Vea también, en lengua inglesa, el reportaje al último Bóer de la Patagonia:
https://mg.co.za/article/2011-02-04-the-last-boers-of-patagonia/
http://iluvsa.blogspot.com.br/2009/08/argentinian-boers-oldest-boer-diaspora.html
Bóers o afrikaners en la Patagonia.
La saga de una nacionalidad errante
El 6 de Junio de 1902 llegan los Afrikaners – o Bóers- a la naciente ciudad de Comodoro
Rivadavia, en la Patagonia argentina, y los recibe don Francisco Pietrobelli, el
mismo que fundara antes la Colonia
Sarmiento.
Las dificultades eran muchísimas, pero aquellos primeros colonos tenían una fortaleza física y espiritual enorme. Y a finales de 1903 vuelve el pioneiro Conrado Visser a su primitivo hogar sudafricano a buscar más compatriotas y esta vez ya son otras 30 familias, y casi un centenar de personas se embarcan con destino a la lejana Patagonia, instalándose al llegar en el Lago Munster, cerca de Sarmiento, proponiéndose volverse finos ganaderos al más corto plazo.
Y ya hacia finales de 1905 llegó al sur argentino la tercera ola de colonos bóers, nuevamente por la negociación e intermediación de Conrado Visser y de Martín Vinter. Esa vez fueron otros 300 colonos, que se instalaron a orillas del Río Chico, y em las colonias Sarmiento y Escalante.
De a poco los pioneiros bóers iban escribiendo sus páginas de trabajo y
de tesón en la historia patagónica argentina. Aprendieron a luchar contra la
adversidad en un clima diametralmente diferente al del sudafricano, tan severo
y temperamental. Sufrían con los alimentos, que siempre les llegaban tarde
desde Buenos Aires. Pero aunque los vientos castigaban con rigor sus moradas
frágiles, en la lejana Patagonia disfrutaban de una libertad religiosa que les
era difícil en el continente africano ante la intransigencia de los
colonialisras ingleses; renacían los bóers en la Patagonia al gozar del respeto de los ciudadanos
sureños, de la confraternidad nacida en la lidia cotidoana del campesino. Al
fin y al cabo, bóer en la lengua
afrikaner no significa otra cosa sino labrador, trabajador de la tierra.
Cuando el agua escaseaba fue outro pioneiro afrikaner, Behr, el gran baqueano que descubrió una nueva fuente en la localidad hoy conocida como “Los Manantiales”.
Y en 1904, fue otra vez el baqueano descubridor del agua el que hiciera el primer registro de una niña bóer, María Inés Behr, primogénita del pionero Francisco Behr.
El primer sacerdote salesiano de la comunidade africaner fue Jorge
Cristian Behr, otro pioneiro en el arte bóer de abrigarse en la religión – esta
vez la católica- para escabullirle a los prejuicios y a la discriminación. Todos ellos, ante aquella
inmensidad semidespoblada que fueron a encarar, soñaron y lograron producir un fabuloso
trasplante de seres humanos.
La genética de los eternos
migrantes
En 1700 se intensifica la expansión de la colonia holandesa iniciada un
par de décadas antes, hacia el interior africano, y en un movimento continuo
hasta ya bien entrado el siglo XIX, en que
se alcanzaron los límites actuales del território bóer en Sudáfrica.
El gobernador Willem Adriaan Van der Stel, hijo de Simón, que fuera el fundador
de la primera población interior llamada Stellenbosch, es destituído en 1707 de
su cargo por los granjeros de la población, amenazados con la debacle económica
causada por la monopolización del mercado. Los colonos empezaron a llamarse a
si mismos "afrikaners" - o
"bóers", como sinónimo-, un
término que había usado despectivamente el gobernador Van der Stel para denominar
a sus enemigos.
Hacia 1710 la colonia sudafricana había crecido mucho, y algunos integrantes
de los grupos pioneiros querían buscar tierras mejores; para ello se lanzaron a
explorar la región al este del Cabo africano, recorriendo las sendas abiertas por
los cazadores y traficantes de ganado. Viajaban con sus familias en grandes
carros tirados por bueyes, cubiertos con lonas, que les servían como hogares transhumantes
durante el arreo de sus ganados.
Los blancos en su expansión hacia el este chocaron en 1770 por primera
vez con los pueblos bantúes a orillas
del río Great Fish, que se convirtió
en frontera entre los colonos europeos y los nativos durante un largo período.
Hasta 1795 la organización central del gobierno local permaneció en el poder de funcionarios de la
Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Y fue hasta 1779 que los ganaderos ocuparon libremente más y más tierras en
dirección al este y al norte, en un radio de 800 kilómetros de la Ciudad del Cabo,
con granjas de hasta 3 mil hectáreas que arrendaban al gobierno.
La primera guerra (de las que hubo nueve en un mismo siglo) entre los ganaderos
blancos y negros en la zona del Great
Fish ocurrió entre 1779 y 1780, y fue seguida entre los años de 1795 y 1803 por la primera ocupación británica del
Cabo.
El Tratado de Amiens, de 1803 a 1806, devuelve el Cabo a los holandeses,
y es gobernado por la república de Batavia -nuevo nombre de Holanda bajo el
dominio de Napoleón.
La segunda ocupación británica temporaria del Cabo se desarrolla entre
1806 y 1807, a la espera de un resultado victorioso de la guerra contra
Napoleón.
Al convertirse los Países Bajos
en un estado satélite de Francia, en 1814 las tropas británicas atacaron la
Colonia del Cabo que se incorporó definitivamente al Imperio Británico en ese
mismo año. Las autoridades coloniales atrajeron a nuevos grupos de ciudadanos
ingleses e intentaron "britanizar" a los afrikaners.
Además, por médio de un convenio, Holanda cedió en 1815 a los barcos de
su Majestad británica el derecho de colonizar la costa africana, dejando a los bóers
aun más a merced de las arbitrariedades de las autoridades inglesas.
En 1815 Shaka se convierte en el nuevo jefe de los nativos zulúes, y en 1834 salen las primeras
expediciones del Cabo hacia el interior. La abolición de la esclavitud se
decreta en 1836, y la Ley de Castigos del
Cabo de Buena Esperanza extiende el dominio británico a los voortrekkers. En esa misma época, el
pueblo matabele es derrotado por los voortrekkers en la batalla de Vegkop.
Groot Trek - o La Gran Travesía
La Gran Marcha – o Travesía- de los granjeros bóers fue un movimiento
voluntario de miles de hombres y mujeres (voortrekkers)
que abandonaban sus hogares en sus carros de bueyes, y con un gran sacrificio
personal, trataron de alejarse tanto como les fuera posible de la prepotência colonialista
del gobierno británico del Cabo, bajo cuyo régimen los descendientes de
holandeses y alemanes no tenían ningún futuro.
En 1841 el gobierno británico de El Cabo había rodeado y controlado al
bloque de tribus bantú entre las
montañas de Basutolandia - Lesotho- y
el Océano Indico, hasta el río Umtamvuna, frontera sur de la que ansiaban ver
como futura colonia británica de Natal.
En 1843 Natal es proclamada
colonia britânica; y las dos repúblicas bóer, Transvaal y Orange, ambas
poco pobladas y con economía pastoril, establecieron en 1850 un mecanismo
básico de gobierno.
Después de 1850, a causa de la inmigración británica, Natal quedó convertida en una
colonia mayoritariamente inglesa, con
una mínima población blanca y otra, predominante, de nativos bantúes.
En 1852 Gran Bretaña reconoce la independencia de Transvaal, y dos años después se funda la república del Estado libre de Orange. Entre 1857 y
1859 ocurrieron los primeros avances, que enseguida se frustraron, hacia una
federación entre las nuevas repúblicas.
La llegada de la primera mano de obra contratada de la India británica
se produce en 1860, con destino a sus plantaciones azucareras. De los 152 mil
hindúes que llegaron a Natal, la
mitad prefiere permanecer en Sudáfrica y no volver más a la India.
En 1869 se descubren diamantes cerca de Kimberley, y cerca de 10 mil
buscadores de piedras preciosas llegan en 1870 al río Vaal. Miles de trabajadores
emigran de Kimberley.
Gran Bretaña se anexa en 1871 a Griqualand
del Oeste, incluyendo las minas de diamantes de Kimberley.
A partir de 1875 cambió la política británica con la intención de federar
Sudáfrica y todos los métodos diplomáticos fallaron.
Argentina, de 1875 a 1904
Para el gobierno argentino de las décadas de 1870 y 1880, la idea de "suprimir
la frontera interior" significaba extender la soberanía del estado sobre
el territorio hasta los límites políticos, someter a los nativos rebeldes,
ocupar toda la región sur con población blanca, preferentemente inmigrantes
recientes y colocarla al servicio de la producción, tal y como lo expresó el
presidente Avellaneda a Adolfo Alsina, Ministro de Guerra y Marina, en
respuesta a su proyecto de extender la frontera hacia el sur patagónico.
En consecuencia, en 1876 Argentina sanciona la Ley de Colonización o
"Ley Avellaneda", que reglamentó la ocupación y la apropiación del
suelo por casi 60 años. Esa nueva ley autorizaba varios sistemas de colonización.
Fijaba el tamaño mínimo y máximo de las parcelas de tierras públicas a vender –
de 25 a 400 hectáreas cada una- así como la extensión de las colonias - 40.000
hectáreas- y la cantidad de familias que en ellas se radicarían. Era también
una ley que tenía en su horizonte la tan esperada inmigración europea blanca.
El General Julio A. Roca es nombrado en 1877 Ministro de Guerra ante el
fallecimiento de Alsina, y se completa el cerco final contra las naciones
Tehuelche, Mapuche y Pampas em la Patagonia argentina, al mismo tempo que, en
Sudáfrica, Gran Bretaña anexa el Transvaal.
Hacia 1880 el gobierno porteño en Argentina había conquistado 15.000
leguas y sometido a 14.000 nativos. Mientras tanto, y después de la derrota
británica de 1881 en Majuba, Transvaal recupera
parcialmente su independencia.
La saga bóer puede parecer pequeña si se compara a los números totales de la inmigración hacia Argentina en los siglos XIX y XX. Entre 1882 y 1889 ingresaron a la Argentina más de medio millón de
inmigrantes, y es a ellos que se trata de incorporar con la ley del 10 de
octubre de 1882, que divide el llamado gran “territorio nacional” en nueve
gobernaciones, las del sur con asiento en General Acha (La Pampa), Chos Malal
(Neuquén), Viedma - separada de la provincia de Buenos Aires- (Río Negro),
Madryn (Chubut), Santa Cruz (Santa Cruz), Ushuaia (Tierra del Fuego).
JV. São Paulo, 11 de abril de 2017.
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