quarta-feira, 25 de maio de 2016

El fantasma del cacique Juruna y su grabador




El fantasma de Juruna -el cacique diputado que en los años '70 y '80 grababa las conversaciones de los blancos- recorre el parlamento brasileño y asusta a la mayoría de la clase política bandida que usurpa el gobierno desde hace diez días. Es el fantasma de las grabaciones.

Hijo del jefe de la aldeia, el cacique Apoenã, Mário Juruna vivió sin tener contacto con el hombre blanco hasta los 17 años, cuando sucedió a su padre como líder. 
El cacique Juruna, notable durante la década del '70 por recorrer los gabinetes de la FUNAI -Fundação nacional do Índio- en Brasília, en su lucha por la demarcación de tierras para los Xavantes, llevaba siempre un grabador en las manos “para registrar todo lo que el blanco dice”, y comprobar que las autoridades no cumplían con su palabra.


En 1980, rompió la prohibición de la dictadura contra su salida del país y viajó a Rotterdam, Holanda, para presidir el 4º Tribunal Bertrand Russel de los Derechos Humanos. Juruna organizó el 1er. Encuentro de Lideranzas de los Pueblos Indígenas de Brasil, que reunió 644 caciques de diversas tribus indígenas del país.
En 1982 fue elegido Diputado Federal por el PDT, partido de Leonel Brizola, representando al estado de Rio de Janeiro; su elección repercutió en Brasil y en todo el mundo. 
El cacique Juruna, fue responsable por la creación de la Comissão Permanente do Índio en el Congreso Nacional de Brasil, que dio reconocimiento formal a los problemas de nuestros pueblos indígenas.

El cacique Juruna y su grabador

En 1984, el Cacique Mario Juruna denunció al empresario Calim Eid, por tratar de sobornarlo para que votase por Paulo Maluf, candidato conservador por el PDS, partido de la dictadura, a la presidencia de la república todavía comandada por los militares en aquella época.

El cacique votó a favor de Tancredo Neves, que pertencía al frente de la oposición democrática creado entre el PMDB -más de centroizquierda en esos años- y el PFL (hoy DEM), liberal, que había acabado de separarse del PDS de Maluf, engendro nacido del ARENA de la dictadura. 

El mandato de diputado de Juruna duró de 1982 a 1986, y aunque no haya conseguido la reelección en 1986, continuó activo en la política y en la lucha a favor de los derechos de los pueblos indígenas durante varios años. 

-"Yo nací para morir y nací para pelear. No nací para ser expulsado. Porque estoy dentro de Brasil que es de los indios... Yo nací para eso"- dijo Juruna durante un discurso, en una sesión de la Cámara de los Diputados, en 1984.

Juruna intentó nuevamente la reelección en 1990 y después en 1994, aunque sin éxito, y pasó a vivir en Guará, ciudad satélite de Brasília, abandonado por su tribu y por los hombres blancos, después del término de su mandato; acabó viviendo en la miseria, hasta fallecer a los 58 anos, debilitado por la diabetes crónica y sin asistencia. 
Su cuerpo fue enterrado en su aldea en Mato Grosso, que según su hija Samantha es “una aldea de nietos”, de los descendientes de sus 11 hijos.
  
"Yo les dije a los xavantes: mucho cuidado con el blanco y con la FUNAI. No se vendan y no se entreguen. El sueldo no es importante, la vida sí, es muy importante. Las peleas internas es lo que el hombre blanco y la FUNAI quieren".

Javier Villanueva. São Paulo, 25 de mayo de 2016.



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