente las riquezas de la economía local a cambio de una garantía para
mantener su propio poder, aprovechándose de las nuevas forma de la globalización para consagrar
la dependencia. Al mismo tempo que mantiene el subdesarrollo de cada país de la
región, de modo de poder asegurarse sus privilegios monopólicos en áreas que son
claves, como la telefonía, las concesiones de radio y TV, los bancos, aunque
estén asociados al capital financeiro internacional.
Tenemos hoy en el poder
político en Brasil y en Argentina un modelo clásico del lumpen-neoliberalismo que, aunque la elite
oligárquica aspire y haga grandes esfuerzos a favor de la integración comercial
y económica mundial, siempre mantiene su poder cerrado y protegido dentro del llamado libre
mercado.
Continuará
Javier Villanueva. 25 de junio de 2016
Entender la razón del uso de este término "lumpenbueguesia" se ha vuelto una tarea cada vez más desilusionante que prometedora.
ResponderExcluirEl término lumpen contradice naturalmente al burgues entendiendolo desde el marxismo como aquel que puede generar riqueza. en cambio el lumpen no tiene nada, esta practicamente fuera de todas las clases, no tiene posibilidad de generar nada, esta por debajo de la pobreza en las condiciones actuales del neoliberalismo.
incluso el mismo Andre Gunder Frank, no aclara realmente por qué denominar a esta clase de esa manera y no una aristocracia, clase media, elite o de otras formas posibles tal vez incluso mas acertadas a la realidad de esa clase.
si queremos acusar o responsabilizar a una clase dentro del capitalismo que es culpable de mantener las dinamicas de subordinación que mantienen a america latina en una dependencia a las grandes metropolis capitalisas, considero que es posible denominarlas de una manera mucho menos contradictoria y mejor fundamentada.
quiero aclarar que mi inconvenciente no es con la existencia de la clase sino con su denominación.
Gracias, Nicolas. Creo que el término lumpen se explica por el desarraigo original de esse sector de la burguesía. En Brasil o en Argentina lo veo muy claro: ricos de última hora, artistas, empresarios aventureros, pastores de iglesias multitudinarias, oligarquía agrícolaganadera nacida en las últimas décadas gracias a la exploción de la soja, empresarios de la comunicación y financistas de última hora, etc. Se diferencian de la otra por la falta de raíces, educación, formación política e incluso compromisos de clase, apoyando al primer aventurero que aparezca, al estilo Bolsonaro. En Brasil, al menos, este elemento lumpen, paraleo al lumpen-proletario de los clásicos, se ve muy claro en la economía y la política.
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