terça-feira, 9 de agosto de 2011

Los Troperos y el Mercosul del Siglo XVI y XVII






Los Troperos y el Mercosul del Siglo XVI y XVII

Hasta poco tiempo antes de los años de Artigas –el Protector de los Pueblos Libres, era difícil hablar de un sur del inmenso Brasil; en realidad, cuando todavía se vivía el comienzo de la explotación minera, América del Sur estaba partida por la línea del Tratado de Tordesillas y, en teoría al menos, la región que ahora se llama Rio Grande do Sul pertenecía al dominio de España. Las actividades económicas se parecían muchísimo a las de Argentina, Paraguay y Uruguay, que en esa época eran el Virreinato del Río de la Plata. El ganado criado en la región platina abastecía a las minas de plata del Perú, y las mulas de Catamarca, Salta y Córdoba, transportaban desde el Alto Perú –hoy Bolivia- para el interior del Río de la Plata y del imperio luso-portugués, la carne en forma de charqui de las propias mulas y burros, y los productos que llegaban desde España. En el sentido inverso, traían de vuelta, desde las minas, la plata que era embarcada en los ríos del Plata y en el puerto de Buenos Aires, y secundariamente, en el de Montevideo, aunque era en este puerto mejor equipado, y allí se concentraba también el comercio esclavista.

Todo ese movimiento estimuló al imperio portugués a intervenir con sus armas en la región. Incluso antes del Tratado de Madrid, en 1750, Portugal ya soñaba con incorporarla a sus dominios, interesado en participar en el comercio local. Así nació en 1680 la Colonia del Sacramento y se estimuló la ocupación de las tierras “gaúchas”, primero en Rio Grande do Sul y luego en el territorio uruguayo, al que se le llamó “provincia Cisplatina”, más tarde.

Sin embargo, a lo largo del siglo XVI y a inicios del XVII, Rio Grande do Sul era una verdadera tierra de nadie, habitada por los indios charrúas y, de a poco, por las grandes levas de guaraníes convertidos al cristianismo que acompañaban a los jesuitas en su proyecto de las misiones. Por allí pasaban a menudo algunos bandeirantes en busca de indios para esclavizar. Ese cuadro se modificó a principios del siglo XVII, con la llegada de los padres jesuitas a la región formada por los actuales estados brasileños de Rio Grande do Sul y Paraná, y por el noreste de Argentina y del Paraguay.

El crecimiento de las misiones introdujo la actividad ganadera extensiva, con el ganado suelto en las praderas, que alimentaba a los indios catequizados y a los padres misioneros. La región empezó a ofrecer cada vez más nuevos atractivos a los portugueses y sobre todo a los bandeirantes paulistas: los indios esclavizados y el ganado. Varios ataques a la región se sucedieron entonces, como los de Antonio Raposo Tavares.

Las agresiones de los bandeirantes y los conflictos de frontera entre Portugal y España llevaron a los jesuitas a transportar las reducciones hacia la región noroeste de Rio Grande, donde fundaron los Siete Pueblos de las Misiones. Funcionaban allí con autonomía de los gobiernos europeos y no respetaban las decisiones adoptadas en las metrópolis española o portuguesa. Todo esto fue lo que llevó la represión a las Misiones, y pese a la resistencia de los padres e indios, las Misiones fueron destruidas, dejando grandes rebaños bovinos y caballares, sueltos por las praderas. Esto sería más tarde la base de la economía “gaúcha”.

Os Tropeiros

En el siglo XVIII la economía colonial brasileña crecía junto con su territorio. Y la necesidad de abastecer los florecientes centros urbanos de Minas Gerais y São Paulo impulsó a formar grandes tropas de mulas de transporte de provisiones y mercancías. Los arrieros y conductores de esas tropas eran llamados por los brasileños y los portugueses “os tropeiros”.

En Sorocaba, interior de São Paulo, grandes ferias ganaderas ocurrían durante todo el año, comerciando animales y productos con los garimpeiros buscadores de oro, y exploradores. Los comerciantes se hacían traer por arrieros gauchos los vacunos; los caballos venían desde las Vaquerías del Mar, y los mulares de Córdoba, la Pampa y los Valles de Catamarca y Salta.

Leia mais, em português, sobre os tropeiros:

Nos Séculos XVII e XVIII, os tropeiros eram parte importante da vida da zona rural e das vilas pequenas do sul do Brasil. Vestidos como os gaúchos rioplatenses, com chapéus, ponchos e botas, os tropeiros dirigiam rebanhos de gado e levavam bens pela região para São Paulo, que eram vendidos na feira de Sorocaba. Do interior de São Paulo, os animais e mercadorias seguiam para Minas Gerais, Goiás e Mato Grosso.

Em direção às minas, o transporte era no lombo de mulas pelos acidentes geográficos da região, que dificultavam o transporte. Em Goiás e Mato Grosso, a maioria dos produtos eram transportados pelos rios, nas chamadas monções.

Muitos paulistas e vicentinos, ou seus descendentes, viraram tropeiros, assim como muitos homens de origem portuguesa. Mas como a Capitania de São Vicente prosperava de modo lento e limitado, obrigava a muitos de seus habitantes a subirem a serra e a povoar o planalto, nascendo assim a vila de São Paulo, formada pelos mais pobres, que abandonavam o litoral. A precariedade da agricultura de subsistência determinou a busca de atividades complementares, gerando o bandeirismo; mas não todos os paulistas viraram bandeirantes. Muitos dos que se dedicaram à captura de indios, se fixaram no sul e se integraram ao comércio no lombo de mulas.

Com uma população de vicentinos e portugueses, a vila de Laguna era o ponto extremo do litoral brasileiro de onde saiam muitas famílias para outras áreas do interior sulista, atrás do apresamento de indígenas e a criação de gado, nas missões jesuíticas.

A própria história do Rio Grande do Sul tem origem no tropeirismo. Necessitados de povoar a região, os interesses portugueses fizeram com que o governo imperial permitisse o acesso à terra e aceitasse de fato um alto grau de autonomia para a região, o que gerou o predomínio da grande propriedade no século XVII, em beneficio de poucas famílias.

O tropeiro começava as atividades ainda criança, acompanhando o pai, que era negociante na compra e venda de animais, ou condutor da tropa. Eram parte da indumentária o chapelão de feltro cinza, de abas viradas, a camisa escura e grossa, o poncho sobre os ombros, as botas de couro, altas para proteger as pernas nas matas alagadas.

No Rio Grande, Viamão era um dos focos do comércio e da formação de tropas que tinham como meta os mercados de São Paulo. Porém, de outas regiões, mais ao sul partiam as tropas, quase sempre com o mesmo destino. Nesses trajetos, os tropeiros seguiam o curso dos rios ou atravessavam as áreas mais abertas, os “campos gerais”. Mas mesmo pelos caminhos mais seguros, o trajeto durava muitas semanas. Ao final da jornada era acesso o fogo, para depois dormir na tenda com os mesmos couros que cobriam a carga dos animais, deixando alguns para deitar no chão, enrolados em ponchos. “Encosto” era o descanso em pasto aberto e “rancho” quando ocorria num abrigo construído. Pasado o tempo os pousos nos ranchos viraram povoados e vilas, e assim, dezenas de cidades do interior no sul do Brasil e de São Paulo, tem sua origem nas atividades dos tropeiros.

Dessa maneira, a influência espanhola se fez sentir no Rio Grande do Sul –e na economia paulista, mineira e goiania- desde a sua formação. Poderia mesmo ser dito que, sem a participação espanhola, a pecuária -que seria a base da economia gaúcha durante todo o século XIX e início do XX - não existiria com a importância que tem. Não poderia ser de outro modo. Afinal, o Rio Grande representou a principal zona de contato - e de grandes conflitos – do Imperio com os vizinhos espanhóis primeiro, e com o Uruguai, o Paraguai e a Argentina mais tarde. Na realidade, as bases do Mercosul vem existindo há mais de quatro séculos.

Leia mais em: El Barrio del Tambor en Montevideo y los Morenos de Artigas. Trecho de “De Utopías y Amores, de Héroes y Demonios de la Patria” Javier Villanueva, 2005.


Veja também “La guerra del Contestado” em: http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com/search?q=misiones  


Ou em: http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com/2011/05/la-guerra-del-contestado.html  



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