Otro compañero de los años 70, también de la vieja Izquierda Socialista argentina –al que vamos a llamar “amigo 2”– me escribe y comenta la charla que tuvimos durante la semana pasada con el “amigo
J.V.
"En
relacion a los años 60 y 70, en lo que a mí me toca, yo no estuve en la
guerrilla solamente porque era medio chiquito; y aparte, los militantes de mi
ciudad me convencieron para quedarme con ellos. Ahora, a la distancia, me doy
cuenta que le pisamos la cola al león, no digo que haya sido de vicio, porque
el sistema se lo merecía, pero sí digo que peleamos como unos boludos, porque
eramos un puñado, ese animal era muy grande y las masas estaban en otra cosa.
Jorge Zabalza (el tupamaro testarudo) dijo algo
así como "entramos como a un partido de fútbol contra el estado, las
tribunas estaban llenas con las masas, confiábamos que esas tribunas entraran a
la cancha y los llenáramos de goles. Desgraciadamente nadie entró a la cancha,
y fueron ellos los que nos llenaron a goles".
Hoy por ejemplo resulta que en Argentina, en las
fábricas, los trabajadores eligen comisiones internas tremendamente combativas
y clasistas, y simultáneamente elevan conducciones para los sindicatos que son
totalmente conciliadoras y pro-patronales.
Las masas se manejan con un sentido de la utilidad individualista que es espectacular. En unos momentos más, en otros menos, pero es así.
Yo me pregunto, ¿qué revolución pueden hacer esas masas?
Las masas se manejan con un sentido de la utilidad individualista que es espectacular. En unos momentos más, en otros menos, pero es así.
Yo me pregunto, ¿qué revolución pueden hacer esas masas?
Por supuesto que sigo pensando que el ser humano
puede ser mejor. Es más, hay muy buenas personas que, sin andar con el rótulo
en la frente, son en los hechos socialista, comunistas y revolucionarios.
Hoy por hoy yo me niego
a andar como un testigo de Jehová convenciendo a la gente a hacer la revolución.
Tambien me niego a convertirme en un individualista con mayusculas.
Entonces ¿qué hago? trato todos los días de
obtener cosas para vivir un poco mejor, y eso puedo hacerlo solo o con varios,
en beneficio mío o mio y de esos varios.
Y creo que por ahí pasa
la cosa: pensar y obrar de modo que se puede avanzar de conjunto y no pisarle
la cola al león si no tenemos la seguridad de que lo vamos a hacer derrotar.
Acá, en Argentina el
gobierno está haciendo muchas cosas que están por delante de lo que le da la
cabeza a las masas. Pero también está haciendo muchas cosas equivocadas. Ahora bien,
por esto ultimo no lo voy a voltear al gobierno, porque tiraría por la borda todo lo
positivo.
Por otra parte, ¿quien
tomaria el poder? ¿nosotros? ¿o los reaccionarios que están combatiendo a este
gobierno, no por sus errores, que por otra parte los continuarían haciendo, sino
por los beneficios, que aunque sean pocos, recibimos los de abajo?
En síntesis, para mí,
todo individuo debería producir riqueza por lo que puede, y recibir riqueza por
lo que necesita. (1)
En la cabeza de los
individuos no está ese concepto. Al contrario, se trata de producir lo menos
posible y de recibir la mayor cantidad (2).
Entonces, andar
pregonando las ideas maximalistas es, por un lado, una perdida de tiempo y por
otro andar buscando que te derroten.
Lo que sí se puede -y se
debe hacer- es luchar por obtener una mejor vida en todos los aspectos y
hacerlo colectivamente, respetando los miedos, las dudas y los tiempos de ese
colectivo al que llamamos “masas”.
Finalmente, admito que tal
vez estos pensamientos tengan un monton de contradicciones. Por otra parte, no
resuelven el enigma más importante que tiene la izquierda desde sus origenes –o
por lo menos en mi cabeza- que es la transformacion de la conciencia para pasar
de una ideologia individualista (2) a una colectivista (1). Y ahora me pregunto
¿es eso posible? ¿o será que el hombre es el lobo del hombre?
Bueno Javier, estas son
algunas reflexiones, primero desde el corazon, luego desde la cabeza.
Un abrazo,
tu gran
“amigo 2” .
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