sábado, 25 de maio de 2013

El asalto al “Santa Maria”. Un navío llamado “Liberdade”. 2ª parte.




Lea la 1ª parte en:
http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2013/05/el-asalto-al-trasatlantico-santa-maria.html


El asalto al transatlántico “Santa Maria” o un navío llamado “Liberdade”.

3.

El libro “24 homens e mais nada. A captura do Santa Maria”  fue escrito por el propio Sotomayor, entre 1963 y 1968, durante los años en que estuvo exiliado en Cuba,  y explica los detalles de la acción del asalto al transatlántico “Santa Maria” por 24 militantes del DRIL, el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación, un movimiento fundado por Sotomayor en Caracas, Venezuela, a comienzo de los años 60.  

El Comandante Sotomayor, gallego nacido en Pobra do Caramiñal en 1904, fue junto al celanovés Pepe Velo Mosquera y con el capitán portugués Henrique Galvão, uno de los ideólogos de la acción del asalto.
O sea que, dos gallegos y un portugués dirigieron el primer secuestro de un barco por razones políticas de la historia. Y, aunque se los acusó de piratería, nunca fueron juzgados como piratas ya que no existió botín, y lo que reivindicaban era un objetivo político y no económico.

La organización armada DRIL fue la primera que se alzó en el exilio, con el objetivo de iniciar el derrocamiento de las dictaduras de España y  de Portugal. Fue  en 1961 cuando el DRIL, con Sotomayor –o Soutomaior,  para los portugueses- a la cabeza, decidió realizar el primer secuestro de un buque, el “Santa Maria”, que unía América a Europa en una travesía entre La Guaira, con Vigo y Lisboa, previa escala en Canarias.
Esta decisión de una acción armada se tomaba después del apresamiento y la ejecución  de dos miembros de la organización por parte de la represión franquista. También participaron junto a sus padres, el hijo de Velo, Víctor  y el de Sotomayor, Federico. 

Gracias a “24 homens e mais nada”, dice el descubridor de la obra, “conocemos los orígenes de la organización, de la que no se sabía nada, y aprendemos más de la resistencia al franquismo”. Los motivos por los cuales los guerrillleros eligieron un buque, y específicamente el “Santa Maria,” de bandera portuguesa, también se explica en el libro: “Salazar es más generoso, en Portugal no existe pena de muerte. Salazar es un ferviente cristiano que practica el 5º mandamiento”, escribe Sotomayor em su obra.

Los actores de aquella hazaña casi quijotesca, dos docenas de hombres de la guerrilla ibérica, liquidaron todos sus bienes personales para poder pagar la acción, y al final de sus vidas, terminaron cada uno por su lado. El capitán Galvão murió en Marruecos y Velo, el único que nunca escribió su propia versión de los hechos, en el Brasil de la predictadura, que acogió a los militantes del DRIL después de una larga y nerviosa negociación internacional que, el 4 de febrero de 1961, le puso punto final al secuestro y a la crisis que se había generado entre Portugal, EEUU y el proprio Brasil.

El comandante Sotomayor, que en su villa natal del Barbanza había sido uno de los fundadores del PSOE - en 1933 adhirió al comunismo junto con miles de otros socialistas, y en 1939 huyó a Francia- vivió con una documentación falsa a nombre de Robert Rodríguez. Fue así que viajó, en representación de la Conferencia Tricontinental de los países del Tercer Mundo, a llevar el apoyo a los rebeldes del Vietcong y de Laos y a visitar la China de la Revolución Cultural. De vuelta a Venezuela, pasó allí sus últimos años.

-Y vale la pena repetir que, a pesar de ser el primer secuestro político de un medio de transporte en la historia moderna- insiste el Viejo Pedro Milesi, -por fin, los hombres que cambiaron el nombre del  “Santa Maria” por el de  “Santa Liberdade” nunca fueron a juicio por piratería, ya que no hubo botín y tanto la tripulación como los pasajeros fueron desembarcados.

-La Operación Dulcinea fue el nombre elegido por el político y militar portugués Henrique Galvão para el secuestro de lo que en Lisboa se llamaba paqueboteSanta Maria”, propiedad de la naviera portuguesa Companhia Colonial de Navegação- cuenta Pedro Milesi, - y era un acto político para llamar la atención de la opinión pública mundial contra las dictaduras de Oliveira Salazar en Portugal y de Franco en España. Junto con Galvão, dirigieron la acción los gallegos Xosé Velo y José Fernández Vázquez, que también usaba el nombre de guerra Jorge de Soutomaior, alias, Sotomayor.

-El plan fue pensado por Henrique Galvão, que era uno de los líderes del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación –el DRIL- formado por grupos de exiliados portugueses y españoles que luchaban contra las dictaduras de Salazar y Franco en sus respectivos países- repite Pedro. 
-Asilado en Caracas desde 1959, Galvão organizó la formación de un comando armado y planearon abordar como pasajeros el buque “Santa Maria”, una de las naves principales de la Companhia Colonial de Navegação.
-Al principio pensaban usar la embarcación para llegar hasta África e iniciar una sublevación antisalazarista de las tropas portuguesas en la colonia de Angola o en la de Cabo Verde- le agrega Juancito. -Otra alternativa era dirigirse hacia la colonia española de Guinea Ecuatorial para llamar desde allí a la insurrección antisalazarista y contra la dictadura de Franco.

La ruta del barco era Lisboa-Madeira-Tenerife-La Guaira-Curaçao-San Juan de Puerto Rico-Miami, de ida y de vuelta, por lo cual Galvão planeó que sus hombres abordaran el paquebote ya en la ruta de retorno a Lisboa, aprovechando las escalas en Curaçao y La Guaira.

-Los militantes elegidos por Galvão para la operación armada tenían grandes dificultades para financiar la acción- dice Juancito.
-Empezando por el alto costo de los pasajes y del armamento, sin ningún tipo de ayuda, una vez que el anticomunismo visceral de Galvão impedía la ayuda del Partido Comunista Portugués- le agrega Pedro Milesi. 
–Sí, y que era el único partido que podría intermediar para garantizar los fondos prometidos por la URSS, por lo cual Galvão y sus hombres recién pudieron reunir todo el dinero necesario a mediados de enero de 1961.

-La “Santa María” era una nave que había sido construida en 1953 en los astilleros de Hoboken, Bélgica, con unos 186 metros de eslora, y 20.900 toneladas de peso- comenta el negro Dardo, que se suma a la charla. – y tenía una capacidad para 1.088 pasajeros entre las primera, segunda, y tercera clases.
-En el viaje de Lisboa hacia Miami, en enero de 1961, llevaba 356 tripulantes y 612 pasajeros, entre portugueses, españoles, estadounidenses y holandeses- agrega el Viejo Pedro.


-Henrique Galvão y sus 24 hombres abordaron la nave en las escalas de La Guaira y Curaçao los días 20 y 21 de enero, esperando alejarse de la costa de Curaçao para recién entonces lanzar su ataque, en medio de la escala hacia San Juan de Puerto Rico. La toma del navío ocurrió en la madrugada del 22 de enero de 1961 cuando el grupo de hombres armados comandado por los gallegos irrumpió en el puente de mando- me había contado “seu Xunqueira” en São Paulo, treinta años atrás, dice Dardo.

-Mientras tanto, el grupo de los portugueses copaba la sala de máquinas, tomando por sorpresa a los marineros y oficiales. Para amedrentar a los tripulantes se dispararon ráfagas de fusil que mataron al tercer piloto, João Nascimento Costa, e hirieron a otros dos marinos que trataron de oponer resistencia o avisar al capitán de la nave, Mario Simões Maia- agrega.

-El grupo comando de Galvão, que tomó el control de todas las dependencias esenciales para la marcha del barco, incluyendo la sala de máquinas, le exigió al capitán Maia rendir el navío al DRIL. Sin armas para oponerse a los hombres de Galvão, Maia y sus oficiales se rindieron y pasaron el control de la Santa Maria a los guerrilleros- cuenta Juancito. 
-Pero Galvão todavía le ofreció a Maia y a sus tripulantes que eligieran entre convertirse en sus prisioneros de guerra, o unirse al DRIL y juntarse a los rebeldes para mantener en operación la nave. Los tripulantes se quedaron con la segunda opción.

-Sin embargo, y aunque pareciera un triunfo político, esto significaba que en la práctica los hombres del comando revolucionario mantendrían el control de la Santa Maria, pero a costa de depender de los tripulantes y del capitán Maia para gobernar el buque y seguir normalmente con la navegación- agrega el negro Dardo.

-Sí, pero después del tiroteo en el puente de comando, la opción de juntarse a los revolucionarios del DRIL no era una buena elección para los tripulantes, teniendo en cuenta las represalias a la vuelta a Portugal- comenta Pedro Milesi, -mientras que volverse prisioneros de guerra era darle legitimidad a Galvão y a sus hombres como combatientes en guerra contra las dictaduras ibéricas, una vez que las autoridades de Lisboa apenas los irían a considerar como “piratas”. -El éxito de la Operación Dulcinea exigía que se ocultase la travesía de la Santa Maria. Por eso mandó Galvão que se cortaran las comunicaciones  de radio del buque, de modo de no poner en alerta a otros barcos e impedir la identificación por parte de la marina norteamericana y la de Salazar- me contaba el negro Dardo muchos años después.

–Sin embargo, a Galvão y a sus hombres les faltaban los conocimientos náuticos y por fin tuvieron que pedirle consejos al capitán Simões Maia sobre cómo eludir las otras embarcaciones que podrían detectarlos con sus radares, a lo que Maia contesto con la explicación de que solo navegando en zigzag se podría lograr este fin- agrega Juancito.
-Y Galvão le aceptó el consejo, lo que significaba un movimiento todavía más lento de la nave, gastando más combustible. Recién al alba del 22 de enero Galvão y sus hombres informaron a los pasajeros que el buque había cambiado de comando, pidiéndoles calma y anunciándoles algunas restricciones en la alimentación, y la prohibición de acercarse al puente de mando o pasear por la cubierta- dice Pedro.

-Como uno de los tripulantes heridos en la toma, el marinero João de Souza, estaba en estado grave, era urgente llevarlo a un hospital- se acuerda “seu Xunqueira”, conversando sobre el tema en una librería de la Vila Mariana, en São Paulo.
-El capitán Maia y el médico Theodomiro Borges le pidieron a Galvão que trasladase a los dos tripulantes heridos al puerto de Castries en la isla de Santa Lucía, colonia británica en donde irían a recibir los cuidados médicos que les faltaban a bordo del buque.
-Pero el español Jorge de Sotomayor, primero se negó al pedido porque con ello se podría dejar al descubierto la posición de la nave- dice Juancito, - aunque más tarde Galvão aprobó lo que era un acto humanitario a costa del riesgo de que el plan fracasara en su conjunto y sin remedio.

-El 23 de enero el Santa Maria ancló a una cierta distancia del puerto de Castries, llevando a los dos heridos en una lancha, junto con otros marineros. Al desembarcar, los marinos portugueses contaron lo ocurrido y horas más tarde el barco secuestrado ya era seguido por el destructor británico Rothesay- le cuenta el Viejo Pedro a Dardo. -Desde Castries informaron a Lisboa sobre los acontecimientos; el gobierno de Oliveira Salazar y la Companhia Colonial de Navegação especulaban desde entonces que los guerrilleros formaban una fuerza militar de unos setenta hombres.

Continuará.
Javier Villanueva, São Paulo, 25 de mayo de 2013.



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