sexta-feira, 2 de julho de 2021

Dalí y Disney: Los extremos del arte unidos por Destino

 


Dalí y Disney

los extremos del arte unidos por Destino

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Corría el año de 1945 y Domingo Felipe Jacinto Dalí i Domènech, mejor conocido como Salvador Dalí, se encontraba en el set de la película Recuerda (SpellBound), producida por Alfred Hitchcock. Había diseñado la escenografía que describía los oníricos sueños del protagonista, un demente doctor impostor interpretado por Gregory Peck que enamora a Ingrid Bergman con su locura. Al final solo se incluyeron tres de los 20 minutos que Dalí produjo para Hitchcock y esa experiencia le dejó más que un amargo sabor de boca. Es en ese set en donde conoció a Walt Disney y a partir de ese momento ambos artistas estrecharon aún más su comunicación postal en inglés y francés que sostenían desde un año atrás. Acordaron así realizar nuevos proyectos; uno de ellos sería la película de dibujos animados intitulada Destino, basada en la canción homónima del compositor mexicano Armando Domínguez, a quien Dalí admiraba.

Desde que se conocieron, Dalí y Disney sintieron un gran afecto mutuo. Un año después de su primer encuentro Dalí trabajaría dos meses en la factoría Disney y después escribiría el guion de una película para Harpo Marx, Jirafas en ensalada de lomos de caballo, que nunca se rodó. Sin embargo, y con el desenfado de un genio, se aventuró una vez más en EUA.

En 1957 Disney y su esposa Lilian irían a visitar a Dalí y a a la esposa de éste, Gala, a su casa en España. “La pasamos muy bien”, narran en sus sucesivas cartas. Ahí acordaron producir para Disney el largometraje animado El Quijote y el corto Destino. Ambos proyectos se quedarían enlatados más no así el espíritu perseverante de ambos creadores.

Durante el tiempo que Dalí trabajó en Destino, el dibujante y diseñador John Hench, de la casa productora Disney, se volvió su admirador y trabajó con él durante ocho meses. La influencia que el surrealismo de Dalí tuvo sobre Hench se observa en escenas tan oníricas como el sueño etílico de Dumbo y Donald en el país de las matemáticas, entre otras. Hench es quien le dio a Mickey Mouse sus pantalones cortos de color rojo con grandes botones amarillos. Hasta el día de su muerte, ocurrida en 2004, el estadounidense aseguró que Dalí era un genio.

58 años después, Destino encontró la luz de la mano de Roy E. Disney, sobrino de Walt, y del propio Hench. Con el pretexto de la edición Fantasía 2000, retomaron el proyecto que Disney y Dalí habían concebido y produjeron un cortometraje de seis minutos que cuenta la historia de amor atemporal entre Cronos y el eterno femenino.

Con cientos de esbozos a mano realizados por Dalí y 18 segundos de animación, el francés Monfrey Dominique y 25 animadores de todo el mundo descifraron la esencia de Destino y le dieron vida al proyecto concebido por dos grandes surrealistas: Dalí y Disney.

Ambos son los extremos del arte. Dalí, la expresión del ser individual, único. Disney, el entretenimiento y la masificación. Los dos unidos por Destino

https://ruizhealytimes.com/monica-belen/dali-y-disney-los-extremos-del-arte-unidos-por-destino-2/?fbclid=IwAR3G77HJpV5jxTSShfXpNyeeqghvl6N9kNUpwdVoBcltlv-E9TybnUSMVmM

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