Mapuches, Tehuelches y Pampas, dueños de las dos Patagonias hasta 1878-83.
Los Mapuches son el pueblo indígena más numeroso del Chile moderno. Casi un millón de personas se consideran miembros de esa etnía y su cultura.
Los españoles los denominaron araucanos y recorrieron el mundo en las páginas del poema de La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga, el primero a ser producido en tierras americanas.
Habitaban a la llegada de los españoles un enorme territorio desde los valles al norte de lo que hoy es la capital de Chile, Santiago, hasta donde comienzan las islas del Sur, el Archipiélago de Chiloé. Hoy viven en comunidades rurales en el sur de Chile y en grupos menores en el sur de Argentina. Muchos también han migrado a las ciudades, tanto a uno como al otro lado de la cordillera. Es un pueblo con una fuerte identidad y que mantiene vivas la mayor parte de sus tradiciones y su lengua.
En la segunda mitad del siglo xix, Chile estableció su poder estatal sobre los territorios indígenas autónomos en la Patagonia, mediante la llamada "Pacificación de la Araucanía" (1861-83), mientras que la Argentina lo hacía con su "Conquista del Desierto" (entre 1878 y 1885).
Los terratenientes exigían grandes extensiones de tierra para sus proyectos de producción agropecuaria y por eso promovieron la ocupación de los territorios de los pueblos originarios.
Es el caso de la Sociedad Rural Argentina, creada en 1866, que apoyó económicamente la campaña militar en la Patagonia argentina.
Al terminar la conquista, 538 propietarios se habían quedado con 18.668.000 hectáreas que habían estado hasta entondes en manos de los pueblos Pampas, Querandíes, Tehuelches y Mapuches. Los principales beneficiados fueron varios miembros de la Sociedad Rural.
El sometimiento a los pueblos indígenas del sur de Argentina se debe al uso de tecnología moderna de guerra ya que el ejército argentino ya estaba provisto del fusil Remington y de cañones de retrocarga, mientras que el guerrero patagónico no contaba más que con sus lanzas de coligüe y otras armas primitivas. Además el ejército argentino tenía a su lado la ventaja del ferrocarril y el telégrafo.
Nada diferente a la "Conquista del Oeste" de los EEUU.
Nada diferente a la "Conquista del Oeste" de los EEUU.
De los habitantes del mal llamado "desierto" patagónico argentino sobrevivieron apenas 180.000. Muchos de los cuales fueron vendidos o donados como esclavos o siervos. Los que no fueron enviados a trabajos de servidumbre fueron radicados en reducciones, pequeñas tierras alejadas de sus asentamientos de origen e improductivas.
Los pocos sobrevivientes fueron encomendados a tutores, que los utilizaron como mano de obra esclava o servil en las cosechas de uva y caña de azúcar en Cuyo y el norte argentino.
Mientras, las mujeres y los niños eran reducidos a servidumbre por separado, y los más pequeños apropiados. Estas políticas de distribución de nativos aumentó su aculturación y facilitó la explotación por parte de los tutores.
Mientras, las mujeres y los niños eran reducidos a servidumbre por separado, y los más pequeños apropiados. Estas políticas de distribución de nativos aumentó su aculturación y facilitó la explotación por parte de los tutores.
Al final de ambas campañas de conquista y ocupación, el sometimiento a los indígenas a un sistema de radicación arbitrario provocó el empobrecimiento de los mapuches a ambos lados de la cordillera. El asentamiento mal planificado fue el principal factor que llevó al minifundismo mapuche en Chile, una vez que la población crecía y nuevas familias ocupaban la misma extensión de tierra.
Muchas de esas tierras, que representaba menos que el 7% del territorio mapuche autónomo y que ya eran de mala calidad, se degradaron, perdiendo paulatinamente toda su productividad.
El foco cultural mapuche antes de la llegada de los españoles se encontraba alrededor de los grandes ríos del sur de Chile. Era una sociedad ribereña, ya que su vida transcurría a las orillas de los ríos y lagunas que abundan en esa parte del territorio. Por sus aguas remaban en sus canoas, se reunían en los “aliwenes”, y realizaban sus fiestas interminables.
Era una sociedad opulenta y sin Estado, en la cual la cortesía permitía que se mantuviera la paz. Los jefes mapuches, - longkos o cabezas-, dictaban justicia sentados en sus asientos bajo los árboles. Sus sentencias eran inapelables. Enormes familias poligámicas permitían que se relacionaran todos con todos y que la sociedad mapuche fuera una red sólida, entrelazada de parientes.
Todo cambió con la Conquista, que fue una de las épocas más duras y brutales que en la historia humana, en que mundos, sociedades, culturas, seres humanos que no se conocían, ni tenían idea siquiera de su existencia, se encontraron y se enfrentaron en guerras sangrientas. Los conquistadores españoles, con un ímpetu vertiginoso, en pocas décadas cruzaron desde el mar Caribe al norte hasta el estrecho de Magallanes al sur, en una travesía apasionada, codiciosa, y tormentosa.
En el sur de Chile vivía antes de la conquista una población de un millón de personas. En menos de cuarenta años se produjo una catástrofe humana y poblacional entre los mapuches, que fueron diezmados y su población quedó reducida a menos de doscientas mil personas. Esa cifra no volverá a aumentar hasta fines del siglo XX.
Las pérdidas de los españoles tampoco fueron pocas, y entre ellos murió el gobernador y conquistador de Chile, Pedro de Valdivia. El joven guerrero mapuche Lautaro lo venció en Tucapel, en el sur del territorio.
La historia de batallas es interminable. Pero tiene que pasar un siglo hasta que un nuevo gobernador va a los llanos de Quilín en 1641, y firma la paz. El rey de España reconoce entonces las fronteras y respeta la vida independiente de la sociedad indígena mapuche.
La paz lograda en los parlamentos significó un período muy largo de independencia de los mapuches o araucanos. Desde 1598 hasta 1881 van a vivir sin el control del gobierno externo, sin estado, rigiéndose por sus propias normas y leyes. Su territorio se extendió desde el río Bío Bío al norte, hasta las islas de Chiloé al sur y cruzando los Andes por las pampas argentinas dominaron un enorme territorio que se extendía hasta el Océano Atlántico.
La paz de 1641 trajo grandes transformaciones a la sociedad nativa. La sociedad de horticultores y agricultores se transformó de a poco en una ganadera. La adquisición del caballo, que los españoles habían abandonado en sus primeras incursiones patagónicas, transformó a la sociedad indígena en una sociedad ecuestre. En las pampas del lado atlántico de la Cordillera, la que luego sería Argentina, se había multiplicado una masa gigantesca de animales vacunos y caballares en estado salvaje, también olvidados por los primeros conquistadores.
El tráfico de animales, vacunos y caballos, desde las pampas argentinas transformó a los mapuches, y también a los tehuelches, en comerciantes. Arreaban miles de animales hasta las ferias que se habían establecido en la frontera del Bio Bio. Convertidos en carne seca, o “charqui”, ese ganado era embarcado para ser vendido en los prósperos mercados del Pacífico y luego a la reciente California, la Polinesia francesa, Australia y al resto del Pacífico. De este período mercantil globalizado, es el de la platería araucana, expresión de la riqueza de esta sociedad indígena. La gran cantidad de monedas de plata provenientes del activo comercio en la frontera empezaron a ser usadas como materia prima por los artesanos especializados de caciques de la sociedad mapuche. En vez de utilizarlas como valores de intercambio, los orfebres martillaban y fundían las monedas para confeccionar joyas para las mujeres y artículos usados en los arreos y aperos de los jefes mapuches, los cacique o longkos.
La élite chilena, igual que la de Argentina, abraza durante la segunda parte del siglo XIX la idea de las inmigraciones europeas como fuente de civilización y progreso para los países jóvenes de América. Con esta idea y pensando que existían enormes terrenos vacíos en el sur del país, se fomentó la migración. En la década de 1850 llegan los primeros colonos alemanes a Valdivia, más al sur del territorio más densamente poblado por los mapuches.
En 1866 se intenta avanzar las fronteras por el norte, desde el río Bio Bio, 50 km hacia el sur hasta el río Malleco, con el resultado de años de guerras sangrientas entre el ejército chileno de la Frontera y los nativos. Entre 1866 y 1881 hay un período de guerras fronterizas muy agudo tanto desde el lado chileno como argentino.
Chile construyó una línea de fortines que separaba el centro del sur del país, y otra que dividía el territorio indígena del enclave alemán de Valdivia, fundado en la década anterior. Fue un largo período de violencia y una de las páginas más vergonzosas de la historia chilena.
JV. Enero de 2018.
JV. Enero de 2018.
Nenhum comentário:
Postar um comentário