LOS AFICIONADOS BUSCAN INSPIRACIÓN; LOS DEMÁS NOS LEVANTAMOS
Y NOS PONEMOS A TRABAJAR.
PHILIP ROTH, "ELEGÍA".
Ponerse a trabajar es una buena oportunidad para pensar que
la filosofía es por sobre todo una disciplina de creación, consiste en la
creación de conceptos. Los conceptos se extraen de las ideas y todos podemos
tener ideas aún cuando las tomemos prestadas. Es desde ideas prestadas que
pretendo hilvanar algunos conceptos de Nietzsche.
La era Google, ha vuelto casi inútil a la época de las
bibliotecas reales, la cita siempre se encuentra a pocos golpes de teclado,
allí está Google, burlando la colección de libros y artículos sobre papel, como
una amenaza a la custodia privada del saber. Después de Google, no hay
erudición sino links.” Se produce un achicamiento del imaginario, un estrato
cultural mundializado se desarrolla con una rapidez fulminante alimentado por
Internet y el funcionamiento en red de los grandes medios de comunicación, esta
monocultura agota el imaginario y los modos de vida en la superficie de la
tierra.
Existe un gran agujero en medio nuestro que nos sofoca el
habla y absorbe las voces que vienen de los otros. Este agujero se amplía como
el de ozono y va comiéndose el cielo. Como si poco a poco nos comiese el
cuerpo. Pareciera que así la vida se empobrece. Primero, las palabras. Algunas
para comenzar, después muchas, en un inmenso torrente desaparecen del
vocabulario. Con las palabras se desvanecen también las ideas, las sensaciones,
los sentimientos. ¿Será que ya no necesito expresarme, que todo me expresa, y
mucho mejor de lo que yo podría hacerlo?. Entonces, me planteo ¿quién soy yo
para pretender expresar mis emociones, más fuertes que todas aquellas de las
que soy capaz? Por eso me callo. En Google están todas las respuestas. Allí
está Google: Por eso me callo.
“Y Zaratustra habló así al pueblo: Yo les enseño el
superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué han hecho para
superarlo? Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de sí mismos:
¿y quieren ser ustedes el reflujo de ese gran flujo y retroceder al animal más
bien que superar al hombre?”
Nietzsche, En Así habló Zaratustra, intenta “devolver a la
existencia el carácter de la libertad, de la soltura, y, con ello, de la
osadía; arrojar las cargas opresoras que, en forma de Dios, moral y más allá
estrechan, refrenan y determinan al hombre desde fuera; ganar para la libertad
humana un nuevo campo donde ésta pueda desarrollarse, en que se organice
enteramente de nuevo y donde pueda disponerse a hacer nuevos ensayos
vitales”.
Para Zaratustra/Nietzsche el hombre tiene imagen bifronte: se
trata del superhombre y del último hombre. Zaratustra esboza la imagen del
superhombre en la plaza ante la muchedumbre de “últimos hombres”, quienes “han
perdido todo idealismo, toda fuerza para trascenderse a sí mismo, que ya no se
atreve a nada” , agotado el imaginario, empobrecida la vida, callan. “El ultimo
hombre es el hombre del nihilismo pasivo, que no cree ya en nada, en el que se
ha consumido y extinguido la potencia creadora del ser humano, que no hace otra
cosa que vegetar.” Los valores tradicionales someten a las personas a un estado
de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Esos
valores tienen que desaparecer para que aparezcan otros nuevos. El Superhombre
(Übermensch) es una persona capaz de generar su propio sistema de valores
identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder.
El hombre débil y sufriente que no puede superar por sí mismo su dolor busca
consuelo en el más allá. En esto se apoyan las creencias en Dios, la Moral y la
Metafísica. Nietzsche habla de la "muerte de Dios". Pero advierte
sobre el "último hombre", que es aquel que se conforma con lo
superficial, que no se conmueve ni por la "muerte de Dios". A este
tipo de hombre Nietzsche lo considera despreciable. Con la formula “Dios a ha
muerto”, Nietzsche propone una liberación. Dios ha muerto es una proposición
pluralista ya que al morir Dios son varias las muertes que se producen. Por
ejemplo, muere lo sobre-humano como una ilusión humana. Es decir, Nietzsche
pretende producir una liberación al desenmascarar al idealismo sacando a la luz
la mentira de la metafísica; esa vieja cosa que aloja en sí milenios de
prejuicios y de engaños que ha organizado la vida de los hombres durante
siglos. La idea de Dios expresa una voluntad de nada que acciona la depreciación
de la vida: “Si se sitúa el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino
en el “más allá”-en la nada-, se despoja la vida de gravedad.” (Nietzsche, F.:
El Anticristo; 43.) Liberarse es percibir el carácter riesgoso de la
existencia. Hacernos cargo del azar y no seguir temblando de miedo bajo esa
sombra de Dios. La vida es experimento. Con la muerte de Dios Nietzsche intenta
liberarse de la metafísica y con ella de la idea de un mundo suprasensible,
mundo de las ideas que aplasta y anonada al hombre coartando su libertad de
experimentar, la libertad de la vida, voluntad de poder superarse. Nietzsche
defiende el coraje de actuar y de pensar, para ello debe abatir a martillazos
lo que denomina espíritu y que tiende a impedir la experiencia. Nos estimula a
"Vivir peligrosamente. Esa es la consigna que guía al filósofo
experimental. Endeble en su desprotección, el filósofo experimental sabrá sin
embargo procurarse antídotos adecuados; estilo y temples de ánimo elevados lo
mantendrán en su camino.. En lo colectivo y en lo personal, hay que tener el
coraje de hacer experiencias, buscar caminos de autoafirmación. Darnos cuenta
de que estamos a la intemperie y no buscar que ningún otro resuelva los
problemas. Estamos solos y tenemos que construirnos”.
Vivir y pensar como puercos de Gilles Châtelet, es el título
de uno de los textos más virulentos sobre las condiciones de vida
contemporáneas. Allí Châtelet dice que la Mano invisible del Dios Mercado hace
de todos nosotros ganado cibernético que pasta mansamente entre los servicios y
mercancías ofrecidas. Asistimos con un extraño deleite a la fluidificación
total, desde las condiciones de contratación y de trabajo hasta las relaciones
conyugales. Terminamos admirándonos con la volatilización final, no sólo del capital,
de los servicios, del trabajo sino hasta del hombre. El hombre fluido, el
trabajo flexible, el capital volátil. El resultado es una extraordinaria
operación de anestesia social, fundada en la unidad atómica indispensable, el
hombre medio estadístico, el consumidor ideal, de bienes y servicios, de
entretenimiento, de política, de información, el ciber-zombie. El hombre medio
es el resultado de esa fabulosa ingeniería social: he aquí nuestro encuentro
con la modernidad, la capitulación elegante ante los dictámenes de la Mano
invisible, el contra ataque planetario de los imbéciles. Esto nos ha despojado
del poder de cantar, tartamudear, llorar o sentir. Privados del canto, de las
palabras, del cuerpo, de la vida, vivimos la pauperización de la experiencia.
La vida es una prisión cuando no la construimos y cuando el tiempo de la vida
no es aprehendido libremente. Entonces, vivimos aprisionados, prisioneros, a
cielo abierto. se debe a la manera en que el capitalismo actual invadió las
esferas más privadas e íntimas de la vida humana, desde la fe hasta el cuerpo
biológico. Para el capital no existe más exterior.
El leitmotiv de las modernas sociedades de consumo se basa en
la multiplicación de los deseos, lograr que muchos se interesen por algo que no
necesitan, pero que no obstante anhelan. Entonces, para vender, tanto sirve
comprender los deseos de los potenciales clientes y satisfacerlos, como
promover como deseables cosas que hasta entonces no lo eran para nadie. La
manera de vivir individual es un fractal del mundo capitalístico. Esta es una
puerca forma de vida. Rechazar esta forma de vivir, no a mí mismo ni al otro ya
que me empantanaría en el resentimiento, rechazar esta manera de vivir hasta la
raíz mediante el odio, como propone Santiago López Petit , permite diferenciar
la manera que queremos vivir. Al rechazar un estilo de vida que no quiero
inauguro la posibilidad de otro mundo posible. Posibilidad que esta realidad,
por estar tan identificada con el capitalismo al punto de coincidir con él, no
permite pensar. La realidad está cerrada porque el mundo es enteramente
capitalista: rechazar la realidad nos permite pensarla. Desear es producir, es
producción de lo real: “todo cuanto quiero puedo, aunque quiera lo imposible”
(Cervantes, Don Quijote). En lo real todo es posible, todo se vuelve posible.
La realidad tal cual la vivimos es, de alguna manera, orquestada con unos
determinados fines de explotación. Atacar la realidad, rechazando esta manera
de vivir nos abre la posibilidad de imaginar otra manera de vivir. Producir
subjetividad es crear imágenes de otra manera de vivir. Poder imaginar otra
forma de vivir es el comienzo para llevar a cabo esa transformación. Donde hay
gozo hay creación: cuanto más rica es la creación, más profundo es el gozo.
Aventurarse a ir más allá del último hombre generando otro sistema de valores
identificando como bueno todo lo que procede de nuestro deseo, de nuestra su
genuina voluntad de poder. Así, La voluntad de poder es hacerse a uno mismo.
Rosana Fernández.
Nenhum comentário:
Postar um comentário