sábado, 17 de novembro de 2018

Izquierda, comunismo, socialismo, socialdemocracia. ¿Es todo igual?

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Izquierda, comunismo, socialismo, socialdemocracia. 
¿Es todo igual?

Nada mejor que la historia y sus datos en documentos - papeles, fotos, filmes, grabaciones, etc- para aclarar las zonceras del presente. 
Meter en una bolsa de gatos a todo pensamiento progresista, de centro o centroizquierda, y mezclarlo con los de las izquierdas, reformistas o revolucionarias, es lo mismo que confundir al fascismo con el liberalismo o el viejo conservadorismo clásico.
Por ejemplo, y para tratar de entender mejor las cosas, la llamada guerra entre Camboya y Vietnam a fines de los años 70, se refiere a una serie de conflictos armados entre los dos países, que terminó con la invasión vietnamita de la Kampuchea Democrática al mando del general Văn Tiến Dũng, que en la Guerra de Vietnam había derrotado a las tropas de Estados Unidos y Vietnam del Sur, resultando la derrota del régimen de los Kemer Rojos y el establecimiento de la nueva República Popular de Kampuchea.
La ocupación de Camboya acabó con el genocidio camboyano - que ocurrió de 1975 a 1979, luego de finalizada la ocupación militar estadounidense- que fue liderado por Pol Pot, quién había llegado al poder durante la Guerra Civil Camboyana, de algún modo paralela al la vietnamita, y que duró de 1967 a 1975, y tras derrocar al mariscal Lon Nol, presidente de la República Khmer, aliada del antiguo Viet Nam del Sur y los EEUU. 
El conflicto, además de mostrar las milenares tradiciones de amistad entre Camboya y Vietnam, también trajo otra vez a luz el profundo conflicto chino-soviético que dividió al movimiento comunista de aquella época. 
El Partido Comunista de Vietnam -PCV- contaba con el apoyo unilateral de la URSS, mientras que el Partido Popular de Kampuchea tenía de aliado a la República Popular China. 
Después de la toma del poder por los Kemer Rojos, la escalada de conflictos fronterizos con Vietnam fue en aumento. Como consecuencia, el 25 de diciembre de 1978 unos 150 mil soldados vietnamitas invadieron Kampuchea y en una ofensiva relámpago tomaron el control de todo el país, incluida la capital Phnom Penh. 
En respuesta al ataque a su aliado, China invadió Vietnam - fue el llamado Conflicto Chino-Vietnamita, de febrero a marzo de 1979- y el enfrentamiento terminaría en un empate simple después de la retirada china, que no quería enfrentamientos con su poderoso rival ruso soviético, ni con la guerrillera Vietnam. 
El 8 de enero de 1979 los vietnamitas crearon la República Popular de Kampuchea, aunque durante los años siguientes la ONU siguió reconociendo a los Kemer rojos como el gobierno legítimo de Camboya. 
Por otro lado, tanto el nuevo gobierno como las tropas vietnamitas estacionadas en el país tuvieron que enfrentar una guerra de guerrillas de un rejunte de grupos armados activos en la región.
La gran presión internacional obligó al nuevo gobierno camboyano — considerado como un estado títere de Vietnam— a realizar una serie de reformas económicas y políticas que llevarían a la retirada de las tropas vietnamitas en 1989 y un mayor control del país. Junto con la restauración de la monarquía en 1993, los Kemer rojos anunciaron su desmovilización en 1999.

Pero, ¿no eran todos comunistas?
¿Cómo se explica todo esto? ¿No era la URSS, así como la China y Vietnam hoy, y aquel régimen genocida derrotado por los vietnamitas en Camboya, todos ellos comunistas?
Existe uma obra de história, sociológica y política de largo aliento, llamada Crisis del Movimiento Comunista Internacional, en dos tomos, de Fernando Claudín, un antiguo dirigente comunista que rompió con el partido (el PCE - Partido Comunista de España), y que trata de explicar sus posiciones políticas presentes. 
A veces, atrás de esas autocríticas se descubre a un renegado, alguien que vende su alma al diablo, y trata de hacer méritos de arrepentido con un anticomunismo frenético, con el que no ataca solo a la burocracia del estalinismo, sino también al anticapitalismo, a las ideas socialistas en general. 
Ese es el caso de un Fernando Gabeira, que después de "Que é isso, companheiro?" revisa su trayectoria de guerrillero y viene girando a la derecha y al neoliberalismo; o el de Aloysio Nunes, ex motorista y guardaespaldas de Marighella en los años 70, más tarde candidato a vice de Aécio Neves contra Dilma en 2014, y actual ministro de Temer. 
Ese tipo de "autocrítica" es nada más que una manera de justificar el poder y servir a la clase dominante. Son los apóstatas integrales, de los que acabo de dar apenas dos ejemplos en Brasil.
Pero cuando leemos Crisis del Movimiento Comunista Internacional, enseguida nos tranquilizamos con el libro de Fernando Claudín porque se trata de un libro honrado, nacido de las reflexiones de un viejo revolucionario que no quiere dejar de serlo, y de un estudio profundo que desmenuza en minúsculos detalles, las batallas ideológicas y políticas en el seno del socialismo (o comunismo, así llamado a partir de la Revolución Rusa de 1917 para diferenciarlo de la Socialdemocracia europea).
En esa obra - y en las de Rosa Luxemburgo y sus polémicas con Lenin sobre la dictadura del proletariado, y en la batalla de Trotsky contra Stalin, y en los escritos de Lucaks, y Gramsci, hay toneladas de temas para la discusión y reflexión sobre los hechos de gran éxito y los fracasos del socialismo.
Pero cuando hablamos de cualquier tema que cuestione algún aspecto del pensamiento liberal, o conservador, y mucho más el del fundamentalismo conservador de varios colores- de inmediato oímos hablar de Cuba, Fidel o el Ché, o de los "fracasos" del comunismo (nunca se habla de las guerras, fracasos y tragedias diversas del capitalismo, o las más de 230 invasiones de los EEUU y sus aliados para imponer su concepto de democracia.

Los médicos cubanos y las reacciones de la derecha
Y así ocurre ahora con el tema de los 11 mil médicos cubanos que están dejando Brasil. No vivo en Cuba, no me voy a Cuba, y tengo mis muchas críticas a Cuba, que seguramente hasta el Ché las tendría, sino quién sabe se hubiera quedado en su segunda patria, en vez de ir a buscar una nueva revolución y una muerte segura en África o en Bolivia. 
No discuto Cuba, a no ser en los hechos: los EEUU no se metieron más con la URSS cuando vieron que los ejércitos blancos no vencerían al Rojo; lo mismo con la China de Mao, y con el Vietnam que les dió la primera zurra histórica, después de 230 países y territorios extranjeros invadidos. 
A Cuba - democracia o dictadura- no la toleran por una cuestión meramente ideológica y claro, por estar muy cerca de Florida, donde hay varios miles de cubanos refugiados. 
De lo que se trata aquí, ahora, es de los 11 mil médicos -cubanos o japoneses, no importa- que van a dejar 30 millones de los pobres más pobres de Brasil sin asistencia médica. Y que no va a ser cubierto ni al 20% en menos de dos o tres años. ya hubo esa oportunidad en 2013 y Dilma solo llamó a a los cubanos cuando vio que los médicos de la Paulista y Leblon no querían ensuciarse las manos con los neguinhos de los grotões. 
Esa es una realidad que me interesa. Si de discutir los éxitos o fracasos del comunismo se tratase, tendríamos que discutir Rosa Luxemburgo y sus críticas a Lenin, Trotsky y sus críticas a Stalin, el maoismo, el castrismo y el guevarismo en el mundo, y otra vez estaríamos discutiendo de éxitos -la Revolución Rusa trajo todas las reformas laborales que la derecha ni el liberalismo europeo y estadunidense querían haber concedido jamás, -y eso hasta los escandinavos, franceses y alemanes lo reconocen!- y lo mismo si se estudia la bipolaridad China-EEUU que tanto lo atemoriza a Trump y sus Red Necks. Cuba tomará sus caminos, pero los nuestros por acá van muy mal, por un muy mal camino.
JV. Bs.As. Noviembre de 2018.

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