quarta-feira, 6 de janeiro de 2016

La vaca lechera, los guerrilleros del Maqui y los cencerros burlones



La vaca lechera, los guerrilleros del Maqui y los cencerros burlones y El lector de Julio Verne

Por Ángel Stival

Los hay que andan por la vida proclamando con aire triunfal que no se arrepienten de nada. Me arrepiento de muchas cosas. Casi siempre es la ignorancia la que gatea entre los errores. Una de ellos es haberle cambiado la letra a La vaca lechera, una canción más bien tontona que escuchaba de boca de mis abuelos españoles (y anarquistas) en la década del 50. 

Tengo una vaca lechera
No es una vaca cualquiera
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Un cencerro le he comprado
A mi vaca le ha gustado
Me da leche merengada
Ay que vaca tan salada
Tolón, tolón…

Una de nuestras “ingeniosas” travesuras era modificar la letra así:

Tengo una vaca lechera
No es una vaca cualquiera
Me da leche con cicuta
Ay que vaca hija de puta
Tolón, tolón.

Había otras variaciones pero esa es la única que recuerdo.
Acabo de enterarme por El lector de Julio Verne de Almudena Grandes, libro recomendado por Carmen Orrico durante la champaneada de Rubén, que la canción encerraba una burla insoportable de los republicanos hacia la Guardia Civil del generalisimo Franco.

El lector de Julio Verne cuenta que en ciertas ocasiones propicias los pobladores de Fuensanta de Martos (provincia de Jaen) la cantaban, lo que enfurecía a los franquistas. La clave era que a la vaca lechera le gustaba el cencerro que le habían comprado. Y Cencerro era un legendario guerrillero, un maqui que era inhallable (e inmortal) en las serranías que rodeaban al pueblo. Cuando mataban un Cencerro, otro hombre del pueblo desaparecía de los lugares que solía frecuentar y ocupaba su puesto. Al principio era el nuevo Cencerro, pero enseguida nomás era Cencerro a secas. Y la pesadilla de los milicos se renovaba.

No sé si mis tíos (mallorquines ellos) conocían esa simbología. Igual me arrepiento de haberle faltado el respeto, por ignorante, a su canción.

No me arrepentiré nunca, en cambio, de haber seguido el consejo de Carmen. El libro es maravilloso y ya nos empieza a deleitar desde su epígrafe:

4
(Interpretación del pesimista)

Nada es lo mismo. Nada
Permanece.
Menos
La historia y la morcilla de mi tierra:
Se hacen las dos con sangre, se repiten.

Ángel González, “Glosas a Heráclito”.



Para ampliar más sobre lo que nos cuenta Ángel, veamos lo que dice Paula Corroto en
"El guerrillero Cencerro resucita"
PAULA CORROTO
Un manto de olivos cubre toda la Sierra Sur de Jaén. Paraje fronterizo, a sólo 50 kilómetros de Granada, pespunteado por pueblos blancos como Alcalá La Real, Fuensanta de Martos y Valdepeñas de Jaén. En este lugar, verdiblanco, y de mucho frío en invierno, hace 65 años se suicidó Tomás Villén Roldán, ‘Cencerro', legendario guerrillero antifranquista, luchador incansable cuya historia quedó sombreada durante decenios "por miedo" a las represalias, según relató hoy su nieta Esther Estremera.
En las décadas siguientes a su muerte, "en la época en la que no se podía hablar del abuelo", su esposa, que llegó a pasar nueve años y medio en la cárcel por afirmar que esperaba un hijo de él, sus hijas y nietas, sólo recordaron "la rabia y el terror" de último paseo del cadáver por las calles de Valdepeñas aquel 18 de julio de 1947, cómo tuvieron que lavarle las heridas y, finalmente, casi a escondidas, darle sepultura en el cementerio del municipio de Castillo de Locobín.
La escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) ha resucitado ahora a este guerrillero en su último libro, El lector de Julio Verne. La guerrilla de Cencerro y el trienio del terror, Jaén, Sierra Sur, 1947-1949 (Tusquets), segunda novela de los Episodios de una Guerra interminable que comenzó en 2010 con Inés y la alegría, en la que relataba la rebelión contra Franco de un grupo comunista en el Valle de Arán en 1944.
'El lector de Julio Verne' es una de las grandes apuestas de Tusquets para esta temporada
Con una mezcla de "aventura", educación sentimental y "terror", Grandes se sumerge esta vez en la guerrilla antifranquista del sur de España, "una gran desconocida, puesto que la guerrilla se suele vincular al norte, pero lo cierto es que no hubo una población tan activa contra el régimen como la que se desarrolló en la sierra sur de Jaén", afirmó hoy la escritora, quien también insistió en que esta es su primera novela que no transcurre "en ningún episodio" en Madrid.
Con una tirada de 150.000 ejemplares, El lector de Julio Verne es una de las grandes apuestas de la editorial para esta temporada. Apabullante fue también esta mañana el despliegue mediático para la presentación del libro en la localidad de Alcalá La Real, donde, además de periodistas, participaron las autoridades de la zona y libreros. También acompañó a la autora Cristino Pérez Meléndez, catedrático y amigo personal de la escritora, que fue quien le inspiró el personaje del niño Nino, el chaval hijo de guardia civil, que vive en una Casa Cuartel y que hila todo el relato.
"Fue Cristino, hijo de Guardia Civil, quien me contó durante un viaje a Marruecos la historia de unos billetes firmados en los que se podía leer: 'Así paga Cencerro'. Eso ocurrió en su pueblo y aquello me impresionó porque era un guerrillero legendario de verdad. Esta es una crónica de la época más terrible en tiempos de paz de la historia de España. Es el trienio del terror, cuando Franco decidió acabar con la guerrilla", resaltó Grandes.
Grandes se sumerge esta vez en la guerrilla antifranquista del sur de España 
En esta novela, que abarca poco más de 400 páginas, la escritora incide, a través de la voz de Nino/Cristino, en dos aspectos: el terror que también pudieron a llegar a sentir los represores y la idea de la cultura como salvación. Para Grandes, notable cronista de la intrahistoria, de la cotidianidad que esconde el gran acontecimiento, "los personajes malvados también tienen que tener luces. El mal está a veces soportado por personas que no lo reflejan. Y es lo que ocurre en esa Casa Cuartel. En esta historia quería profundizar en el interior de los represores, que también sintieron miedo y humillación".
La metáfora de una especie de Biblioteca de Alejandría que Nino encuentra en la casa de una maestra represaliada es el otro pilar de esta novela. No es casual que Grandes cite a Julio Verne, "uno de los escritores que leí en mi infancia". Para Nino, estas novelas de aventuras (más las de Benito Pérez Galdós) le abren un mundo fascinante y muy diferente al horror de cada día, a los gritos de los interrogatorios por los que incluso tiene que mentir a su hermana diciéndole que se trata de ruidos de la radio. "Todas las novelas hablan de amor, aunque no cuenten historias de amor, y tienen la capacidad de desviarte del modelo que tenías asignado desde pequeño", destacó la escritora.
Mientras Grandes hilvanaba su relato esta mañana, a su lado permanecía muda Esther Estremera, la nieta del guerrillero Cencerro. Cuando habló lo hizo con un cierto temblor en la voz. Era la emoción por recordar al abuelo del que durante tantos años jamás se pudo decir nada, a pesar de que su hija, la madre de Esther, "siempre nos transmitió el orgullo de tener un padre luchador. No era una bandolero, ni asaltaba a la gente, sino que defendió la República y la libertad", apuntó vehemente su nieta. Ella tampoco quiso olvidarse de todas aquellas personas que aún siguen buscando a sus familiares represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo: "Nosotros nos sentimos privilegiados porque sabemos dónde está mi abuelo, pero hay que entender y apoyar a todas esas personas que aún siguen buscándolos".
Y tranquila, pero con el nerviosismo del recuerdo, remató sus palabras con un guiño cariñoso al juez Baltasar Garzón: "Le conocí y me dijo que siempre siguiéramos luchando. Y es lo que vamos a hacer, seguir". 65 después Cencerro ya tiene su lugar en la historia.
Fuente: http://www.publico.es/culturas/guerrillero-cencerro-resucita.html

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