Entré en el auto a las 10:40
de la noche del viernes y no paré de manejar hasta que el aviso del
panel tocó y apareció la simpática figura de la tacita de café humeante para
recordarme que hacía una hora que conducía sin descanso.
Entré en la estación de servicios más
próxima, me quité el cinturón de seguridad y recliné el asiento
para relajarme una media hora. Pero apenas empecé la siesta, me desperté con la
sensación de que alguien me miraba desde afuera del auto.
Era una chica, una jovencita de no más de 20 o 22 años, muy tímida. Y muy respetuosamente se acercó a hablarme:
- Señor, buenas tardes, perdone que lo moleste, podría dejarme en el próximo pueblo, a unos 25 kms?
- Sí, sí, claro, entre.
- Voy hasta la comisaría, a hacer una denuncia: estaba en el ómnibus de las 23:00h. cuando noté que me habían robado. Fue un pasajero que se sentó a mi lado. Cuando le avisé al chofer, se enojó y me mandó a salir del vehículo.
-Caramba! Qué situación- le dije, y la dejé a unos 10 metros de la comisaría del pueblo más cercano.
No había pasado ni una hora, y otra vez la encuentro al lado de la ruta, con aspecto desolado, los cabellos revueltos, pálida y con unas manchas de suciedad y de sangre en la ropa.
-Señorita, ¿Qué pasó? -le pregunté, pero no pareció reconocerme.
- ¿Puedo pedirle que me deje en el próximo pueblo, a unos 10 kms de acá?
- Sí, sí, claro, entre.
- Voy a la comisaría, a hacer una denuncia: subí al ómnibus de las 23:00h. y me di cuenta que un pasajero que se sentó a mi lado me había robado. Le fui a avisar al chofer, pero se puso furioso y me empujó con fuerza para abajo de la escalerilla del colectivo. Abrió la puerta y arrancó a los gritos.
Me quedé sin palabras, no supe qué decirle, pero le pasé el botiquín de primeros auxilios para que se limpiara y desinfectara los arañones y lastimaduras. Noté que esta vez no tenía ni su valija ni la mochila. La dejé en la comisaría del pueblito siguiente, veinte minutos más tarde.
Paré el coche en la estación de servicios más cercana, pedí un sánduich de milanesa y un café con leche en el restaurante y volví al auto para dormir una media hora. Estaba oscuro y frío y tuve que ponerme una colcha para no congelarme. Pero no pude dormir y salí en pocos minutos.
No había manejado ni siquiera diez
kilómetros cuando una gran operación de bloqueo de la policía caminera me
detuvo en una cola de más de veinte vehículos. Estaban pidiendo documentos y
revisando con linternas y un gran aparato de búsqueda, probablemente atrás de
algún fugitivo.
- Documentos, por favor. Bájese del coche y abra el portaequipajes, señor.
- Buenas noches. ¿Qué ocurrió?
- Estamos buscando al chofer del colectivo de las 23:00h. Mató una pasajera y se fugó junto con uno de los pasajeros que también está prófugo. Antes de salir incendiaron el ómnibus.
- ¿Cuándo ocurrió todo eso?
- Ayer viernes, poco después de la
salida del ómnibus de las 23:00h.
Fin
JV. Catamarca. 25 de abril de 1978.
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