Ya había escrito antes la frase de Leopoldo Marechal, aquélla que dice que "la Patria es un dolor que nos gusta". Y juro que no lo hago desde una perspectiva patriotista, limitada, y sí desde la reivindicación de la historia de un pueblo y sus generaciones de luchadores, que dejan marcas emotivas en las costumbres de lo que se llama "nación". Tal vez por éso me fui a ver el show del Ópera Pampa, a pocos metros de dónde se desarrolla al mismo tiempo la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Es uno de los mejores espectáculos en Argentina, que propone una experiencia única para sentir la historia del país.
Declarado de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación, la presentación es una combinación de épica, magia y realismo, que recrea los episodios fundamentales de la historia argentina y las tradiciones gauchas, girando alrededor de la presencia del caballo criollo en la conquista, la independencia, las guerras civiles y finalmente, la ocupación violenta del desierto patagónico por las tropas del ejército.
Lo que más emociona es el dolor y el desgarro de la cautiva criolla que, rescatada por las tropas que quieren devolverla a la "civilización", decide quedarse en las tolderías con su nueva familia ranquel.
Es un espectáculo con más de 60 bailarines, jinetes y caballos, y otros artistas en escena que, al final, culmina con lo mejor de los placeres del campo: un gran asado criollo, empanadas y un paseo por las artesanías regionales.
Vean lo que encontré sobre lo que escribe Villanueva. Lo coloco en dos partes porque es largo.
ResponderExcluirVB
CAUTIVAS ARGENTINAS: A LA CONQUISTA DE UNA NACIÓN BLANCA, por Susana Rotker, de Rutgers University.
¿Quiénes eran las cautivas? Aunque había algunas señoras de "buenas familias" arrancadas de los poblados o de las estancias, la enorme mayoría consistía en mujeres humildes que habitaban la frontera: esposas, madres, hijas o hermanas de gauchos, peones, pulperos, soldados de los fuertes en las líneas de frontera. Hay que aclarar que la palabra frontera o frontera interna no alude a uma imposible línea definida que separa la civilización de la barbarie, sino a um espacio dinâmico -tanto en términos geográficos como ideológicos- de intercambio y convivencia entre culturas.
El silencio que cubre la existencia misma de las cautivas argentinas en el siglo XIX es devastador: desde el momento del rapto hasta el día de hoy la realidad del cautiverio es más bien sinónimo de desaparición. No hay elaboraciones colectivas de la memoria que ayuden a representar -y por lo tanto a asumir- la pesadilla que vivían tantas familias en la frontera interna y, por lo tanto, en la nación entera. Sobre las ramificaciones de este silencio trata este
capítulo.
Y sigue la segunda parte, que parece que remite a un problema actual en la Argentina y al que en Brasil cuesta encarar de frente, el de los "desaparecidos".
ResponderExcluirVB
CAUTIVAS ARGENTINAS: A LA CONQUISTA DE UNA NACIÓN BLANCA, Susana Rotker, Rutgers University
En general, convivir con la ausencia de un pariente secuestrado que no se sabe si vive aún, si sufre o si yace en alguna tumba anónima perdida en el desierto, es un proceso doloroso, un proceso que conlleva duelos, fantasías, culpas. La desaparición no es fácil de elaborar, puesto que no se conoce realmente el destino del secuestrado, no se sabe hasta cuándo hay que buscarlo o si hay que hacer el duelo y despedirse, y, ¿cómo despedirse si la persona puede regresar? El cautiverio modifica muchas más vidas que la de la víctima en sí: a la larga, equivale a la muerte del cautivo aunque sea a nivel simbólico.
Javier,
ResponderExcluirOutro comentário interessante que pode ser acrescentado ao tema das cativas, sobre tudo daquelas que não queriam voltar para a "civilização", é o texto de Norma Risso no seu "Mujeres en la Frontera.Cautivas de dos mundos":
Pero no todas las mujeres rescatadas querían integrarse nuevamente a su sociedad. Las había que se negaban al regreso cuando algún trato entre indios y blancos las ponía en dicha situación. González de Nájera describe el conflicto emocional que generalmente se producía en los rescates: "...iban los indios a traer algunas cautivas las cuales ... no querían venir delante de los nuestros por verse preñadas, escogiendo por mejor partido el quedarse condenadas a perpetua esclavitud, antes de padecer vergüenzas a los ojos de sus maridos y de todo el campo". La unión ilícita entre indígena y cautiva no era aceptada por la iglesia, de ahí el interés por salvarles su cuerpo y su alma.
Segue...
Segue...
ResponderExcluirSin embargo, puede inferirse que no sólo éste era el origen de su decisión de permanecer en las tolderías. Contaban los hijos mestizos que habían concebido con su amo indio, las relaciones afectivas que habían ido forjando en el trabajo con las demás mujeres y, por qué no, también la presencia de ese compañero cobrizo con el que compartían la vida del desierto y que, en muchas ocasiones, tenía status de jefe, lo cual la colocaba en una situación de privilegio que nunca antes había gozado y que perdería definitivamente si retornaba. www.agendadelasmujeres.com.ar/pdf/mujeres_frontera_cautivas.pdf
ese tema de las cautivas va en contra de la idea pasada por los vencedores que escribieron la historia. toda la cultura gaucha, del punto de vista étnico se debe a la mezcla de la raza europea con la del nativo del nuevo continente, y que en su enorme mayoría el aporte blanco fue de la madre..que nunca más quisieron saber de sus antiguos amantes blancuzcos. Lo que corrobora con el dicho brasilero, mulher que come brigadeiro nunca mais quer saber de beijinho..qué se le va a hacer..
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