sexta-feira, 6 de abril de 2012

El general Líster, Juancito, y las ventanas del Tiempo


 
Hace un buen rato que a Juancito se le puso en la cabeza que el tiempo -el de las horas y los años- es como una colcha enorme, una especie de frazada gigantesca, que a veces hace unas curvas bruscas y acentuadas y cambia de dirección, y otras baja o sube tan rápidamente que algunas de sus partes se tocan entre si.
Y cuando a Juan se le mete una idea entre ceja y ceja, bueno, Ud. ya sabe cómo son algunos vascos; sin prejuicio, claro, pero los de mi familia, en Entre Ríos y Catamarca, por lo menos, te repiten la idea unas mil veces, hasta que uno se convence, o se harta.
Bueno, en mi caso fueron las dos cosas: Juan me convenció, pero también me hartó. Así que voy a tratar de contar la historia lo más objetivamente posible. 
Juancito estudió mucho lo de las arrugas del tiempo; son pliegues -según él y sus estudios, porque yo no me he puesto a verificarlo, claro- en los que  se diferencian dos tipos de Tiempos. 
- Juan me decía que uno de ellos es Kronos, el de la oportunidad. Me contaba -una y mil veces, hasta convencerme- que en la mitología griega se pensaba, desde siempre, que el cielo y la tierra estaban íntimamente unidos. 
- Fijáte vos qué idea erótica la de los griegos; ellos pensaban que el falo del cielo estaba siempre metido en la tierra y no dejaba que nada saliera de su vientre terrenal. Eran dos modos de entender el Tiempo y su eternidad, y sus dos dioses de lo eterno:  Kronos, el del eterno nacer y perecer; y Aión: el del eterno estar y volver - en otras palabras, según Juan, lo que hay de vida entre el nacer y el morir. 
- O entre la nada y nada. ¿Entendés? Kronos es la duración. El espacio de tiempo que hay entre la vida y la muerte. Mientras que Aión es el tiempo pleno de la vida, pero sin muerte - me repetía Juan en sus largas horas de insomnio, en las que tampoco me dejaba dormir, porque se metía en mi pieza, me zamarreaba hasta despertarme y se sentaba a contarme sus teorías locas.

- Kronos es el presente, con su pasado y su futuro, como cuando uno no se acuerda de algo, o decide que hay algo que mejor lo hago mañana; o cuando se compara lo antiguo, que ya está pasado de moda, con lo novísimo, con algo reciente y deseado - ¿me entendés Javi?
- Sí, y Aión entonces es el pasado y el futuro, como dos momentos independientes del presente - me animaba a seguir las teorías y el entusiasmo de Juancito, que cuando se apartaba momentáneamente de la política siempre se metía con la ciencia, el esoterismo o la filosofía. 
- Eso mismo Javi: Kronos es el tiempo del  movimiento, de la creación y el trabajo; es el dios de lo que Aristóteles llamaba las acciones imperfectas que tienen su fin desgarrado y fuera de ellas - levantaba la voz, gesticulaba, y me zamarreaba de nuevo, no para despertarme, sino para convencerme más de sus teorías.
- Es el Tiempo de los objetivos fútiles, tontos, como adelgazar; u otros más nobles, como construir una casa. ¿Me seguís, no? son ese tipo de acciones que se caracterizan por parecer inservibles cuando uno alcanza la meta que se había propuesto. Cuando uno llega, se muere el movimiento que en realidad no valía tanto por sí mismo:
- Pero, cambiando de asunto, decime Javi, ¿vos lo conocés a Líster? -
- ¿A Líster? ¿el general español? ¡Pero, claro que no Juancito! ¿No se murió ya? Si es el de la batalla del Ebro, ya debería ser más viejo que Pedro Milesi, ¿no?- le contesto, un tanto preocupado ya con su sanidad mental. 
- Javi, no me vas a creer, pero mañana vamos a almorzar con el mismísimo Líster en persona - se va, y me deja con la impresión de que me está preparando una broma pesada.
Recuerdo que Juancito me contaba que el viejo Pedro Milesi lo conoció a Líster en Francia, hace muchos años. No hay forma que el general esté vivo. Para ser exactos,  se conocieron en diciembre de 1939, en uno de los campos de concentración de los refugiados españoles, después de haber perdido la república a manos del franquismo.

Al campo de Argelès-sur-Mer lo había construido el gobierno francés en una playa en la costa mediterránea para internar parte del medio millón de refugiados que cruzaron la frontera, huyendo de España tras el fin de la Guerra Civil.
Continuará.
J.Villanueva, São Paulo, 6 de abril de 2012.

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