sábado, 27 de junho de 2020

Juan M. Fangio, campeón de Fórmula 1, secuestrado por el Movimiento 26 de Julio.

Revista Bohemia

Juan Fangio, campeón de F.1, 

secuestrado por el  

Movimiento 26 de Julio de Cuba.

Dicen que el argentino Juan Manuel Fangio, uno de los automovilistas más famosos de la historia de la Fórmula Uno, vivió un secuestro en Cuba que le pudo haber salvado la vida. Era el domingo, 23 de febrero de 1958, y el quíntuple campeón del mundo de Fórmula Uno había sido invitado a participar en el 2º Gran Premio de Cuba por el gobierno de facto del dictador Fulgencio Batista.
Fidel Castro — el líder del Movimiento 26 de julio, la guerrilla legendaria que se había establecido en las montañas selváticas de la Sierra Maestra— ya aparecía en toda la prensa internacional como un factor de inestabilidad revolucionaria en la isla, que para aquella época era un enclave turístico y comercial en las manos de la mafia ítalo-estadounidense.
El mundo ya había puesto sus ojos en Cuba cuando, tan solo un día antes de la carrera programada, un comando del 26 de julio asaltó el Banco Nacional de Cuba y, en vez de expropiar dinero para las acciones revolucionarias, incendió una pila de cheques.
La lucha de los jóvenes barbudos castristas en contra de la miseria, la represión y la intervención estadounidense, que había convertido a Cuba en un antro de corrupción, prostitución y drogas, tenía cada vez más eco entre los cubanos y resonaba por el mundo.
La carrera de coches, que iría a ocurrir en el Malecón de La Habana, contaba con los mejores pilotos del planeta, era la maniobra que Batista, presionado por su creciente impopularidad, para cambiar la atención de la población y la mirada internacional. Pero también era una oportunidad perfecta para que el 26 de Julio y Fidel Castro pudieran denunciar la  tiranía de Fulgencio Batista.
Pero los planes del gobierno fueron contrariados aquel domingo 23 de febrero de 1958 por un jovencito delgado y alto que usaba al nombre de combate de El Chueco— Disculpe, Juan, va a tener que acompañarme, le dijo El Chueco al piloto argentin,o en pleno lobby del Hotel Lincoln de La Habana, donde Fangio estaba hablando con sus mecánicos.
El joven, Manuel Uziel, apuntaba con su arma al argentino, que con aparente calma lo siguió y subió a un auto con el guerrillero.
Finalmente, al día siguiente, lunes, la carrera se hizo, aunque sin Fangio. Pero ocurre que hubo un accidente y murieron seis personas; otras 40 resultaron heridas.
— Me hicieron un favor—, dijo Fangio después del secuestro.

Un hotel de 90 años

Sesenta y dos años después, el hotel Lincoln, reparado para celebrar sus 90 años de fundación, muestra en las paredes del salón principal pinturas de varios artistas cubanos dedicadas al argentino, y algunas fotografías de la época que relatan el secuestro. En una de ellas aparece Fangio durmiendo enrollado entre varias sabanas.

Vueltas por el Vedado

Después que los secuestradores del comando dirigido por Oscar Lucero, salieron con Fangio en tres coches, se dirigieron a la casa #160 en la calle 22 del distinguido barrio de El Vedado, que había sido alquilada por los guerrilleros para la primera noche, pero por fin solo se quedaron media hora en él, pues decidieron a último momento cambiar de lugar para garantizar una mejor protección de la operación. Y se fueron a otra casa, todavía existente hoy, que tiene un pasillo lateral que no se ve a simple vista desde afuera, y que da a la calle de atrás de la residencia. Eligieron esa casa para poder escapar rápido por esa salida oculta en caso de ser descubiertos.
Pero tampoco se sintieron seguros en esa segunda casa, y fueron, en los mismos vehículos, y por increible que pueda parecer, con las ventanillas abiertas, paseando al mejor piloto del mundo secuestrado, a otra casa, la tercera en una misma noche, en el sector del Nuevo Vedado.
Según cuenta el periodista argentino Santiago Senén González, "en el traslado no le vendaron los ojos (a Fangio), por lo que pudo ver hasta el número de la casa". "En el nuevo destino había mucha gente que festejaba el éxito de la acción armada; algunos pedían autógrafos al campeón que, sin nada que temer, se atrevió a comentar que no había cenado", escribió Senén. Y entonces le dieron de cenar papas fritas con huevos.
En esa tercera casa, la del número 42 de la calle Norte en Nuevo Vedado, una de las zonas más elegantes de la ciudad, existe una plaquita que dice: "En esta casa fue escondido Juan Manuel Fangio, campeón argentino de automovilismo".
En la residencia donde durmió Fangio, hoy se venden bolsas de hielo. Pertenece a Yamilé del Vallín, de 56 años. El ya fallecido padre de Yamilé, don Jesús del Vallín, fue miembro del Movimiento 26 de julio y si bien no actuó de modo directo en el secuestro del piloto argentino, más tarde militó junto con Faustino Pérez —uno de los líderes de la operación— en la lucha clandestina contra Batista.
Hasta la casa del tío del Che Guevara
Santiago Senén González cuenta que después de la carrera, y ya con su objetivo cumplido, los guerrilleros no sabían cómo liberar a Fangio, uno de los momentos más arriesgados de ese tipo de operaciones, sin que corrieran riesgos. "El temor provenía de la posibilidad de que la gente de Batista matara al corredor para culpar y así desprestigiar a Fidel Castro", cuenta el periodista argentino.
Por fin se decidieron a contactar al embajador argentino, que casualmente era el tío de Ernesto Che Guevara, don Raúl Guevara Lynch.
A eso de las 11 de la noche los guerrilleros fueron hasta la residencia de Mario Zaballe, el agregado militar de la embajada argentina,  donde el Movimiento 26 de julio y Raúl Guevara Lynch habían acordado la entrega, en el edificio #20 de la calle 12 del Vedado, piso 11º A, donde hoy se encuentran dos torres de veinte pisos de una de las residencias estudiantiles de La Habana, aunque el departamento en el la guerrilla entregó a Fangio todavía pertenece a unas familias particulares.
Francisco Fuentes, que vive hasta hoy en ese mismo local, recuerda que todos los días 24 de febrero de cada año, Arnold Rodríguez, el hombre que entregó a Fangio a la embajada, venía a su casa y se tomaban un té en la ventana, conversando sobre el hecho. 
Cuenta la historia que el guerrillero Arnold Rodríguez y Juan Manuel Fangio terminaron siendo grandes amigos después del secuestro, y que el piloto volvió a visitar la isla varias veces después del triunfo de la Revolución Cubana. Contaba Arnold Rodríguez que, cuando llegó Fangio con los guerrilleros, los diplomáticos argentinos se quedaron muy tensos, pero Juan Manuel Fangio les dijo: "Estos son mis amables secuestradores, mis amigos secuestradores".

JV. La Habana, agosto de 2020.


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