sábado, 3 de maio de 2014

Los locos años 60.



Los locos años 60

Cuando en 1958 el rector Risieri Frondizi creó la Editorial Universitaria de Buenos Aires, destinada a publicar textos académicos a bajos costos, nadie se podría imaginar que estaba empezando una nueva era en toda América Latina y claro, en Argentina, en el campo de la cultura y especialmente de la literatura. En 1960, la editorial de la Universidad de Buenos Aires, Eudeba -que ya era un mito bajo la dirección de Boris Spivacow- lanzaba la colección “Serie del Siglo y Medio”, como parte de los festejos del 150º aniversario de la Revolución de Mayo. La colección, ofrecida en paquetes de cuatro libros y a muy bajo precio, se presentó como una extraordinaria colección semanal al alcance de todos. El concepto de Spivacow era “Libros para todos”, y buscaba combinar la edición de textos clásicos y de títulos modernos de las letras argentinas con una novedosa puesta en circulación masiva, destinada a alcanzar a grandes sectores de público, incluyendo la venta en kioscos y en las universidades del país. La colección comenzó con una tirada de 30 mil ejemplares, y continuó con libros ya consagrados como el “Martín Fierro”, “Recuerdos de provincia” y “Amalia”; e incluyó enseguida a autores que entonces eran menos conocidos, como Juana Manuela Gorriti, Eduarda Mansilla o Roberto Mariani; y hubo también muchas antologías y selecciones de poesías, de obras de teatro y cuentos tradicionales, con novedosas publicaciones de caricaturas políticas, del humorismo argentino y de cuentos folklóricos.
Yo no tendría más de 9 o 10 años en esa época, pero recuerdo muy bien cuando acompañé a mi padre a una visita a las oficinas centrales de Águila-Saint en Barracas, Capital Federal. Conversaba mi viejo con don Alfredo Bonicelli y don Francisco Vázquez, un gallego simpático que trabajaba en la administración de la empresa.
Recuerdo que salimos de la fábrica de Herreras y papá me llevó hasta el kiosco de la esquina para comprarme un libro. Era “La gran Semana de Mayo”, de Vicente Fidel López. El barrio de Barracas, con sus comienzos como zona residencial de la clase más rica del siglo XIX ya estaba de vuelta del desarrollo industrial de los inicios del XX, y en aquellos años locos de 1960 se iba convirtiendo de a poco en una sombra suburbana más. Vivíamos en Mar del Plata, y yo lo había acompañado a papá en su viaje a la central, en la misma línea de aproximación a su trabajo que me llevaría, durante el verano de 1960 a 61 a ayudar al tío Pibe en la heladería de la Rambla, enfrente a la Playa Bristol. Fue desde la enorme vereda que separaba el pequeño local de venta de helados de la playa, que pude ver, un año después, la llegada de los buques de guerra que se acercarían casi hasta la costa como parte de los forcejeos de la marina para derribar al presidente Frondizi del poder.
Era la época en que habían empezado a aparecer los primeros Fititos, nombre con el que era conocido el Fiat 600; también surgió por las calles el Siam Di Tella. Pero a papá se le puso en la cabeza que quería comprarse un Kaiser Carabela, el auto que mejor representaba en ese momento el concepto del “bote” en cuatro ruedas. Mi viejo quiso comprar el primer auto sedán fabricado en cadena de montaje y el primero de pasajeros fabricado en serie. Lo producía la IKA, y era el auto más grande de la Argentina en capacidad y confort. Don Alfredo Bonicelli le había dado un consejo que mi papá nunca se olvidó: podés ser pobre, pero tenés que vivir como rico. Frase contradictoria y controvertida, pero que mi viejo interpretó bien: todo el mundo tiene derecho a disfrutar lo mejor, y no solo los ricos.
La década del 60 fue dividida en dos mitades irregulares por el golpe militar de 1966: el general Onganía y sus católicos cursillistas cortaron al medio aquellos años pacatos en los que los movimientos rápidos de tropas del ejército o la marina, juntos o separados, unidos o en fracciones de “azules” y “colorados” se alternaban con gobiernos civiles de escasa representatividad. Arturo Frondizi había tratado de superar la proscripción peronista, e incluso se había levantado con el apoyo de los votos del caudillo exiliado. Sus intentos de nuevos pactos entre patrones y sindicatos que permitiesen un desarrollo económico sostenido.
Continuará.

JV. São Paulo, 3 de mayo de 2014.

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