sábado, 3 de agosto de 2013

Canudos y las empanadas de doña Juana Gorriti. Parte 3. Final.



Vea la 1ª parte: 
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2013/07/las-empanadas-de-juana-manuela-el.html
Vea la 2ª parte:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2013/07/antonio-conselheiro-y-las-empanadas-de.html

Antonio Conselheiro y las empanadas de doña Juana Gorriti. Parte 3, Final.

“Atenta escuchaba
la altiva Cristina
tan grandes dislates
y luego le dijo
con risa burlona
Qué sabia es natura
que así ha separado
con ojo bendito,
del grajo a la alondra,
del cuervo a los cisnes,
del bruto ignorante,
mujer escritora.
Los topos reniegan
del sol que ilumina
y encuentran hermosa
su oscura topera.
El negro gusano
que surca en el suelo
no siente el perfume
riquísimo y suave
que exhalan las flores.
Así para el necio
no tiene atractivo
mujer escritora”.

Y si pensamos mejor sobre la historia de Juana Manuela, amiga y consejera de la autora de estas líneas -Mercedes Cabello de Carbonera- veremos que, aunque lo cuente en broma, ella misma dice que su marido Belzu la repudió por celos; pero el bolivano justifica la anulación del matrimonio con argumentos que la acusan de “indiferencia conyugal y falta de imaginación” en la cama. Y agrega que su “cocina era insufrible” por “el indigente repertorio de carne sancochada, empanadillas insulsas, arroces lánguidos y aves de corral asadas a la que te criaste”. El presidente Belzu incluso denomina “bazofia” al puchero que cocinaba Juana Gorriti y que él comía “de día y de noche”. 

La propia Juana Manuela lo relata como una anécdota en su “Cocina Ecléctica”, y confiesa haberse equivocado al atender más a Plutarco, Virgilio, Racine, Dante y Corneille, que al estómago del celoso marido.
En la misma época en que se desarrollaban estos pequeños dramas conyugales, la arequipeña Beatriz Llosa, otra de las amigas de Juana Manuela Gorriti, agrega a la “Cocina Ecléctica”, todavia inédita, una receta que llama la atención de la salteña, que empieza a investigar decididamente los textos incongruentes -en portugués o en español- que se mezclaban, sin ton ni son, al tema de la culinaria que era el objetivo del libro:

“Los jagunços progresan, armando una gran emboscada a la tropa que lleva comida y armas, provocando enormes bajas y robándoles las provisiones. La falta de alimentos, las bajas permanentes y el hecho de haberse terminado las medicinas, no dejaron más opción que llevar una parte de los heridos que luego morirían en el camino. Pero de a poco, las tropas de la república van tomando Canudos. La confianza resurge en cada bando cada vez que se consigue, en el caso de los jagunços de Conselheiro una cierta cantidad de comida, y entre los del gobierno, arrancar a los insurrectos una porción de terreno.
Finalmente, la tropa militar fue reforzada por otros cinco mil hombres, y Canudos fue por fin arrasada. Murieron unos tres mil soldados y veinticinco mil habitantes del mítico Canudos”.

Mientras tanto, la empleada doméstica peruana Carolina Freyre de Jaimes –en realidad, otra escritora, que en 1874 lanzó con Juana Manuela Gorriti la Revista semanal para el bello sexo” El Álbum, de corta vida, tal vez porque la salteña saliera de la dirección para editar otro semanario, “La Alborada” -  empezaba a trabajar en la casa del escritor Euclides da Cunha en 1897, mientras este acompañaba al ejército brasileño a la Guerra de Canudos como corresponsal del diario “O Estado de S. Paulo”. Más tarde, en agosto de 1904, Euclides viaja como jefe de la comisión de estudios de limites Brasil-Perú al Alto Purús, para cooperar en la demarcación de las fronteras entre los dos países. Esta experiencia produjo su obra póstuma, en la que denuncia la explotación del caucho en la selva. Partió de Manaus a las cabeceras del río Purus, hasta enfermarse en agosto de 1905. Continuando con los estúdios de los límites, Euclides escribió el ensayo “Perú contra Bolivia”, en 1907.

Pero volvamos a 1897, cuando Carolina empezó a trabajar para el escritor brasileño: durante la fase inicial de la Guerra de Canudos, Euclides escribió dos artículos titulados “A nossa Vendeia”, que le valió la invitación de “O Estado de S. Paulo” a presenciar el fin del conflicto como corresponsal de guerra. Él creía, como muchos republicanos de la época, que el movimiento de Antonio Conselheiro quería restaurar la monarquía y pensaba que era respaldado por los realistas del país y desde el exterior.

Euclides dejó Canudos cuatro días antes del final de la guerra, sin poder presenciar el desenlace. Pero se las arregló para reunir material suficiente para escribir, durante cinco años el desarrollo del conflicto en “Os Sertões: campanha de Canudos”, que después de muchos conflictos personales e idas y vueltas que veremos enseguida, publicó en 1902. Lo escribió "en los raros intervalos de una carrera estresante",  desde que Euclides fuera a São José do Rio Pardo, en el interior de São Paulo, para dirigir la construcción de un puente. El libro trata de la campaña de 1897 en el noreste de Bahía, y en él rompe por completo con sus ideas previas de que el movimiento de Canudos podría ser un intento de restaurar la monarquía, controlado a distancia por los realistas. Se da cuenta de que Canudos y todo el nordeste son una sociedad completamente diferente de la del litoral. Descubre el verdadero interior de Brasil, que es muy diferente de la representación habitual que tenía. Euclides se hizo famoso a nivel internacional con la publicación de esta obra maestra que le valió un lugar en la Academia Brasileña de Letras y en el Instituto Histórico Geográfico.

Por lo que la salteña Juana Gorriti pudo comprobar más tarde, el libro fue reescrito y editado, en realidad, por la arequipeña Beatriz Llosa, sobre la base de los textos que le habían llegado mezclados, en los mismos sobres en que Mercedes Cabello de Carbonera le mandaba sus recetas y las de "El estofado arequipeño" de la propia Beatriz. Pero la veradera autora de los textos sobre Canudos -que en aquellos años de su exilio en Brasil trabajaba como empleada doméstica de Euclides da Cunha- era la peruana Carolina Freyre de Jaimes.

Carolina, enamorada en secreto de Euclides, se desesperaba al ver que su patrón no avanzaba en la escritura de sus textos sobre la guerra de Canudos, partido al medio entre las labores de ingeniería en São José do Rio Pardo y la crisis de celos enfermizos que sufría por causa de su esposa. Conocida como Ana de Asís, la mujer de Euclides era la amante de un joven teniente, 17 años más joven que ella, llamado Dilermando de Asís. Aún casada con Euclides, la esposa infiel tuvo dos hijos de Dilermando. Uno de ellos murió en la infancia, y el otro era llamado por Euclides “el maíz de la mazorca en el medio de la plantación de café", por ser el único rubio en una familia de morenos. Euclides aceptó como suyo al  niño rubio, pero no lograba sacar sus pensamientos de su amor no correspondido por la esposa, Ana.

Como el libro no avanzaba, la peruana Carolina Freyre de Jaimes, para llamar la atención de Euclides, empezó a organizar los textos olvidados del corresponsal de guerra en Canudos. Dividió el libro en tres partes: la tierra, el hombre y su lucha. En ellos, Carolina reescribe y edita las largas páginas en que Euclides analiza la región del sertón bahiano en los aspectos geológicos, botánicos, zoológicos e hidrográficos. Carolina ordena los textos confusos sobre la vida, las costumbres y el corazón religioso del sertanero. Y por último, la peruana Carolina Freyre de Jaimes -que es en verdad una escritora y no solo la buena cocinera y gobernanta de Euclides- reescribe con lujo de detalles la crónica de los acontecimientos en las cuatro expediciones de las tropas del gobierno brasileño enviadas al campo de rebeldes liderados por Antonio Conselheiro.

Pero pasaron los años y Carolina no logró alcanzar el corazón de Euclides da Cunha, que solo tenía ojos, miradas, suspiros y lágrimas para Ana. Euclides finalmente murió el 15 de agosto de 1909, cuando trató de ultimar al teniente Dilermano, amante de su esposa, que lo mató de un tiro certero, en defensa propia.
La peruana Carolina Freyre de Jaimes no sabía exactamente los detalles del drama personal de Euclides da Cunha. Tan solo lo sospechaba, viendo el sufrimiento cotidiano del pobre hombre, enamorado locamente de su esposa. Carolina veía la traición de Ana en la amargura de Euclides. Pero solo lo supo en detalles muchos años más tarde, cuando se desencadenara la tragédia. En 1909, cuando Euclides entra armado en la casa de Dilermando, diciéndose dispuesto a matar o morir. Dilermando, un especialista en armas, reaccionó y lo mató. Más tarde el matador fue juzgado y absuelto por el tribunal militar, se casó con Ana y su matrimonio duró 15 años.

Pero, hacia la época de la edición de “Cocina ecléctica”, Carolina Freyre de Jaimes seguía enviando textos recortados que escribía y reescribía sobre Canudos, ordenando los papeles de Euclides, para olvidarse de su amor no correspondido y del amor insensato del brasileño por su esposa infiel. El libro que va surgiendo, habla sobre la guerra en el sertón bahiano, siguiendo las teorías de finales del siglo XIX -el positivismo y el darwinismo social- conceptos que no le agradan a Carolina, que discorda del modo en que Euclides da Cunha discute la formación de la nueva república brasileña, su estructura racial y su futuro ante las exigencias de progreso que se imponen desde Europa y los Estados Unidos. La segunda parte del libro, después de describir la tierra del sertón nordestino, define al habitante, “El hombre”, al que Euclides da Cunha, según el determinismo de moda, cree que es producto del medio geográfico, de la genética, y del momento histórico y cultural. En esta parte, Carolina reescribe grandes trechos de los originales en los que Euclides describe la psicología del sertanero y sus costumbres.

En la última parte del libro, “La lucha”, Carolina narra el conflicto entre el ejército republicano y los sertaneros, quienes -a pesar de ser considerados racialmente inferiores por los ideólogos del gobierno en Rio de Janeiro, y hasta por el propio Euclides- logran ganar todas las primeras batallas y causar enormes bajas al enemigo, aunque al final, claro, pierden la guerra.

En 1875 la escritora Juana Gorriti viajó por primera vez a Buenos Aires, luego de su largo exilio que la llevó de Salta a Bolivia y a Perú. Tenía que solucionar cuestiones relacionadas con la pensión que le debía el gobierno porteño por ser hija de un guerrero de la independencia argentina. Antes de viajar fue agasajada en una sesión especial por el Club Literario de Lima, el 4 de febrero de 1875, institución que agrupaba a los escritores limeños más importantes. Allí se reencontró Juana con la amiga boliviana, Beatriz Llosa que le contó los detalles de las misteriosas cartas de Carolina, que le habían llegado mezcladas con las fichas para la elaboración de “Cocina ecléctica”
Em la oportunidad Juana pronunció un discurso en el que se mostró contraria a que los padres enviaran a sus hijos a Europa para educarse, sacrificando lo que ella llamó "los sagrados vínculos que unen al hombre con la familia y con el país natal". Juana Gorriti reafirmaba su opción por una educación nacionalista americana. Y, aunque pasó inadvertido para muchos, mencionó los textos con que Carolina Freyre de Jaimes había rearmado “A guerra de Canudos” de Euclides da Cunha, reivindicando al hombre pobre, miserable y flagelado del sertón, que es el mismo martir de todos los interiores de la vasta América Latina.
Carolina no logró su objetivo de ganar el corazón de Euclides, aunque lo llevara un par de veces a su cama solitária de exiliada. Pero sí consiguió ayudar a escribir unas de las páginas más fuertes y doloridas del nordeste brasileño. Recetas culinarias, empanadas salteñas, literatura y feminismo se mezclaron con la tierra seca y sufrida de las letras de Euclides da Cunha.

Fin
Javier Villanueva, São Paulo, 3 de agosto de 2013.

Leer también: Ismael Pinto Vargas, Sin perdón y sin olvido Mercedes Cabello de Carbonera y su mundo, Lima: Universidad de San Martín de Porres(2003). “Juanamanuela mucha mujer” de Martha Mercader, Ediciones  Sudamericana 

Um comentário: